lunes, 29 de diciembre de 2008

De victorias y derrotas

No cantarás victoria antes de haber ganado la batalla

No abandonarás cuando todavía sigas en el campo

No mencionarás antiguas victorias si estás siendo derrotado

Ni las mencionarás cuando hayas sido derrotado

Si te vencen agacharás tu cabeza y dirás “me han vencido”

Aceptarás con humildad tu destino

Recordarás antiguas victorias si estás siendo derrotado

Ellas te cargarán de energías y valor para continuar

No recordarás antiguas derrotas que puedan frustrarte

Aceptarás lo que deba venir con humildad y fuerza

Con ganas de seguir, con determinación y firmeza

Vencerás con orgullo sano

O serás derrotado cuando realmente no haya nada que hacer

No abandonarás, ni envidiarás victorias ajenas

Con humildad triunfarás, y no sólo en el campo de batalla.


Creo que con esto me despido, queridos. Mañana parto a Buenos Aires.

Que voy a estar escribiendo allá, es seguro, pero que voy a postearlo no lo sé. Así que por un tiempo, les dejo esto y les deseo un muy feliz Año Nuevo!!

domingo, 28 de diciembre de 2008

Anymore

There are no more words to write
No more smiles to fake
No more paths to walk
Next to you
Anymore

There are no more words to say
No more eyes to contemplate
No more moments to share
With you
Anymore

There are no more silences to interpret
No more hands to hold
No more lovely hugs
From you
Anymore

There are no more tears to cry
No more you in my life
No more hearts in love
No more love
Anymore


No, no pasa nada. Fruto de mi imaginación lo que escribí. Don’t worry. :)

jueves, 25 de diciembre de 2008

¿Feliz? Navidad

Hoy sentí ganas de llorar. En plena Navidad, 24 de diciembre a las 24hs, o 25 de diciembre a las 0hs, tuve ganas de derramar una lágrima culpable, una lágrima víctima. En estos últimos días mis energías han sido débiles; mis ganas de seguir, pocas; mis objetivos, difusos; mis amistades, vaivenes; mi vida, inestable. No he sabido cómo reaccionar ni qué sentir o pensar. No he sabido responder ni controlar mis emociones o impulsos. No he sabido muchas cosas en este último tiempo, y aunque haya podido mostrar una que otra sonrisa, todavía no he podido salir del todo adelante. Toda la familia mirando aquellos destellos luminosos y ruidosos en el cielo; las hermosas luces de colores que adornaban por segundos el cielo de la Navidad tucumana. Yo los veía, pero más me concentraba en la nube de humo y papelitos quemados que se elevaban y de a poco cubrían la ciudad entera. Veía los colores, pero sentía un silencio muy profundo en mi interior, un silencio que me incomodaba y que se asustaba con cada explosión pirotécnica. Tenía un espectáculo en frente mío, pero esta vez era aquello que pasaba por mi cabeza lo que me emocionó, me movió y hasta me entristeció. Era una belleza, sí, siempre disfruté de ese espectáculo festivo (exceptuando los ruidos ensordecedores), pero esta vez me sentía muy diferente… no estaba lista para disfrutar de todo aquello.

Apartada del resto de los invitados, yo miraba al cielo mientras mis ojos se vidriaban rápidamente. Era la primera Navidad en la que no había ningún niño que creyera en Papá Noel, sólo una pequeña que no entiende el concepto todavía. Nadie lo esperaba al barbudo esta vez. Nadie preguntó “¿Cuánto falta?” mientras cenábamos. No hubo ojos inocentes brillando al sentir la campanita sonando enérgicamente. No hubo ninguna ilusión, ni actuación, ni emoción, ni sorpresas. Ya somos todos grandes y nos quedamos mirando el cielo hasta muy pasadas las 12, cuando recién alguien se acordó que era hora de abrir los regalos. Y la más profunda tristeza fue después del revuelo de papeles, que no fue mucho, ver esos ojos tristes, esa inocencia desilusionada, esa niñez que de a poco empieza a desaparecer para dejar que llegue el hombre en el que mi hermanito se está por convertir. Verlo tan triste, sabiendo por primera vez lo que es una Navidad sin Papá Noel y con regalos envueltos por sus propios padres. Y lo tuve en mis brazos un buen tiempo, y nos hablamos suavemente, y traté de cualquier forma hacerlo sentir un poco mejor, subirle un poco los ánimos. Pero no sé si pude lograr mucho. Mi angelito estaba triste, muy triste sin esa hermosa ilusión del gordo barbudo. Y me acordé de aquellos tiempos… ¡Qué triste es enterarnos de tan horrible noticia!

