miércoles, 22 de octubre de 2008

Mi gato Mateo

Este es Mateo, mi gato siamés. Los gatos son mis mascotas favoritas, y tengo uno, pero no le doy mucha bolilla porque me da alergia. Esa es la parte mala. Nuestra relación se basa más que nada en mirarnos, y en ser mi modelo para sesiones fotográficas. Ya sabe que a mi cuarto no debe entrar y que sobre mi ropa no se debe acostar. Así convivimos en paz. Me encantaría acariciarlo y tenerlo encima, me da mucha ternura, pero después sufro las consecuencias, así que mejor así. Igual lo quiero. Pero desde lejos nomás.




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Imaginación y recuerdo

Fusionar la imaginación con el recuerdo
puede ser un gran evento.
Del presente nos eleva por un momento
y a otro mundo nos lleva por completo.
Hagan el magnífico experimento,
olvídense del presente y sumérjanse de lleno.
Verán como dentro, todo pasa lento,
y sentirán melancolía y contento
en la interesante interacción e unión
entre la imaginación y el recuerdo.

lunes, 20 de octubre de 2008

De habilidades genéticas e inútiles

Hay gente útil para algunas cosas… otros para otras…

Hay gente que no sabe silbar de ninguna de las formas… qué curioso, seguramente servirán para otras particularidades. Yo sé silbar del método normal diríamos, y además estirándome el labio inferior con los dedos y aspirando aire con fuerza. Metiéndome dos dedos en la boca, no puedo. De esta última forma nunca pude.


Puedo enrollar la lengua dándole forma de U, puedo girarla para un lado y para el otro, pero no puedo hacer “la ola” ni “la flor” con ella.

Tengo dedos nudosos, largos, y hasta varias veces catalogados de deformes… y eso me da otras cualidades! Puedo doblar todos los dedos en el hueso más chiquito y de más arriba, es decir del último nudillo de cada dedo. Además mi pulgar, al hacer la seña de “OK” o “todo bien”, puede doblarse hacia atrás y adquiere un ángulo de 90º.


Puedo juntar dedo índice y mayor y separarlos del anular unido al meñique con toda facilidad y sin tener que pensarlo. No sé si es cualidad de mis manos, o de algún rincón de mi cerebro.


Puedo cruzar la calle masticando chicle. Bueno, eso creo que no es tan especial.

A veces juego al tenis masticando chicle y siempre quedo con una duda: ¿lo mastico mientras voy corriendo o pegándole a una pelota? Nunca puedo saber la respuesta porque cuando digo “ahora me voy a fijar bien” empiezo a correr tras la pelota y me concentro en eso, y no en el chicle. Entonces no sé si mientras me concentro en el deporte, el chicle simplemente queda inmóvil en mi boca, o si sigo masticándolo.


Algo que no puedo es leer o escribir mientras escucho música. Me desconcentra, estoy pendiente de una o de otra y nunca da buenos resultados y necesito mucho más tiempo y esfuerzo.


Puedo atarme los cordones de las zapatillas con los ojos cerrados.


Pero hay algo que no puedo y me vuelve loca porque nunca supe de alguien más que no pueda, y es retener el dentífrico y la espuma que se genera en mi boca mientras me lavo los dientes, precisamente, dentro de ella. Nunca puedo, nunca, siempre se me cae de la boca. Obviamente no soy de esas personas que caminan por la casa cepillándose los dientes, porque, lógicamente, dejaría todo el suelo de la casa blanco. Pero bueno, lo hago sobre la piletita del baño y no ensucio nada, claro… pero siempre me intrigó poder tener ese superpoder de mantener el dentífrico dentro de mi boca y que sólo caiga de ella cuando yo lo desee.


No me quejo, en lugar de esa habilidad, tengo otras habilidades genéticas e inútiles, pero que llaman la atención tanto como para que nos pasemos varias horas de nuestras vidas comparándonos con otras personas para ver quién puede hacer una cosa y quién no. Y hasta cuando las poseemos nos sentimos más importantes. No nos sirven de nada, admítanlo. Pero aún así, ¿quién no se comparó con alguien en estas habilidades o habló de estas cosas? Miren, yo hasta lo estoy escribiendo.

viernes, 17 de octubre de 2008

Madame Butterfly

Por fin pude subir el video de Madame Butterfly a YouTube! Hace un mes que intento y no se subía! Es muy pesado.... y bueno ayer vi que estaba muy embalado internet, y bueno, lo dejé toda la noche, y cuando me desperté, oh sorpresa, se había subido! Por fin!!

Así que los invito a verlo:

http://www.youtube.com/watch?v=7p-Z7uNZ2Mw
Ahí tiene la descripción a la derecha del video con los detalles de cuándo fue, dónde etc.

martes, 7 de octubre de 2008

Enchanted (Encantada) de Disney

Lo que van a leer puede decirles el final de la película. En caso de no querer saberlo, no lean hasta el final. Una breve síntesis de la película con mi opinión al respecto.


Encantada. Una película linda. Una típica (no tan típica) historia de cuento de hadas. La princesa, el príncipe, los animales que hablan y ayudan a la princesa, el reloj que da las 12, la manzana envenenada, el zapatito olvidado, la bruja. Y no quiero olvidarme del dragón, el castillo, el “felices para siempre”, el beso que despierta a la princesa… No falta nada, ningún elemento de cuento de hadas, pero aún así es diferente y presenta un elemento que nunca había visto antes: la comparación entre el mundo de la fantasía y de la realidad.

