lunes, 30 de junio de 2008

Me dio miedo verme al espejo

Entre tanta paz y tanta calma, abrí mis ojos. En el medio de la oscuridad palpé la tecla de la lámpara. La encendí, y la luz cegó mis pupilas. Como un potente rayo disparado directamente hacia mí, con intenciones de herirme, llegó y penetró en mis ojos. Me levanté de la cama, encendí la luz del baño y así como estaba me vi al espejo. En esa superficie tan lisa y reflectante distinguí manchas, luces que se encendían y apagaban, un mundo de objetos muy conocidos y detrás de todo eso mi cara. Permanecí unos minutos parada en la misma posición, observando, analizando, figurando. Cuando el efecto del tan violento y potente golpe de la luz en mis pupilas había cesado, pude distinguir con claridad mi cara, con el mismo baño de todos los días de fondo. La misma toalla, la misma cortina, el mismo cepillo de dientes, el dentífrico a la mitad todavía con la tapa abierta y el jabón un poco húmedo. El mismo baño, mi baño. Observé nuevamente mi reflejo y algo se veía diferente, raro, distinto a lo que veo todos los días frente al mismo espejo. Mi apariencia de dormida lo decía todo: el cuello de la remera estirado hacia un costado, mis pelos como si recién volviera de un paseo en moto sin casco a toda velocidad, mi boca entreabierta, mis ojos perdidos. En realidad mis ojos estaban fijos… fijos en algo, pero no podía descifrar en qué. Simplemente fijos en el infinito, en la nada. Una mirada perdida. Observaba mi rostro somnoliento y de repente algo hizo que esa visión me de miedo. Alejé la vista de mis propios ojos y la trasladé al baño que me rodeaba. Todo seguía igual que siempre, todo normal, todo común. Miré mis ojos una vez más… y ahí estaba el problema. Mi mirada me daba miedo. Esos ojos rojos, cara de dormida, mirada perdida pero a la vez fija… no me gustaba para nada. Otra vez sentí escalofríos y aparté una vez más la mirada de mi propio reflejo. Sin saber lo que ocurría, decidí tomar un vaso de agua, apagar las luces y volver a acostarme como si nada hubiese pasado.

Escrito en agosto de 2007

Lo que me llevo

Lo que uno se lleva no son las peleas con los profesores, no son las malas notas, ni los malos momentos. Lo que yo me llevo son las charlas con los profesores, las sugerencias para mejorar, sus ganas de enseñar, las mías de aprender. Me llevo los abrazos, las sonrisas, las palabras verdaderas que salieron desde adentro sin ningún tipo de barrera. Me llevo la experiencia, las anécdotas, lo aprendido, lo leído. Me llevo una noche de campamento en el colegio, ensayos, actuaciones, una sátira, muchas risas, coreografías, quedadas a comer. No me llevo las veces que me confundí bailando, sino las felicitaciones y los saludos cuando bajé del escenario. Me llevo el esfuerzo de todos para tener buenos resultados. Mi esfuerzo, el no descansar, el salir de una cosa para entrar en otra, participar, opinar, trabajar. Me llevo la imagen de un curso lleno de chicos de 8º aplaudiéndome. Me llevo la valoración del trabajo. Alguien siempre al lado mío controlándome la fiebre en San Martín de los Andes. Siempre un abrazo cuando yo lo necesité. Palabras de aliento, de agradecimiento, de apoyo, de felicitaciones, palabras que me ayudaron a seguir, a dar más, a poder llegar. Me llevo un campamento con chicos de 1º grado, sus sonrisas. La imagen de la gente mirando mis obras de Bachillerato de Arte, ser la dueña de todo eso, de lo que ellos veían, sentían, me decían; la autora, la responsable. Me llevo el “buena suerte” y el “no te pongas nerviosa” antes de rendir el oral de Inglés y cada prueba de Biología. Ser a la que piden ayuda con temas de computación, llevar adelante el blog del colegio, engancharme con nuevos planes, nuevas actividades. Me llevo la imagen del colegio pintado de rojo, azul y amarillo, un patio lleno de gente bailando, otras veces con gente formada, izando la bandera, carpas en el pasto y un escenario. Me llevo la publicación de un par de escritos en una hoja semanal, el pedir ayuda, agradecer, muchos amigos. Me llevo fotos. Me llevo una sensación de piel de gallina cada vez que lo pienso, cada vez que las veo, que recuerdo tantas cosas, que veo el DVD de Saint Patrick’s Musical. Más que el todos los días, las clases aburridas, lo estudiado, lo rendido; me llevo lo aprendido, lo vivido, lo disfrutado, las sonrisas, la felicidad de tantos momentos.

Escrito: 1/12/07

Recital

Cien mil personas en un estadio que rebalsa, una pantalla gigante con imágenes luminosas que cambian constantemente a cada milisegundo. Negro, blanco, fucsia, bordó, celeste, saturación de colores, sonido que aturde y así le gusta a la gente. Parlantes gigantes en forma de escalera por donde ella sube y canta desde arriba, una batería con su negro, un teclado con otro negro con trenzas, un bajo con una rubia con rastas, otro teclado con otra rubia, una guitarra con un tipo fachero vestido de negro con una bufanda fucsia y dos coristas grosas en serio. La música retumba en todos los rincones, la gente está loca, salta, grita, llora, se emociona, todos salidos de sus cabales. Miles de manos se agitan en el aire, todas con una pulsera de plástico fucsia que no se irá de cada muñeca hasta que se deteriore sola, con el paso del tiempo y el vivir de todos los días. Ella con el micrófono en su mano, varias pelucas que cambia durante el show, rubia, morocha, con cresta, lacia, como sea. El pantalón muy bajo, mostrando los abdominales marcados, feliz a pesar de no tener gomas, y sin manejar muy bien los tacos. Ella canta y de repente la música se calla para que grite con todas sus fuerzas “Don’t let me get me” coreada por millones de voces emocionadas y así darle comienzo al solo de guitarra, cuando ella se acuesta en el piso, a los pies del guitarrista y deja que las notas penetren en la piel, en el alma de tantas personas.
Wow.
Sería mi sueño ir a un concierto de Pink.

Escrito: 18/12/07

Y sentí miedo

Era un acontecimiento arriesgado. Sí que lo era. Mi vida estaba en juego. Pero yo lo quería, yo lo deseaba, lo buscaba. Tenía miedo, lo admito, pero aún así me embarqué en el cotidiano evento que muchas veces tuvo un final fatal, indeseado e inesperado. Quería escribir todo esto que hoy, tecla por tecla, voy dejando plasmado en la pantalla de la lenta computadora. Sentía un deseo muy fuerte de expresarlo, de sacarlo de aquí adentro. Pero si lo hacía podría estar llamando a ese final fatal. Podría haberle estado diciendo que ya sabía, que había presentido esa culminación de los hechos (y de mi vida, por cierto), entonces éste haber pensado que me entregaba, sabiendo que no había otra alternativa, que no iba luchar. Pero yo no buscaba eso. Estaba completamente segura que no lo quería. No quería abandonar esta vida por nada del mundo. No me daría por vencida tan fácilmente. Lucharía. Viviría. Es por eso que no lo escribí justo antes de aquel arriesgado acontecimiento. Para no atraer al final que a muchos, desgraciadamente y sin desearlo, les toca.