Y mientras miraba los destellos de colores no sólo me sentía más lejos que nunca de cualquier tipo de ilusión o niñez, me sentí contenta de tener a la familia reunida en casa, a ese primo que hace tanto no veía, y a esas personas que me hacen reír con anécdotas familiares y locuras generacionales. Me sentí feliz de estar rodeada de todos ellos. Pero a la vez me sentí sola mirando el cielo. Pensando cosas que seguramente nadie pensaba, y tratando de encontrar la respuesta de por qué las fiestas nos traen tantas cosas a la cabeza y tanta melancolía. Qué bueno hubiese sido poder ver a esa amiga con quien tantas cosas tengo que hablar. O haber tenido a esa otra amiga un poco más cerca para darle una llamadita y escuchar su voz, que hace tanto no escucho. Que alguien me aclare en quién debo confiar y en quién no. ¿A quién creerle? ¿Con quién hablarlo? Cuánto lo amo. Qué difícil se me hacen las cosas a veces. No quiero sentirme tan triste al pensar en esa persona. ¿Qué es lo que hice mal? ¿Realmente es injusta la vida? Cuánto los necesito y qué lejos los siento. Tantas cosas en mi interior y todavía ninguna expresada. De algo estoy segura y es que todavía no estaba lista para estos festejos.

No estoy lista para que termine el año sintiéndome así y con cosas pendientes todavía. Así que en estos pocos días que me quedan espero poder reacomodar mi interior lo más que se pueda, ver a todas las personas que tengo pendientes, decir algo de todo esto, reestablecer ese vínculo, tratar de entender y así terminar el año… no tan mal. Y mientras todavía vive en mi cabeza la imagen del mar de luces de colores y humo cubriendo la ciudad, voy a intentar detener las lágrimas que me nublaron la vista mientras escribía estas líneas, y que son las mismas que logré retener hace unas horas, a las 12 de la noche, en esta no tan feliz Navidad.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Balance 2008

Un caluroso enero de playa, un amor en mi cabeza

y sentirme en la nada que separa dos grandes etapas.

Febrero, mes de transición, también llegó el amor

y lo que tanto esperaba por fin se dio.

Marzo en nuevas aulas, gente nueva, vida nueva,

empezar una vez más con papeles y lápices, clases y apuntes.

Un año más de vida me llegó en abril y con él el frío

que me torturó en los siguientes meses. Frío por fuera, cálido dentro.

Mayo y todavía conociendo gente, buscando un sitio,

explorando horizontes, expandiendo y buscando lo que es mío.

Estudiando en junio de abrigo y calefacción

abandono de la actividad física, muchos chocolates y capuchinos.

Un julio lejos de casa, esquí en el frío del sur argentino,

luego el frío de los valles tucumanos, buen tiempo para la amistad.

Agosto de nuevos planteos. Dejar de extrañar, empezar a valorar,

sentirme otra vez, tratar de centrar.

Con las flores de septiembre y los primeros calores primaverales

volver a la vida del deporte, renovada y firme, lista otra vez.

Octubre de reencuentros, empezar una nueva actividad, gente nueva

y un alma que empieza a sentirse llena, integrada y plena.

Nuevamente el estudio de noviembre que quita el tiempo,

acelere, café cargado, pocas horas de descanso, ojeras y entregas.

Con diciembre otra vez la duda, pausar la vida, reorganizar,

caer y levantarme. Renacer. Revivir. Retomar. Repensar.

Y nuevamente sonreír.


