lunes, 30 de junio de 2008

Ganas de vivir

Algo que me quedó picando desde la semana pasada, y ayer lo volví a vivir en dos sentidos.

El Padre Benzi dijo en su charla la semana pasada que tenía muchas ganas de vivir. Que a pesar de su enfermedad (esclerosis múltiple, para los que no saben) y su edad y todo lo demás, siente unas enormes ganas de vivir, una gran pasión por la vida y todo lo que ésta pueda traerle. Y nos dijo que hay gente joven, que podríamos ser nosotros, que no tienen ganas de vivir. Que ya están hartos de todo, que no sienten esa pasión por seguir viviendo. Ahí fue cuando saltó una amiga y dijo que yo era un ejemplo; pero justo en ese momento yo estaba pensando qué identificada me sentía con lo que había dicho el Padre, pero no con esta última postura, sino con la de él mismo. Ella dijo que yo no quería vivir… y yo sé que no es así. Que viva de una forma distinta a la que vive la mayoría de las personas ¿significa que no quiero vivir? No. Yo vivo a mi manera y me siento muy cómoda y feliz haciéndolo. Y hay algo que hace un año aproximadamente empecé a sentir, y son las profundas ganas de seguir viviendo, de seguir disfrutando, enfrentando la vida, y el miedo a no poder sacar el máximo provecho de ella. Así que me considero una persona con ansias de vivir, con unas enormes ganas de seguir viviendo, tal cual se describió el Padre Benzi; no como me describió mi amiga.

Ayer me lo repitió a forma de broma que derivaba de otro chiste. Pero lo repitió y me volvió a tocar, porque yo sé que no soy así. Otra amiga en cierta forma me “cuestionó” esta felicidad diciéndome con algo de desprecio (eso es lo que yo sentí, no sé si fue lo que quiso transmitir): “¿Por qué estás tan feliz?” “Porque la vida me sonríe. Soy feliz aunque me duelan los dientes porque ayer me ajustaron los aparatos” le respondí. Y más tarde otra persona muy querida me dijo a mí y a un par de amigas que le gustaba vernos siempre sonrientes y felices. También me llegó. Y yo a esto le contesté que así debería ser siempre.

La felicidad es un concepto del que ya escribí en este rincón cibernético, y no voy a repetirlo, pero es algo que me llevó a tener las ganas de vivir tan despiertas y a sentirme bien. Es algo que valoro mucho y por más que a veces no lo demuestre, soy feliz y quiero vivir. La felicidad es lo que nos guía y nos hace sentirnos bien con nuestras vidas. Es por eso que hay que conservarla, trabajarla y cuidarla. Y cuando alguien reconoce que tengo una sonrisa en el rostro, me gusta mucho.

Escrito en septiembre de 2007

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