No quería morir. Y estaba absolutamente segura de eso. Pero ahora que aquello pasó, que mi cuerpo sigue caminando sobre el piso mojado, que mi voz aún suena en el silencio de la noche, estoy segura que no me alcanzó. Sabiendo que mi cabeza todavía me duele y que aquella herida todavía arde, estoy enormemente agradecida y feliz de haber pasado ese momento. De haberlo vencido, de haber triunfado. Sigo viva y eso es lo que me hace feliz. Hoy, luego de haberlo logrado, y sin caducar durante aquel acontecimiento arriesgado, puedo decir que tuve miedo, que sentí el peligro cerca, muy cerca. Hoy quiero que esa herida me siga ardiendo, que la cabeza a veces me duela. Es la única forma de seguir caminando sobre el piso mojado, de seguir sintiendo mi voz en el silencio de la noche, de saber que sigo en este mundo, como siempre lo estuve.

No quise expresarlo para no atraer lo que no quería. Pero deseaba decirlo, escribirlo, porque era lo que sentía, y si desgraciadamente, llegaba a ocurrir, para que la gente sepa que el final a veces es predecible. Para que mi gente sepa que lo había visto venir, que no era lo que quería, que los iba a extrañar, que los quería a todos, que cuántas cosas más. Pero no lo hice. Y si no lo hacía, e igual aquella desgracia me perseguía, sabía que me iba a arrepentir toda la vida (aunque ya no la tuviera) de no haberme expresado. Me iba a arrepentir de no haber dicho que realmente lo había visto acercarse. Me iba a arrepentir de no haber dicho tantos perdones, tantos te quiero, tantos gracias, tantos te extraño, tantos… Pero no lo hice. Y no estoy arrepentida de no haberlo hecho. Quizás en otras situaciones lo hubiera estado; pero con lo que la vida me deparó hasta el día de hoy, no lo estoy. Es ahora cuando me siento completamente segura de poder y querer expresarlo. Es recién ahora cuando se los cuento. Pero aquella vez… simplemente, sentí mucho miedo.

Quizás realmente esto que escribo llame al final fatal. Quizás no. Pero si en poco tiempo ese final que no deseo en lo más absoluto me alcanza, yo sé que esta vez no lo vi venir. No lo presentí, no tuve miedo de expresarlo. Y es por eso que ustedes están leyendo esto. Porque simplemente, la muerte me agarró desprevenida.

Escrito: 22-07-07

Vida

Cuando alguien trata de devolverte a la triste realidad, descalifica tus proyectos, critica tus atributos, mata tus sueños; siempre hay alguien que te dice que todo lo que sueñes puede hacerse realidad por más descabellado que sea.

En la vida se aprende. Uno se hace viejo, es cierto, pero se aprende. Y eso es lo que vale. En este tiempo aprendí que todo tiene una solución, excepto la muerte. Existe una forma de solucionar todo aunque en un principio no lo veamos factible, no veamos que realmente esa sea la solución. A la larga nos damos cuenta que sí la fue y agradecemos por ello. Para todo encontramos una salida, una forma de seguir adelante. A veces no podemos evadir los obstáculos que se interponen en nuestro camino, pero siempre encontramos la forma de correrlos del mismo, de saber atravesarlos, de sobrellevarlos. Todo tiene una alternativa, todo tiene una solución. Los obstáculos que se nos presentan a veces no pueden ser evitados, pero siempre podemos con ellos. Dios nos los pone en nuestro camino para que los venzamos, para que aprendamos. Con cada dificultad que se nos presenta crecemos y aprendemos. Dios no coloca obstáculos imposibles de vencer.

Y mientras crecemos aprendemos que todo sucede por alguna razón. Que las cosas se van dando a medida que crecemos, que aprendemos, que entendemos la vida.

En la vida siempre hay algo para cambiar, algo para aprender, para mejorar. Y debemos encontrar cuál es ese algo, y cambiarlo, aprenderlo, mejorarlo. Ser útil al mundo, a la sociedad, a las generaciones que nos siguen. Sentirnos útiles. Multiplicar nuestros talentos – antes identificarlos y sentirnos orgullosos por ellos. Si nuestra existencia no sirve de nada ni para el mundo, ni para nadie que nos rodea, la vida no tuvo sentido. Seremos fácilmente olvidados y borrados. Aprovechar lo que sabemos, lo que nos gusta, lo que nos hace sentir que nacimos para realizarlo y llevarlo a cabo. Progresar. Crecer. Amar. Soñar. Vivir. Ser feliz con lo que se tiene. Sonreír.

Escrito en noviembre de 2007

Ahora sólo quiero llorar

¿Mi vida? ¿Mis cosas? Todo mal. Cuando todo era lindo y feliz, de repente se empezó a ennegrecer. Cada vez me surgen más planes y cosas para hacer. ¿Y si no las hago, a quién le importa? Pero me siento presionada, todo tiene que salirme bien. Y cuando no tengo ni un segundo libre, ni un minuto para mí, cuando estoy a punto de explotar, llega otra mala noticia. Todo se acumuló, todo era gris, y ahora es negro. Todo venía mal, no había solución para nada, y ahora todo está peor. Mala noticia tras mala noticia, obligación tras obligación. Si esto es realmente la vida al crecer, ¿para qué mierda crezco? Quiero volver a la niñez. Y ni una cosa positiva veo, ni un color brillante distingo. Los problemas, las obligaciones y las malas noticias me rodean, y ya casi no veo la luz. Y con esa noticia todo empeoró, todo se cayó, y de a poco me bajoneé. Sólo tengo ganas de llorar. Sólo tengo ganas de abrazar a alguna amiga, si es que todavía tengo alguna. Quiero correr más rápido que nunca en una bajada empinada, mientras grito como loca (si es que todavía no lo estoy), y si me caigo, ¡mejor! Quizás así reaccione… Correr, gritar y llorar al mismo tiempo, hasta llegar a los brazos de alguien que me quiera, y que me recuerde cuánto la quería antes que mi cielo se nuble… Alguien que estire su mano y me saque de este abismo. Porque si nadie me ayuda, yo sigo cayendo y el círculo de luz es cada vez más chiquito. Necesito algo bueno en esta vida, algo positivo, que me levante, me despierte y me haga sonreír. Ya nada me importa. Si me va mal, no me interesa; si me enfermo, ¿a quién le importa? Ahora sólo quiero llorar…

Escrito aquella vez, durante aquella caída que tuve, ese día que por primera vez no di más y quise tirar todo por la ventana. Esa caída (y posterior recuperación) que me marcó, me cambió la vida, me enseñó tanto y me hizo ser lo que soy hoy.
Foto que robé de alguna página en ese entonces, porque así me sentía.
Escrito el 13 de junio de 2006.