¿Cómo se me ocurrió escribir ésto? A partir de http://identidadpk.blogspot.com/2008/12/0809.html

lunes, 22 de diciembre de 2008

Huevito Kinder, golosina eterna

Es esa golosina que a todos nos gustaba de chicos, y que a todos nos sigue gustando. La más completa: chocolate, y juguete, ¿qué más se podía pedir? Es que no era sólo eso. Comer un huevito Kinder era todo un ritual. Ver esa forma ovoide naranja y blanca ya nos emocionaba. Decir algún tipo de plegaria para que nos toque de esa colección que tanto nos gustaba, o que no toque repetido. Y suavemente encontrar la punta del papel metalizado, a veces abrirlo de a poquito para no romperlo y después jugar con él, y otras veces, cuando estábamos más desesperados, directamente lo rompíamos al abrirlo. Entonces aparecía esa superficie marrón, esa que nos volvía locos, y no podíamos resistirnos a darle un mordisco. Y una vez que lo hacíamos se abría por la mitad el huevo y podíamos observar la parte interior del chocolate, la parte blanca, y el naranja del huevito de plástico que venía adentro. Saboreando ese fantástico chocolate con leche bicolor abríamos con desesperación el plástico naranja. A veces se nos dificultaba porque teníamos las manos “resbalosas” por el chocolate, a veces nos ayudaban, y a veces de tanta fuerza que hacíamos salían volando varias partes. Entonces empezaba la persecución de los pedacitos, la organización de las partes sobre una mesa, desdoblábamos el papelito con las instrucciones y empezábamos a armar el juguetito.

Paso 1. No entendíamos por qué eso tenía que engancharse con esa otra parte. Paso 2. Ya empezábamos a verle forma. Paso 3. Funcionaba; y lo habíamos armado solitos, sin la ayuda de nadie. Entonces terminábamos el chocolate, algunos de a poquito para hacerlo durar, otros desesperados en dos mordiscos no tenían más y se les dificultaba hablar con tanto chocolate en la boca. Entonces jugábamos con los juguetitos, los mirábamos de todos los ángulos, los aprendíamos de memoria. Y no había más chocolate. Y al juguetito ya lo conocíamos.

Entonces empezaban las actividades alternativas y eran aplanar con el dedo el papel metalizado hasta dejarlo completamente liso, y al que se le rompía perdía. Sino lo hacíamos una bolita, lo aplastábamos hasta dejarlo compacto y nos pegábamos con bolitas de papel metalizado. Otra opción era colocar las dos tapitas del huevito de plástico naranja juntas, pero sin juntarlas del todo y al hacer presión sobre la más grande, la chiquita salía disparada. Era un deporte agarrarle la mano al plástico y poder apuntarle (y embocarle) a nuestro blanco.

Y finalmente aquel muñequito iba a parar a la repisa de nuestra habitación y cuando ésta ya se poblaba mucho, todo caía en una caja que el día de hoy abrimos cada tanto y con cada juguetito se nos vienen mil recuerdos a la cabeza, mil experiencias con cada uno. Nos acordamos dónde estábamos cuando nos tocó ese juguete, quién nos había regalado ese huevito, cuánto nos había costado armarlo, con quiénes lo habíamos compartido. Cada juguetito tiene toda una historia y nos gusta recordarla, por eso, cada tanto abrimos esas cajas superpobladas y nos divertimos un rato más con cada muñequito. Y lo vamos a seguir haciendo. Porque no nos queremos deshacer de ninguno, porque esos juguetitos son eternos, porque los recuerdos también lo son, y porque cada uno marcó un pedacito de nuestra vida. Por eso aún hoy seguimos comprando un Huevito Kinder cada tanto. Y seguimos saboreando como siempre ese chocolate con leche marrón por fuera, blanco por dentro. Seguimos emocionándonos y la intriga todavía nos invade por saber qué juguetito nos tocó. Seguimos sin darle importancia al papel con letras rojas y negras que dice algo así como que no es para chicos de menos de tres años, ese papel que nunca leímos, que era el primero en caer a la basura y que sólo alguna vez nos divirtió ver letras raras de otros idiomas. Seguimos colocando juguetitos en nuestra repisa, y seguimos poblando cajas. Porque todavía lo disfrutamos. Y nunca pudo ser igualado por ninguna otra imitación de huevito de chocolate con sorpresa. Porque el Huevito Kinder es eterno, y comerlo era todo un ritual.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Revivo

Ciclotimia?
Bipolaridad?