La película comienza con la típica historia que se narra, en el mundo fantástico, donde todo es perfecto. Y de repente da un salto, mejor dicho, la princesa se da un susto, y termina en la vida real, en el mundo en el que todos vivimos, no en el castillo con animales parlantes, sino en el medio del ruido y del tráfico de Nueva York. Curioso el cambio que se da desde la trama hasta el medio gráfico en el que estamos viendo la película.

Fue el momento en el que yo también di un salto y comencé a verle otro sentido a la historia. La bruja envía a nuestra protagonista al otro mundo, donde no existe el “felices por siempre”, donde hay problemas, donde nada es tan bonito como allá. Y la envía acá mismo, a donde todos estamos. ¿Qué cierto no? No digo que acá sea todo tan así (y tampoco es el mensaje final de la película) sino que muy a menudo pensamos en lo lindo que debe ser la vida en el mundo de los cuentos, de la fantasía. Y la película muestra esta diferencia precisamente.

Lo que yo me esperaba era un final en el que aquellos personajes destinados a vivir felices para siempre volvieran al mundo donde pertenecían y los enemigos queden en el mundo de la realidad, pero qué utópico suena, ¿no? Y qué poca valoración le estaríamos dando a la verdadera realidad, a esa en la que vivimos. Entonces el final me sorprendió al ver que aquel destinado a ser el príncipe en el mundo fantástico no termina siéndolo en el real, ya que su beso no despierta a la princesa. El beso que realmente la despierta es del hombre que la había encontrado perdida en ese mundo nuevo para ella. Es el hombre que en cierto modo, la salva, la guía, la cuida, hasta que ella encontrara a su príncipe. La historia decía que luego de haber mordido la manzana envenenada sólo el beso del verdadero amor la despertaría. Y fue aquel que en cierto modo, no esperábamos (aunque quizás sí, haya habido alguna leve predicción). Y finalmente, ¿quiénes vuelven al mundo fantástico? Aquel que se suponía que era el príncipe, y la futura esposa del nuevo héroe… y se casan, y viven felices para siempre, porque los casamientos allá son así. Y ¿quiénes quedan en el mundo de la realidad? La princesa que tan perdida se encontraba en un principio, y su salvador. Y también viven felices para siempre porque allá se vive feliz para siempre simplemente porque así es la vida en ese sitio. Y acá, de este lado, se vive feliz para siempre si la persona con la que se está es el realmente el verdadero amor.


En mis días de cama, fue una de las películas que vi, y ésta me dio qué hablar.

viernes, 3 de octubre de 2008

Chau, hasta nunca

Es toda una cosa loca, una mezcla de sentimientos. ¿Miedo? ¿Nervios? ¿Impresión? No sé exactamente… esta semana estuve muy tranquila, creo que fue porque no tuve tiempo de pensar en nada. Anduve con tantas cosas, toda la semana a full, que no tuve el tiempo de meditarlo… Y anoche sí. Anoche caí que hoy era. Pero no del todo. Hoy fue algo más raro todavía, cuando salía, sola, de la facultad, sin más nada por delante. Lo único que faltaba era esperar… esperar al enfermero para que me inyecte el corticoide, esperar el almuerzo (tratar de comer algo y tomarme dos comprimidos de no me acuerdo qué droga) y esperar el turno que está pactado para las 3:15 exactamente. Ya no tenía más nada. Todas mis actividades que me estaban distrayendo o deteniendo un poco habían terminado y la hora había llegado. Y estaba sola.

Creo que más que nervios, miedo o impresión, es sensibilidad… estas cosas me ponen sensible, me hacen sentirme diferente, rara. Percibo las cosas de otra forma, percibo más cosas de lo normal. Me siento distinta. Me siento en otro lado, en otro punto de vista, veo las cosas desde otro punto de vista.

¿No ven? Hace como dos semanas que no escribía. Dos semanas… yo me sentía rara sin ese cable a tierra. Era todo muy raro. Y hoy, ahora, en este momento, con todos estos sentimientos, o este único sentimiento encima, volví a dejar salir de mi interior palabras con algún tipo de coherencia, o quizás ninguna, pero después de dos semanas siento que por fin vuelvo a escribir con mi libertad de siempre.

Y digo esto mientras espero que llegue el enfermero. Dijo que venía a las 12:45. Son las 12:41. ¿Será puntual?

Y pienso en mis próximos 3 días: cama, películas, libros y helado. Ay, qué placer!! Los últimos dos sobre todo. Y pienso en mis próximos 10 días: nada de actividad física. Eso sí me molesta un poco… nada de tenis, nada de softball, nada de correr… pero bueno, por ahora, no hay otra.

Malditas muelas. Yo quería convivir en paz con ustedes, desde los 10 años, cuando supe la posición en la que estaban con aquella primera radiografía antes de comenzar todos mis tratamientos de ortodoncia, les propuse paz, una convivencia diplomática. Pero bueno, no quisieron. Está bien, lo entiendo. Pero ahora, por rebeldes, sufrirán y las saco esta misma tarde de mi boca, de mi cuerpo, de mi existencia.

Chau mis queridas (odiadas).
Chau mis lectores, acaba de llegar el enfermero y son las 12:45. Sí, fue puntual.