Ya no soy la que crees que soy

Ya no soy la que crees que soy.
Fue por vos que cambié,
Y por vos volví a cambiar.
Desde que te fuiste, no soy la misma.
No me llames, no me hables
Porque no te contestaré.

Todo por vos lo di,
Mi corazón fue tuyo.
Todo por vos perdí,
Pero ahora que todo acabó
Te pido que no vuelvas.
Todo por vos terminó,
Te pido que no intentes regresar.

Ya me dijiste que no
Y hoy yo te lo digo, no.
Ya no soy la que crees que soy.
Desde que te fuiste, no soy la misma
Y te pido que no intentes regresar
Porque todo terminó,
Porque todo en mí cambió.

Vos me hiciste cambiar,
Y no vas a poder cambiarme una vez más.
Vos me dijiste que no
Y hoy yo te lo digo, no.
No me llames, no me hables
Porque no te contestaré.

Mi corazón no te olvidó,
Pero no te quiere más.
Y si es que decides regresar
No encontrarás a quien conocías.
Todo en mí cambió,
Ya no soy la que crees que soy.

No te olvidé, pero lo intentaré.
Y ahora yo te digo no.
No intentes regresar,
Ya no soy la que crees que soy.

Uno de mis primeros escritos... este fue en el 2005 creo.

Vuelve la primavera

Qué lindo que es mirar por la ventana y ver el pasto verde. No tener que pasar la mano por el vidrio para desempañarlo, y así darnos cuenta del frío que hace afuera. Qué lindo que es abrir la puerta de la calle y no sentir frío. Oler jazmín, ver las flores despertando de una larga siesta. Qué lindo es ver cómo los árboles tienen cada vez más hojas verdes. No es que no me gusten las ramas secas, al contrario: me encantan, pero detesto el frío que trae aparejado esa imagen. Qué lindo es sentarse al sol sin morirse de calor, a contemplar la primavera que renace trayendo con ella, no sólo flores, pasto verde y aromas dulces, sino también amor, felicidad, sonrisas y colores.

Escrito en septiembre 2007

Tu magistral belleza, agua

Agua que sigues una misma rutina todo el tiempo,
Que viajas y viajas, sigues ese camino establecido,
Nos calmas la sed, nos limpias, nos trasladas.

Agua que recorres pasillos pedregosos y caes del cielo,
Sólo tú sabes quién te malgasta, quién te desperdicia.
Agua que riegas nuestra tierra, y nos ayudas con la cocina.

Chocas las rocas, las humedeces con tu dulzura.
En momentos corres, otros caminas, y a veces te estancas.
Vas y vienes, siempre presente, pero no por mucho más.

De a poco te agotas, cada vez te necesitamos más;
Cada vez pensamos más en ti, cada vez te buscamos más;
Todos te necesitamos, no te vayas, nunca te termines.

Tu belleza es lo que admiro: algo tan común eres,
Pero tan rara al observarte en detalles, con atención;
Con esas magníficas características que sólo tú posees.

Te mueves entre rocas, saltas, salpicas, chocas, nos mojas.
Me hundo en ti, tu belleza me lleva, me lleva lejos.
Sigo tu curso, sigo tu camino y más lejos llego.

Pienso en ti, en tu belleza, en tus curvas, en tus rectas,
En la inmensa dependencia que nos une, tan cerca.
Llueva, truene o nieve, tú sigues sin quejarte y así avanzas.

Tus suaves gotas me salpican y me empapan de tu dulzura.
A veces no tan suavemente, caes del cielo, y me quejo.
Pero, ¿qué sería sin ti, magnífica y vital, tan pura y transparente?

Tú, que cubres millones de kilómetros de arena.
Tú, que albergas tantas especies, tanta riqueza, tanta vida.
Oh, no te vallas, no nos abandones, sabe perdonar.

Y pensar que en muy poco ya no te veremos pura.
Quizás nuestros hijos no puedan utilizarte.
Pero tu magistral belleza persiste y persistirá por siempre.

En mi mente estás, en mi mente morirás.
Tu fluidez, tu rapidez, tu suavidad, tu capacidad.
Tan pura, tan bella, tan rara y a la vez tan tierna.

Fuiste lluvia, fuiste llanto, inundación y “baño María”.
Fuiste té, fuiste café, y hasta sopa. Fuiste ducha, y caño.
Regadera, lago, represa y océano. Fuiste verano, frío y calor.

La bebida más sana, el color más puro y transparente.
El ejemplo de lo insípido, paz, amor, vida y libertad.
Campo de pesca, curso de balsas, medio de transporte.

Agua que tanto necesitamos, tu magistral belleza me lleva
Y de la misma forma me traes. No te vallas, no.
Tu curso seguiré y tu magistral belleza admiraré.

Escrito en abril del 2007

Sin ti

Estar sin ti es como ser
Un libro sin hojas,
Un placard sin ropa,
Un rey sin su copa.

Estar sin ti es sentirme
Un libro infantil sin dibujos,
Un pesebre sin musgos,
Una flor sin pétalos.

Estar sin ti es como ser
Una costurera sin hilos,
Un chiste sin sentido,
Un niño sin caramelos.

Estar sin ti es sentirme
Un rico sin zapatos,
Un abogado sin sacos,
La tierra sin mares.

Estar sin ti es como ser
Un reloj sin agujas,
Una noche sin estrellas,
Un bosque sin árboles.

Estar sin ti es sentirme nada
Sólo un poco de piel y huesos
Tú eres todo en mi vida
Sólo contigo puedo ser feliz

Este fue uno de mis primeros escritos... y de los mejores en esa época.
Escrito algún día, alrededor del 2004/2005

Sedienta de nuevas experiencias

Sedienta de nuevas experiencias,
Esperando próximos retos.

Esperándolos hasta cierto punto,

Sedienta; no deseándolos.

¿Podré enfrentarlos? Espero que sí.
¿Quiero esas nuevas experiencias?
Las quiero, pero las espero con miedo;
Algo positivo traerán, algo encontraré.

No es miedo a lo que me pueda pasar;
Miedo a la verdad, aunque serán lo mismo.
Quiero, espero, sólo un aspecto;
Sólo ese lado; sedienta, no al extremo.