No sé, pero creo que todo puede ser.

Como el ave fénix, una vez más, hoy revivo. Surjo de mis propias cenizas, una vez más me elevo con mi mejor sonrisa y sintiéndome fuerte. Porque nuevamente estoy de pie, nuevamente muestro mi rostro y he podido sonreír desde adentro, mi alma ha sonreído después de casi dos semanas. Mi sonrisa ha sido verdadera nuevamente y una vez más, he cambiado, mi ser se ha modificado.

Revivo. Renazco. Me renuevo. De pie los saludo de nuevo. Y así regreso con todo lo que, sin querer, de a poco fui dejando de lado. Una vez más retomo. Me recupero. O al menos, eso creo.

La ventana se ha limpiado. Ha dejado de llover. El sol ha salido. Los bordes de las cosas se han vuelto a dibujar. Y las veo con claridad.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Difuso

No sé qué decir. Ni qué sentir. Ni qué pensar.
Sólo sé que llueve y las gotas en la ventana no me dejan ver hacia afuera. Ni hacia adentro. Todo se ha empañado, me rodea neblina por todos lados. No veo nada. Y siento muchas cosas. Pero no entiendo nada.
Ni quiero nada. No por ahora.
El mar está bravo, las olas no quieren calmarse, ni la marea bajar.
Paciencia. Voy a tener que tenerla mientras busco, observo, analizo, interpreto, entiendo, pienso e intento. Y me pregunto. Y me encuentro.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Lucha interna

Todos siguieron sus vidas sin saber que dentro mío miles de cosas pasaban. Mi alma pendía de un hilo. La expresión de mi rostro también. Me había convertido en un campo de batalla donde el único deliberante era yo. Y nadie se dio cuenta, o fingieron no hacerlo para no complicar las cosas ni introducir a nuestros días hechos inusuales, o simplemente por no querer pensar, interpretar, y buscar las palabras exactas. Por no ir a donde no conocían el destino. Por no querer saber más. Pero quizás en realidad nadie se dio cuenta. Qué ojos ciegos me rodean. Qué almas quietas me acompañan. Estaba yo sola, y seguía luchando, y buscando, y pensando. Todo a mi alrededor se hizo difuso y sola me encontraba tratando de aclarar tantas cosas, preguntando tantos porqués y buscando razones sin ningún resultado. Y una vez más, en medio de mi lucha interna tuve que volver a la realidad y abandonarlo todo, pretender que nada pasaba y seguir con lo que todos suponían que yo estaba pensando, o haciendo, o mirando. Y nadie sabía que en realidad yo estaba en otra parte muy lejana. Sola e incomprendida. Sola. Sin comprenderme ni a mí misma. Sola. Y ahora nadie me miraba, si algo habían percibido, ya se había difuminado ente la humedad del ambiente, el humo de la ciudad, palabras sin sentido, conversaciones triviales a las que trataba de incorporarme nuevamente, pero segura de que nada de lo que dijeran me interesaba. Ya nada me interesaba. Nada más que mi mundo y esa lucha que sigue pendiente.


Texto que había escrito hace algunos meses y nunca publicado. Hace un par de días sentí algo similar, me acordé de este fragmento, edité el texto, le agregué algunas cositas, cambié otras, y acaban de leerlo.

viernes, 12 de diciembre de 2008

jueves, 11 de diciembre de 2008

¡Basta de mentirnos!

Nótese que el siguiente artículo no es una crítica a una determinada marca o empresa, ni a un determinado producto, sino más bien a todos o casi todos los que consumimos en la actualidad. Digo casi todos porque quizás haya alguno que se salve de mi crítica y que yo todavía no haya tenido en cuenta, pero lo que vengo a criticar es a todo el resto.

Vengo a criticar esa maldita manía o ese maldito recurso publicitario y de ventas que utilizan para mostrarnos en el envase de un producto algo que no encontramos cuando abrimos su bolsa, caja, display o packaging. Sí, lo entiendo, tienen que vender el producto y por eso hay que mostrar el lado bello del mismo, o lo tienen que mostrar lindo y mejorado. Pero, ¿por qué mostrar algo que no es, algo que no existe?