“Todo tiene su lado positivo”
Suelen decir, y eso tendré que buscar
Porque “todo, tarde o temprano, llega”
Y así será, quiera o no quiera.

Escrito en marzo de 2007

No me gusta acostarme boca arriba

No me gusta acostarme boca arriba. Cuando me acuesto mirando al techo y me duermo, tengo pesadillas; y cuando no me duermo, pienso en la muerte. ¿Será porque es la posición de los que fallecen y están rodeados de su gente querida mientras éstos se despiden con ojos vidriosos? ¿Será porque vi a algunas personas en esa situación y es por eso que me recuerda a tan temible acontecimiento? Ésta es la única explicación que puedo dar acerca de lo que pienso mientras me mantengo despierta y acostada boca arriba.

Pero algo que nunca entendí fue el por qué de mis pesadillas al estar en esa posición. Es genético: a mi mamá le sucede lo mismo. Pero no entendemos por qué. A ver, psicólogos, ¿qué sugieren? ¿Será por la misma razón? ¿Será porque yo al estar en esa posición pienso en cosas no muy agradables y eso se manifiesta en mis sueños? Últimamente, las únicas veces que sueño pesadillas son justamente éstas: cuando estoy en esta posición.

Además, ver a una persona durmiendo boca arriba, con los pies juntos, la boca y los ojos cerrados, las manos que sin apuro caen sobre la panza una arriba de la otra, me hace dar miedo. Me hace sentir como si esa persona ya no estuviera aquí.

Creo que presento algún tipo de fobia y repulsión a esta posición tan peculiar.

Escrito en octubre, 2007

Mundo de fantasía

A veces siento que vivo en un mundo de fantasía.

Un mundo de sueños, de niños, de hadas, de magia, de juguetes, de globos, de felicidad.

A veces me siento en un mundo alejado de todo ser, donde sólo yo y lo que yo quiera estamos y vivimos felices sin que nadie nos moleste.

Un mundo donde sólo yo me entiendo, dónde todo lo que hago tiene sentido, el único lugar donde soy libre y todo tiene sentido, todo importa, todo es grande y colorido.

Es el mundo al que huyo cada vez que el ruido se hace grande y no me deja tener mi paz, mi soledad. Es el mundo al que me escapo sin que nadie lo note. Es donde sólo yo existo, donde soy feliz.

Mientras vivo, sueño. Mientras vivo, viajo a un mundo nuevo.

10/01/08

Dibujo hecho con Paint.


Niños felices

Entre gritos y música,
Entre niños y adultos,
Entre juegos y gente
Me encuentro, me veo.

Tan loca corro, llamo,
Pido, doy, traigo, llevo.
Así vengo, y así voy
Toda una tarde, multitud.

Niños que piden,
Niños que pagan.
Monedas, cambio, billetes
“Cuánto sale?” “Me alcanza?”

Así me encuentro, así.
Un niño corre y otro lo persigue
Una madre pregunta
La otra controla.

Desesperada la gente corre;
Algunos ayudan.
Se cayó la Coca,
“Pasále un trapo a la mesa”.

“Cuidado que te vas a golpear”
“Mostrále dónde es el baño”
Los niños se divierten y ríen.
¡Qué lindo es verlos felices!


31/03/07

Nada nos espera

Entre gente feliz, gente enamorada,
Veo gente que corre y grita,
Gente que sufre, gente que vive.
Y entre ellos te veo a vos.

Los colectivos que van y vienen,
Autos avanzan, autos corren.
Motos vienen, camiones van,
Y en el medio te veo a vos.

Autopistas que se cruzan,
Como los caminos se interponen,
Rutas que se unen, pero nunca
Llegaste a mí, o yo a ti.

Las horas pasan, las agujas giran
El reloj no se frena, pasa el tiempo
Corren lo días, tacho almanaques,
Y sigo sin tenerte a mi lado.

Te veo en mis sueños mientras duermo,
Te veo de día, pero no te encuentro.
Sólo te veo. Y al acariciarte
Tu imagen se desvanece.

Todo corre, todo gira,
Todos siguen con sus vidas.
El mundo gira una vez más
Y el sol vuelve a salir.

Todo continúa, nada nos espera.
Sólo yo te espero a vos,
Pierdo mi tiempo,
Sufro y muero de amor.

Sólo yo te quiero aquí
Mientras el sol se esconde una vez más,
Mientras el mundo
Sigue con su vida habitual.

Escrito en agosto 2007

No es necesario que caiga una lágrima

No es necesario que caiga una lágrima por mi mejilla para demostrar lo que siento.
Hay miles de otras formas que no tienen que ver con el físico externo.
Y son pocos los que saben darse cuenta de lo que me pasa.
Son pocos los que no necesitan ver una lágrima en mi mejilla para saber qué es lo que siento.

Lo que busco

Y a veces encuentro lo que busco, a veces no.
Hoy busco por acá, por allá, pero no encuentro.
Es más, ya ni sé qué es lo que estaba buscando,
Si lo sigo necesitando, o si de algo me servirá.
Pero lo busco, lo sigo buscando, y me pregunto
Me pregunto muchas cosas, pero entre ellas
Si lo que busco algún día me servirá.
Por las dudas, y sin saber qué es lo que busco,
Voy a seguir buscando, y ver si algo encuentro.

Escrito en julio 2007

Llovizna

Me desperté, abrí la cortina para ver por qué me entraba menos luz de lo normal en un día de sol... y descubrí que el piso estaba mojado. Lloviznaba lentamente y sin apuro ni rabia. Llovía. Me alegré. Pero justamente esa lluvia es la que no me gusta. La aburrida, la deprimente, la que no tiene ganas de llover, la que no da ganas de hacer nada, la gris, la llovizna sin personalidad. Pero llovía después de mucha tierra, de mucha sequía, de muchos árboles muertos de sed. Me concentré en tareas que debía realizar, y al terminar la canción que estaba escuchando, en esos segundos de silencio que nos trae la pausa entre tema y tema, escuché que la lluvia había tomado fuerza. Miré por la ventana y descubrí que era otra la lluvia que alimentaba ahora a Tucumán. De repente sentí ganas de sentarme en el medio del jardín, sobre el pasto humedecido por el agua que caía con tantas ganas. Sentí ganas de sentarme con las piernas cruzadas, extender mis brazos hacia arriba, uno a cada costado de mi cuerpo, cerrar los ojos, sentir la lluvia, sonreír, disfrutar. Quería sentir la lluvia sobre mi cuerpo otra vez, quería mojarme por más frío que me hiciera. Calmar mi sed, olerla por fin, sentirla, tocarla, admirarla.

Escrito: 23/09/07

Linda forma de dejarme

Y te me escapaste
Te fuiste de mis brazos
Muy lejos de mi alcance
Te fuiste y sola me dejaste
Seguiste tu camino,
Seguramente mejor que el mío.

Te fuiste y me abandonaste
Con todo lo que de vos aprendí
Y todo lo que me faltaba aprender
Minutos antes conmigo estabas
En mi mundo vivías
En mis brazos te tenía
Aquel gran abrazo
Ese beso, tu último adiós.

Nunca de mí se irán,
De mi mente no desaparecerán
Los grandes momentos que juntos vivimos
No volarán como volaste vos
No me dejarán como me dejaste vos
No se desvanecerán, nunca
Porque fuiste todo o,
Casi todo para mí.

Porque fuiste mi compañero,
Hermano, amigo, maestro,
Todo en mí es gracias a vos
Todo de vos intenté imitar
Pero te fuiste, volaste
Te alejaste y me dejaste.

Nunca más un roce, una mirada,
No más caricias, abrazos, besos
Sólo quizás en otras vidas,
En vidas que se encuentran lejos
En vidas que se encuentran lejos
Lejos como vos hoy de mí
Lejos como el lugar donde te encontrás.

Algún día te veré y
Se que me reconocerás,
Porque todo fuiste para mí
Y algo debo haber sido para vos,
Aunque nada comparándote
Con todo lo que me diste,
Todo lo que de vos aprendí.

Y hoy sin sospechar nada
Sola aquí llorando
Me dejas y te vas.
Volando alto, muy alto,
Donde no te puedo ver,
Donde no te puedo tocar,
Te escapaste de mis brazos,
Sola y sin tu mirada me dejaste.

Pero algún día, estoy segura,
Nos volveremos a ver,
Y espero que hasta ese momento
No me olvides,
Porque yo jamás lo haré.

Parte de mí hoy se fue con vos
Parte de mí hoy murió con vos
Pero todo mi ser te espera,
Todo mi ser te recuerda,
Todo mi ser te quiere de vuelta.
Yo espero ansiosamente ese día
Quiero verte una vez más
Quiero que me enseñes una vez más
Quiero que me abraces
Quiero que me digas que me quieres
Te necesito a mi lado nuevamente.

Escrito en septiembre 2006

Las camperas rojas y azules

Apoyo mi cabeza sobre la almohada, estiro mis piernas, suspiro y cierro los ojos. Siento que todavía me deslizo, veo un manto blanco, bajo en zig-zag. Abro los ojos y veo blanco de nuevo; pero no una montaña, sino un techo. Entonces los cierro nuevamente y siento el dolor en la pierna del golpe que me di bajando muy rápido. Recuerdo aquel episodio con el brasilero en la silla y el chico lindo que se sacaba la bota. Me escucho decir “Dale, sin miedo. Vení por acá”. Escucho a mamá contestar: “¡No, es muy empinado!”. Recuerdo la hamburguesa, la chica sentada en la mesa del lado y el chiquito en snowboard que me pasó rapidísimo y sin miedo a nada. Recuerdo las camperas rojas y azules, las camperas de Flechabas, varios grupos de diez personas en la base, todos vestidos iguales, intentando manejar los esquís. Y de nuevo me invade la nostalgia, los recuerdos, las ganas de tener puesta esa misma campera que usé hace un mes y de pertenecer al grupo de “teletubies”, todos iguales, gritando como guachos, que comen a la misma hora, la misma comida. Veía camperas rojas y azules, pero no distinguía al rostro dentro de ellas. No podía gritar “¡Ey! ¡Campera de Flecha, ¿quién sos?!”. No podía, no llegaría a nada, no los reconocería. Sentía la tonada tucumana, me daba vuelta y no eran mis compañeros; era un grupo de teletubies, todos iguales, gritando como gauchos, que comiendo a la misma hora, la misma comida. Los grandes no eran mis profesores. Las camperas verdes y amarillas no eran de mis coordinadores. Ahora sí me doy cuenta cuánto quisiera volver a vivir esos días que viví un mes atrás. Con las mismas personas, las mismas actividades, los mismos lugares, lo mismo. Porque cada pequeña cosa fue lo que llevó a ese viaje a ser lo que fue. Y a que hoy, al ver el colectivo celeste que dice “Vamos Argentina. Flechabus” parado en la terminal de San Martín de los Andes, suspire y diga: “¡¡Quiero volveeeeeeer!!” por más que estaba ahí.

Escrito: 5/7/07 mientras estaba en San Martín de los Andes con mi familia, unas semanas después de haber estado con mis compañeros en el viaje de egresados.

La vida le había jugado en su contra

Ella había jurado que no sería como aquella maestra de la primaria que tanto odiaba. Había jurado no gritar cuando fuera docente, había jurado enseñar jugando, divertir a los chicos, enseñarles a aprender de cada situación en la vida. Había jurado seguir los pasos de una de sus maestras. Había soñado con ser docente y lo había logrado. Pero no había podido ser la docente que le hubiera gustado.

La vida le había jugado en su contra. Su ejemplo a seguir estaba ahora con Dios y no tenía quién le muestre el camino que se había propuesto años atrás. Su marido vivía con otra mujer y su único hijo había quedado bajo un auto en la autopista meses atrás. La vida le había jugado en su contra y no sabía cómo actuar. No sabía qué hacer, con quién estar, en quién creer, a quién amar. Sólo sabía que no estaba cumpliendo lo que había jurado. Era maestra, sí; pero era la réplica de aquella que tanto había odiado. Les gritaba a sus alumnos, no les enseñaba jugando, los chicos no se divertían en sus clases, los chicos no aprendían de ella. Sentía que la rabia y la desgracia le rebalsaba por los poros, quería pegarles a los niños. La paciencia ya no existía, el amor tampoco. Ni hacia los chicos, ni hacia la educación, ni hacia ella misma. No quería levantarse, no le importaba peinarse, no quería caminar bajo el sol, ni bajo la brisa primaveral, ni quería ver las estrellas, ni los autos que pasaban. No quería vivir. Ya nada le interesaba. La vida le había jugado en su contra y no había cumplido lo que había jurado.

Escrito: 8/9/07

La última carta

Cómo iría a imaginarse que aquélla sería su última carta. Que sería el último papel que escribiría con la lapicera que conservaba desde hacía años atrás. Cómo iría a imaginarse que sería la última vez que escribiría “te quiero”, que redactaría el nombre de su mejor amiga en un papel.

Y ella cómo iría a saber que aquella carta sería la última. Que no leería más un “te quiero” con esa caligrafía tan perfecta, que no sabría nunca el final de aquella historia, que todo quedaría inconcluso.