Uno compra un pan dulce porque en la bolsa se puede ver que trae trozos de chocolate completos, enteros, y no un entrevero y casi masa y chispas de chocolate en una sola mezcla. Bien, si estamos en el supermercado vemos todos los envases del mismo producto y diferentes marcas, y todos parecen traer las chispas de chocolate completas… entonces nos preguntamos cuál comprar, de tan buenos que parecen todos. La respuesta es comprar cualquiera, porque de todas formas, ninguno trae las chispas completas. En todos vamos a encontrarnos con trozos pequeños, deformes y desordenados de chocolate.

Y no sólo me quejo de que nos muestran falsas imágenes en los envoltorios, sino de que achican sus productos, disminuyen su calidad, le quitan uno de los ingredientes esenciales, y nunca nos enteramos hasta que lo abrimos y nos encontramos con algo mucho más pequeño, no tan rico, y que ya no vale la pena haber ahorrado las monedas de toda la semana para comprarlo.

El famoso chocolate Mecano es un ejemplo. Aún con lo que voy a decir, debo aclarar que sigue siendo muy rico y sigo comprándolo, pero ya no tan seguido como antes. Esta hermosa rosca de chocolate con forma de tuerca y con dulce de leche adentro sigue mostrando en su packaging un dulce de leche brilloso, bastante líquido, que se estira al morderlo, que el hueco que genera el chocolate está completamente lleno de dulce de leche… tal cual era hace unos seis años esta golosina. Un día, de repente su tamaño se achicó hasta casi la mitad, el hueco de chocolate viene con la mitad de dulce de leche y la otra mitad es aire, y el dulce de leche es duro, se quiebra al morderlo, ya no se estira, ni nos ensucia la quijada cuando estamos distraídos. El producto cambió completamente y en su envoltorio no vemos más que un avance o modernización del diseño quizás. La foto que nos hace agua la boca, sigue siendo la misma de hace seis años, cuando el producto sí era así, o un poco más parecido.

Y así nos engañan con todos los productos que consumimos. Los envoltorios son cada vez más grandes y los productos cada vez más pequeños. Así se gasta más en el packaging y nos cobran más para poder financiarlo, y cada vez pagamos más por algo cada vez más pequeño y de menor calidad. Muestran en los envoltorios tamaños hasta el doble de grandes de lo que vamos a encontrar adentro. Todo brilla, todo está en perfecto estado, y siempre va a ser el mejor producto de todos. Pero sólo basta con abrirlo para darnos cuenta.

¡Basta de mentirnos! Quiero comprar lo que realmente me están vendiendo, no un ideal de un producto, o una idea falsa al ver su envase. Quiero saber con qué me voy a encontrar. Quiero saber qué es lo que compro, y no cuál es el producto que hicieron especialmente para la fotografía del envase, o qué buen manejo de Photoshop pueden tener los diseñadores.

¡Basta de mentirnos! Aunque sé que va a ser difícil… sólo planteo mi crítica y punto de vista.

lunes, 8 de diciembre de 2008

De sueños y cábalas

Vos te reís de mí porque creo en el significado de los sueños y porque me interesa analizarlos. Bueno, muy bien, por este medio te aviso que yo me río de vos porque creés que ese calzoncillo que te ponés cada vez que tenés que rendir es el que te da suerte, porque creés que si grito “gol” antes que sea, el gol no se va a dar sólo porque yo lo grité antes. Será que creemos en cosas diferentes, y eso nos hace diferentes. Hermano, esta vez hago público mi total desacuerdo con vos en tus malditas obsesivas y, para mí, estúpidas cábalas.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Miss

After dreaming last night that you called me just to know how things were going round here, and trying to find your face inside every car like yours, I reached to a conclusion: I miss you. But it’s a strange feeling. I can say I miss you because I would like to find you someday and tell you that everything’s going ok. I want to tell you I can do fine without you. I miss your green eyes and your funny messy hair. But I don’t miss our encounters at all; I don’t miss our schedules and timed conversations. I miss the conversation and the relationship we’ve never had. Yes, that’s what I miss and what I’ve always wanted from you: another type of relationship.

martes, 2 de diciembre de 2008

Conversaciones en una tarde de estudio

- Che Vale, ya estoy cansada de eso… ¿no me podés hablar de alguna otra cosa?