Cómo iría a imaginarse que tremendo accidente podría ocurrirle a él. Justo a él, que tanto tenía para contar, para leer, para escribir, para aconsejar, para vivir, para disfrutar. Y así tantas historias quedaron a medias, tantos sentimientos, una relación, un amor, una amistad. Confesiones que no se dijeron, palabras que no se escribieron, ni se leyeron. Una amistad que terminó sin ninguna despedida y sin ningún previo aviso o advertencia. Tantas cosas que quedaron por decir…

Escrito: 10/11/07

Ganas de vivir

Algo que me quedó picando desde la semana pasada, y ayer lo volví a vivir en dos sentidos.

El Padre Benzi dijo en su charla la semana pasada que tenía muchas ganas de vivir. Que a pesar de su enfermedad (esclerosis múltiple, para los que no saben) y su edad y todo lo demás, siente unas enormes ganas de vivir, una gran pasión por la vida y todo lo que ésta pueda traerle. Y nos dijo que hay gente joven, que podríamos ser nosotros, que no tienen ganas de vivir. Que ya están hartos de todo, que no sienten esa pasión por seguir viviendo. Ahí fue cuando saltó una amiga y dijo que yo era un ejemplo; pero justo en ese momento yo estaba pensando qué identificada me sentía con lo que había dicho el Padre, pero no con esta última postura, sino con la de él mismo. Ella dijo que yo no quería vivir… y yo sé que no es así. Que viva de una forma distinta a la que vive la mayoría de las personas ¿significa que no quiero vivir? No. Yo vivo a mi manera y me siento muy cómoda y feliz haciéndolo. Y hay algo que hace un año aproximadamente empecé a sentir, y son las profundas ganas de seguir viviendo, de seguir disfrutando, enfrentando la vida, y el miedo a no poder sacar el máximo provecho de ella. Así que me considero una persona con ansias de vivir, con unas enormes ganas de seguir viviendo, tal cual se describió el Padre Benzi; no como me describió mi amiga.

Ayer me lo repitió a forma de broma que derivaba de otro chiste. Pero lo repitió y me volvió a tocar, porque yo sé que no soy así. Otra amiga en cierta forma me “cuestionó” esta felicidad diciéndome con algo de desprecio (eso es lo que yo sentí, no sé si fue lo que quiso transmitir): “¿Por qué estás tan feliz?” “Porque la vida me sonríe. Soy feliz aunque me duelan los dientes porque ayer me ajustaron los aparatos” le respondí. Y más tarde otra persona muy querida me dijo a mí y a un par de amigas que le gustaba vernos siempre sonrientes y felices. También me llegó. Y yo a esto le contesté que así debería ser siempre.

La felicidad es un concepto del que ya escribí en este rincón cibernético, y no voy a repetirlo, pero es algo que me llevó a tener las ganas de vivir tan despiertas y a sentirme bien. Es algo que valoro mucho y por más que a veces no lo demuestre, soy feliz y quiero vivir. La felicidad es lo que nos guía y nos hace sentirnos bien con nuestras vidas. Es por eso que hay que conservarla, trabajarla y cuidarla. Y cuando alguien reconoce que tengo una sonrisa en el rostro, me gusta mucho.

Escrito en septiembre de 2007

Fuego

El fuego tiene el poder de la luz, el fuego tiene el poder del calor, del encuentro y del amor. El fuego es símbolo, el fuego es arma. Descubrir el fuego fue uno de los mayores avances: le permitió al hombre ver en la oscuridad, no sufrir frío, cocinar sus alimentos. Pero poco a poco sus utilidades se expandieron y comenzó a ser utilizado para matar, para hacer sufrir a otras personas, no sólo a animales. En cierto momento el fuego nos unía y nos ayudaba, luego nos mataba y nos jugaba en contra. El fuego ayuda a vivir, el fuego mata.

Una fogata tiene mucho valor sentimental y simbólico también. Estar con un grupo de amigos rodeando un fogón nos lleva a miles de reflexiones, todas generalmente muy positivas. Nos lleva a desear un mundo mejor, a fortalecer nuestros lazos. Actualmente es muy común una guitarreada rodeando un fogón, una charla, una ronda de chistes.

El fuego, esa herramienta primera del hombre, esa razón que nos hace pensar, ese instrumento que crea confusión e incógnitas en el origen y el nacimiento de todos los fenómenos.

También nos da miedo. O nos daba miedo cuando éramos chicos. Al ver esa gran masa naranja subir cada vez más alto y reproducir formas extrañas que se mueven de aquí para allá, que se comen unos a otros. Esas imágenes que después quedaban en nuestra cabeza toda la noche, que iban y venían de nuestros sueños. Esas imágenes que nos dicen tanto, que nos traen tantos recuerdos, que se mueven por sí solas.

A veces vemos la cara de un ser querido, y muchas veces faltante, en esas llamas. Esa persona que se extraña aparece en nuestras mentes cuando vemos el fuego, así como aparece también en los dibujos extraños. A veces vemos a esa persona querida detrás del fuego, o sentada al lado nuestro y pensamos cuánto la queremos y cuánto bien le deseamos.

El fuego, esa masa que emana tanto calor. Ese poder sobrenatural que nos hace transpirar aun cuando tenemos frío. Esa fuerza que ayuda con todos los descubrimientos científicos. La luz que nos guía de noche, la luz que nos guía al morir.

Y también un arma mortal. El fuego mata. Es muy curioso como el hombre de a poco se fue haciendo tan amigo del fuego hasta tenerle la suficiente confianza como para usarlo para matar a otras personas. Él nos ayudaba en todo lo que hacíamos y de a poco supimos engañarlo. De a poco comenzamos a utilizar tanta bondad y a convertirla en maldad. Tantos poderes que nos brinda el fuego fueron usados para otra causa, para un mal. El matar a otra persona es un pecado. Y el matarla usando fuego es abusarnos del poder que el fuego nos otorgó para cosas buenas. Es pasar por encima la autoridad que el fuego realmente tiene sobre nosotros.

Es peligroso jugar con fuego, podemos lastimarnos. No debemos ni en broma apuntar a alguien con fuego. Cada tanto debemos reflexionar sobre el tan poderoso y aprovechar sus ofrendas. A él le gusta ayudarnos y brindarnos cosas buenas, pero no quiere matar. El hombre es el que se apodera de él y mata.

Por más que la ciencia y la tecnología avanzaron, el fuego sigue siendo nuestro compañero desde los primeros tiempos, nuestro acompañante desde que lo descubrimos. Es la gran ayuda que nos lleva a seguir con todo, y no debemos defraudarlo.

“Descubriste el fuego, para facilitar tu vida, y ahora lo usas para encabezar” La Ley

Escrito: 15/03/07

Ph de VB

Frivolidad en el ascensor

Ambos cuerpos subieron al ascensor. Cada uno se encargó de mirar su propio reflejo en el espejo. Se acomodaron el cabello, el cuello de la remera, le sonrieron a su imagen y nadie cruzó palabra. Frívolamente, cada uno metido en su propio ego, acomodándose para ser visto por un tercero, al salir del ascensor.

Algún día durante enero del 2008

Estado: nada

Como (creo que) ya lo dije por acá (y si no lo hice acá, fue en otro sitio donde suelo volcar sentimientos, escritos y emociones), estoy en una etapa a la que decidí llamarla “nada”. Ya no soy una alumna de secundario, pero todavía no soy una alumna de facultad. Ya no soy esto, pero tampoco soy lo otro. ¿Y qué soy? ¿Qué es lo que hay en el medio además de vacaciones? No mucho… Sí, en realidad sí hay mucho. Hay amigos, gente nueva, reencuentros, calor, pileta, playa, verano, planes, salidas, hamburguesas, Coca, guitarra, charlas, felicidad, locura, alguna angustia quizás… Sí, hay tanto… pero ¿yo qué soy? Lógicamente, ya soy universitaria. Ya estoy inscripta, es lo que sigue… Pero no me siento así todavía. No sé lo que es una clase en la facultad, no sé quiénes son los profesores, cómo tratarlos, cómo me tratarán, qué haré… Pero tampoco pertenezco allá…

Es por eso que decidí llamar a estos 3 meses un período de ser “nada”. Porque siento que es así. No tengo preocupaciones. Ya no hay más de aquello… y esto que viene todavía no me preocupa porque no lo conozco y lo tengo que aprender… es raro… es difícil explicarlo, como todo, tiene más sentido si se queda en mi cabeza y no tiene la necesidad de salir.

Tengo un tipo de boceto en mi mente sobre lo que es esta etapa… algo así como una graficación (¿está bien dicho?) de lo que siento… Pero tampoco lo voy a explicar. Está adentro, lo intenté sacar afuera, dibujar, pero no funcionó como quería, así que sigue acá adentro…

Como si muchas mareas se hubieran calmado de repente y están esperando a lo que sigue… que es desconocido, pero saben de qué se trata. La gente habla de “la calma que antecede al huracán”… será tan así? En fin… quién sabe.

Lo único que sé es que estoy en una “nada”. Que soy “nada” y me siento bien en esta nada. No es la “nada” de Hemingway… es una nada que yo inventé. Es un estado al que yo decidí llamarle “nada”. Y me siento bien… porque a pesar de ya no ser lo que queda atrás (ya que era inevitable), tampoco tengo apuro por empezar a ser lo que sigue. Siento que una vez que empiezo ya no termino y empieza así una etapa de vida diferente… me voy acercando a un estado de adultez al que quizás nunca hubiese querido llegar. Pero el tiempo es así. Pasa, nos empuja, nos lleva con él. Me intriga conocer lo nuevo, ver gente nueva, tener materias que me gusten… pero a la vez no siento apuro… Sé que sí o sí va a llegar, y no quiero apurar al tiempo.

15/02/08

Es una pena (de la primavera)

Es una pena que junto con la llegada de la primavera, en Tucumán tenga que haber tanta sequía, tanta tierra en el ambiente. Que no se vea el cerro con los lapachos de colores salteados entre la masa de árboles azulados, que podamos ver el sol una vez que se levantó un poco más que el nivel de smog y no desde que aparece entre los edificios de la ciudad…. Es una pena que tanta belleza compita con todo esto.

Pero aún así, hay quienes saben ver las flores detrás de la nube de tierra, el borde del sol que de a poco se distingue detrás del smog, la belleza de la primavera entre la sequía y el hollín de la caña de azúcar. Hay que saber ver. Intentar ver más allá.

Escrito el 22 de septiembre de 2007

Cuando llega el momento de decir adiós

Él caminaba, ella esperaba
Cada tic-tac del reloj
Era un paso más que él avanzaba.
Ansiosamente ella aguardaba
Mientras rápidamente él caminaba.

Su almohada había sido su consejera,
La cama, fiel a toda espera.
Urgente necesitaban hablar
Ella se tenía que descargar.

Él imaginaba que esta vez, como siempre,
Su beso ella esperaba,
El abrazo iba a ser profundo
El amor mutuo.
Pero no fue así. Nada fue igual.

Al abrir la puerta él sonrió.
Ella forzó devolverle el gesto.
Hablando de todo un poco,
Seriamente, al tema se llegó,
El amor se había terminado, todo acabado.

De un día para el otro
Su corazón dejó de latir por él.
No latía por nadie más,
No sabía cómo explicarlo, pero
Ella sólo buscaba la libertad.

Escrito en octubre 2007

Aquella sombra oscura

Siento como si alguna sombra oscura y pesada se hubiera depositado en mi cuerpo, se hubiera acurrucado junto a algún órgano y esté viviendo a expensas mías. Como si algún extraño ser me quitara las ganas, la emoción, el entusiasmo y sólo me dejara cansancio y sueño encima. Las cosas pendientes dan vueltas en mi cabeza y generan un leve dolor que ya es suficiente como para ser molesto. El calor derrite mis ideas y deja caer mis brazos a la fuerza de la gravedad sin ningún tipo de expresión. Duermo bien, más de lo normal, lo que debería dormir siempre, pero siento sueño. Los párpados me pesan, la concentración se separa de mi cabeza y vuela. Vuela alto, donde no escucha las clases y después no me permite entender. Todavía no llegué a una semana de estrés… todavía tengo tiempo libre y tiempo para mí. Toco la guitarra, leo, duermo. Pero me siento agotada, cansada. Me río porque alguien me dice algo gracioso pero siento que los músculos de mi cara no responden y simplemente esbozan una sonrisa que da la sensación de falsedad, que no demuestra mi felicidad, sino que demuestra mi cansancio. Siento que aquella sombra aprieta cada vez más mi estómago, no me deja comer, da vueltas generando la sensación de mariposas revoloteando en mis adentros. Y sé que en un par de días voy a eliminar a la sombra que me absorbe de a poco. Sé que voy a encontrar la forma de hacerlo. Voy a volver a dormir poco, a estresarme, a estudiar, a no tener tiempo para mí. Voy a volver a lo que soy generalmente.

Escrito en noviembre del 2007

Creciendo demasiado rápido

Y quizás estoy creciendo demasiado rápido
Quizás mi niña interna está muriendo
Quizás estoy comenzando la verdadera realidad
O el ángel de Poldy ya se está escondiendo.

Cada vez menos juegos e ilusiones,
Cada vez más lejos la niñez,
Pero creciendo demasiado rápido,
Creciendo a pasos agigantados.

Nuevas metas, nuevos sueños,
Nuevos planes y proyectos.
Y quizás la vida me alcanza,
Y quizás estoy creciendo demasiado rápido.