- No loca, esto es lo que tengo que estudiar ahora, no puedo distraerme con otras cosas.

- Sí, ya sé, pero me aburre. Dale, no seas mala. Ya me cansaron las fechas, los imperios, las invasiones y la Cristiandad Medieval.

- Si vos estás cansada, que sólo me escuchás, imaginate yo, que lo tengo que estudiar.

- Encima es todo parecido y ya se me mezclaron todas las cosas que me fuiste contando. Todo tiene causas, características y conclusiones y los aspectos son siempre los mismos: político, económico, social, cultural y religioso. ¿No hay nada más divertido que me puedas contar? Lo de la semana pasada estaba bueno, eso del cubismo, el arte pop, el arte cinético, eso sí me encantaba escucharte.

- No, mi querida oyente y testigo de todas mis vivencias en mi habitación, por ahora no puedo leerte otra cosa. Aparte, no te quejes, voy turnando estos temas aburridos con unos cantos acompañados de la guitarra cada tanto, mientras me despejo un poco y busco un impulso para seguir con el Medio Evo.

- Sí, es verdad… me gusta escucharte tocar la guitarra y cantar. Aunque desafinás bastante, me gusta. ¿Podés cantarme ahora Bleeding Love? Me gusta cómo te sale esa.

- Bueno, está bien, te canto esa y después sigo porque me falta contarte lo del fundamentalismo y el terrorismo todavía.

- Trato hecho. Y cuando termines de estudiar estas cosas aburridas ¿vas a seguir leyendo el libro gordo ese que tiene la señora de pelo verde en la tapa? Me encanta ese dibujo. Siempre me gusta verlo mientras vos leés. Como eso no te gusta compartir, y lo leés en tu mente, entonces me divierto mirando el dibujo.

- Amiga, no lo leo en voz alta porque eso no necesito estudiarlo, pero prometo que voy a leerte algunos fragmentos porque es un libro espectacular y mucho, muchísimo más divertido que lo que estuviste escuchando estas últimas tres semanas.

- Bueno Vale, muchas gracias. Por fin voy a saber qué es eso que te tiene tan atrapada durante las noches y los días mientras no estudiás. ¿Ahora me cantás la canción que te pedí por favor?

- Sí, ahora mismo. Hacé de cuenta que esta vez no desafino, y te la canto mejor que nunca.

Conversación que tuve con la cortina de mi baño ayer por la tarde.


lunes, 24 de noviembre de 2008

Reencuentros

Reencuentros y vivencias de antiguas experiencias. De ellas también se vive. Vitalizan, regeneran, energizan, potencian, emocionan. Sensaciones reencontradas, rostros otra vez observados, cuerpos cercanos. Luces que se encienden después de un largo tiempo. Corazones que laten a gran velocidad. Reencontrarse es necesario cuando la vida quiere regresarnos a alguien que no debió haberse perdido o no debimos haber olvidado en el camino. Reencuentros. Sonrisas ya casi perdidas. Gestos difusos. Pretendiendo que no extrañamos. Tratando de no hacerlo. Pero extrañamos. Y queremos. Y volvemos a vivirlo. Y volvemos a encontrarnos. Y volvemos a querernos. Y volvemos a extrañarnos. Pero esta vez llenos de energía, de vida, de felicidad y de esperanzas que renacieron y revivieron.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Un sueño a flor de piel

Estoy viviendo con un sueño a flor de piel, con indescriptibles ganas de realizarlo y de lograrlo, pero no logro encontrar las palabras exactas para describirlo, ni para comenzar a realizarlo. Y yo no me doy por vencida. El sueño sigue presente y seguirá hasta que sea su tiempo y pueda ser realizado. Este tiempo es simplemente el que necesito para ir planeándolo. Se dará. Porque así lo quiero, y porque voy a seguir persiguiéndolo e intentándolo.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Otra vez sucede

De nuevo me está pasando.

De a poquito empiezo a sentir

que ya nos estamos distanciando.

Y no me gusta.

Y no lo quiero.

No de nuevo.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Silencio mutuo

Está a punto de terminar el día y todavía no hemos hablado. Está a punto de terminar mi día. No soporto más esta tensión, estas ganas desesperadas de verte, pero de que todo haya vuelto a la normalidad. No soporto estos nervios y estos pensamientos que no abandonan mi cabeza. Por eso decido terminar mi día ahora y empezar de nuevo mañana, con nuevos aires, con un nuevo sol.

Está a punto de terminar el día y todavía no hemos hablado. Y sé que terminará sin que hayamos cruzado una palabra. Porque hoy es un día que te siento así, tan lejos mío, y yo tan lejos tuyo. Hoy ninguno de los dos se atrevió a levantar el teléfono ni a marcar unas teclas en un celular. Ninguno de los dos.

Y así como ahora te pienso desesperadamente mientras trato de dormirme para hacer que todo lo que da vueltas en mi cabeza descanse un poco y deje de marearme, supongo que también andaré por tus pensamientos, aunque no esté tan segura de ello. Y mañana amaneceré una vez más pensando en vos y con ganas de volver todo como era antes. Y diré que estuve estudiando toda el día y que cuando me disponía a llamarte me quedé dormida muy temprano en la tarde y no desperté hasta que el sol estuvo muy alto el día siguiente. Y dirás que tuviste que salir de improviso y que el celular no tenía batería y que volviste a una hora que no era apropiada para llamarme. Y ambos creeremos la versión del otro sin estar seguro que la nuestra está siendo creída. Y en el fondo ambos sabemos que no era un buen día para vernos. Que simplemente no queríamos hablar para darnos un tiempo para pensar las cosas y analizarlas cada uno por su lado.

En el fondo, muy en el fondo, los dos sabíamos que ese día no teníamos ganas de escucharnos la voz, pero al siguiente sí. Y no era el día apropiado para volver las cosas como eran antes. Por eso ninguno se atrevió. Pero hoy sí.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Días sombríos de encierro

Y en los días que se sentía así su habitación se convertía en una cueva sombría. Se escondía tras la puerta descascarada, cerraba todas las ventanas y sólo se filtraba un débil rayo de luz entre los pliegos de la cortina que sin resistencia simplemente se deja caer a la voluntad de la gravedad. Se acurrucaba entre sábanas solitarias y arrugadas, y abrazaba un oso de peluche sin vida. Se escudaba en el olor a humedad y encierro que ella ya no sentía, y clavaba su cabeza en lo más hondo de la almohada casi impidiéndose respirar. La música sonaba a todo volumen, sin saber ya qué escuchaba o si era real lo que oía. Y no sabía lo que ocurría fuera de su fortaleza. Era ella, las cuatro paredes y todo lo que podría haber allí dentro. No sabía qué ni quiénes afuera, si lluvia, sol, estrellas o viento. Si tarde, mañana o noche. Era ella escudada de todo y abstraída del mundo. Ella y su mundo sombrío, ese en el que se sumergía cada tanto. Ella y miles de pensamientos rondando en su cabeza despeinada, saliendo por ojos hinchados de tanto llorar, oídos aturdidos y manos con esmalte rojo descascarado desde hacía ya varios días.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Posterización



El trabajo final de Medios de Expresión consistió en tomar una foto y reducirla a 4 niveles de luminosidad-oscuridad. De ahí la representamos como primer paso en lápiz negro en sus 4 niveles, luego lápiz de color de 1 sólo color en 4 tonos (agregando nuestro nombre o apodo), luego collage con cartulinas en dos colores complementarios y finalmente hicimos la pasterización digital con Photoshop con 2 pares de colores complementarios. Todo en formato A4. El de lápiz negro no me convence… lo hice con pocas ganas, y además no me gusta mucho trabajar con grafito. Pero al resto sí le puse pilas :)











Después de trabajar con nuestro rostro elegimos un famoso e hicimos el mismo proceso de reducción a 4 niveles y lo representamos en tamaño A3 mediante collage de cartulinas, pero con colores en gama. Yo utilicé celeste claro, celeste, azul y violeta. Además, le agregamos una frase. Mi famoso: Freddie Mercury.