Escrito algún día durante el 2007

¿Cómo guardo tu aroma?

Hay cosas que a uno tanto le gustan, que desearía guardarlas eternamente. Para guardarlas hay muchas maneras, que también dependen de lo que se quiera tener eternamente. Al haberlas guardado, nunca se recurre a ellas de la misma forma que al vivirlas, pero es una buena forma para sentir aquellos momentos una vez más en nuestra memoria, en el recuerdo. Guardo un paisaje, tu rostro, en una fotografía. Guardo un movimiento, tu forma de andar, en una filmación. Guardo un sonido, tu voz, en una grabación. Te guardo en mi memoria, en los rincones de esta cabeza que tanto quiere recordar. Guardo gran parte, pero vos no sos vos sin tu olor. ¿Cómo guardo ese aroma que me invade cada vez que te acercás? ¿Cómo guardo el saber que estás cerca al oler aquella mezcla no sé qué o cuántas cosas, pero sólo tuyas? Abro un recipiente, con un movimiento en mis manos hago ingresar un poco de aire y rápidamente cierro la tapa. Me alejo de vos, abro el recipiente y no estás. No te encuentro. No puedo ni imaginarte. Agarro tu mano, cierro mis ojos, me alejo y te encuentro. Pero pasa un tiempo y desaparecés nuevamente. ¿Cómo guardo tu aroma? ¿Cómo te guardo eternamente? Completamente no puedo, lo sé. Pero tu aroma es el que extraño, tu aroma deseo, tu aroma quiero guardar. Y sé que no puedo.


Escrito en agosto de 2007

Abandonar el ego

Abandonar el ego. Sólo eso. De vez en cuando.

No serían muchas cosas más fáciles si abandonáramos el «ego», el «yo», el «uno mismo», o como quieran llamarle? Abandonarlo yo, abandonarlo vos, abandonarlo él, nosotros, ustedes, ellos.

Abandonar el ego. Sólo eso. De vez en cuando.

20 de junio, Día del Amigo (2007)

“Un amigo es aquel que te da la mano y te toca el corazón” dijo (o escribió…) Gabriel García Márquez.

Y es así! Un amigo es esa persona que te levanta, que te ayuda, que te aconseja, te escucha, te habla, te sostiene, te da la mano, te toca el corazón. Para mí, amigo es todo aquel que en algún momento de mi vida estuvo presente e hizo alguno de esos gestos, tan valoradas por mí. Amigo es todo aquel que dejó una huella en mi vida, que estuvo presente en momentos difíciles, que hizo algo por mí, que se las jugó, me demostró amor… tantas cosas que hacen los amigos…

Me considero una persona que a lo largo de su vida tuvo muchos amigos, muchas personas al lado, mucha gente querida. Quizás los verdaderos amigos son pocos. Quizás. Pero la verdad es que hoy siento que tengo mucha gente que si algún día necesito algo, me van a dar la mano, me van a brindar su ayuda.

Para mí, amigo es aquel que más allá de todo lo que pueda hacer por uno, el tiempo que pueda haber compartido con uno, deja una huella, toca un corazón. Hay veces que la gente pasa por nuestras vidas un tiempo corto, y después misteriosamente (o a veces no) se van, se alejan, siguen otro camino. La gente que uno realmente recuerda después, lleva en el corazón son aquellos que llegaron a tocarlo, que llegaron a él, que hicieron un cambio, demostraron algo diferente en la persona. Por eso considero que tengo, y tuve, amigos de muchas edades. Amigo puedo llamar a mucha gente. A familiares, a mis amigos regularmente llamados, a cuánta gente… Todo aquel que provocó un cambio en mí, que significó algo en mi vida, que dejó su huella, fue considerado mi amigo. Todo aquel que hoy está presente al lado mío, siempre con algo que decir, que enseñarme, que aportar, también es mi amigo. Y todo aquel que me falta conocer, que va a llegar a mi corazón, también lo será.

Más allá de todo lo que una persona puede hacer por otra, para mí, un amigo es aquel que deja una huella en el corazón del otro, sin depender su edad, situación, estado, o lo que sea que diferencie a ambos. Amigo puede ser cualquiera, siempre y cuando te tome de la mano y te toque el corazón.

Es por eso que hoy, 20 de junio, Día del Amigo, quiero agradecer a todas y cada una de esas personitas que día a día están, van, vienen, a las que se fueron del todo, a las que volverán, a las que de a poco voy conociendo, a las que me falta conocer. A las que me ayudaron, me sostuvieron, me levantaron, me cuidaron, me mimaron, me hicieron reír, pensar, delirar, ser feliz. A las que me escucharon, me aconsejaron, me vieron reír, me vieron llorar, y tantas cosas más… A todas esas personas que en algún momento consideré amigas, aunque hoy no las tenga a mi lado. A todas esas personas que están hoy. A todas y cada una de ellas. Gracias por haber dejado esa huella en mi corazón. Sepan que todo aquel que lo hizo, esa huella va a quedar ahí marcada, y no va a desaparecer. Nunca van a desaparecer. Por más que la vida nos separe, la huella, la marca que dejan en mí no se va.

No me voy a poner a nombrar a nadie. Simplemente, dense por aludidos, porque va dedicado específicamente para ustedes!

Gracias!!!
Los quiero a todos, y sepan cuán importantes son para mí!!


Escrito para el día del amigo del 2007


Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho
tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría
más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería
más helados y menos habas, tendría más problemas
reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría de tener
solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;
no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.


Autor: Nadine Star

Erróneamenete atribuido a Jorge Luis Borges

sábado, 28 de junio de 2008

Y uno aprende

Después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar el alma, que el amor no significa recostarse y una relación no significa seguridad...

Y uno empieza a aprender que los besos no son contratos y los regalos no son promesas; y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.

Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes..., y los futuros tienen una forma de caerse a la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado hasta el calor del sol quema, que hay que plantar su propio jardín y decorar su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno vale, y uno aprende y aprende...

Y con cada adiós uno aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver al tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por compañía a tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba ya no tiene ningún sentido.

Pero desafortunadamente... Sólo con el tiempo.

Se supone que es de Jorge Luis Borges, pero leyendo un poco más me enteré que después de su muerte fue publicado con su nombre, al igual que el famoso texto Instantes y no le pertenecen. Instantes logré averiguar que es de Nadine Star, originalmente escrito en inglés, y de éste texto no pude encontrar el autor... María Kodama mencionó Instantes y dijo que no es de Borges... pero de Y uno aprende no dijo nada. La gente se basa en que no es el estilo que escribía Jorge Luis, pero también puede haber escrito algo distinto, ¿no? En fin. Un texto hermoso sea de quien sea.