sábado, 29 de mayo de 2010

Todavía


Todavía floto sobre su cuerpo, sonrío incansable con la huella de aquella mirada, el rastro de aquella expresión. Todavía bailo entre sus aromas y me mece en su mano. Todavía acaricio su piel, susurra en mi oído, respiramos al mismo ritmo. Duermo sobre su pecho, me siento custodiada. Todavía su voz, sus manos, su sonrisa. Todavía mi amor.

jueves, 27 de mayo de 2010

De pequeñas sonrisas se compone la felicidad

Ph: Valebé

En alguna época de mi vida solía pensar, cuando me iba a acostar, lo que me había hecho sonreír, lo positivo, lo bueno de ese día que terminaba. Hace mucho que no lo hago... y hace días me dieron ganas de retomar tal hábito.

Empiezo contándoles algunas de las cosas que me ensancharon el pecho, me dibujaron una sonrisa en los labios y otra en el alma, en estos últimos días:

- un chico que caminaba delante de mí y en su mochila tenía un sólo pin: de Queen
- S. cantando Bohemian Rhapsody sin darse cuenta que yo lo escuchaba. No se lo dije, pero canta bien
- un abrazo
- el perfume de su cuerpo inundando mi aura
- la señora sentada a mi lado en el colectivo
- abrir mis ojos muy temprano en la mañana y ver el resplandor naranja colándose por mi ventana
- J. me dijo que me quiere
- la voz de Carla Bruni
- entenderme con L. con una sola mirada
- el interés que demostró D. en lo que yo hacía. La fe que me tiene.
- tener el tiempo que quería y usarlo para leer
- su cabeza en mi pecho
- escuchar a S. dar su punto de vista e ideas
- la nena saltando y jugando con la palabra “veintichincho chentavoch”
- el sol entre dos cámaras de fotos, palabras y café
- la sonrisa de G.

martes, 25 de mayo de 2010

Musicalizando

Ph: Valebé

Hay melodías que se escuchan mirando un paisaje.
Hay acordes que se sienten de ojos cerrados.
Hay palabras que se cantan gritando.
Hay notas que se escuchan en silencio.

sábado, 22 de mayo de 2010

Necesidad

Ph: Valebé

Quiero esto, quiero lo otro. Me gustaría que hicieses esto, me encantaría que aquello sea así. Quiero, deseo, anhelo.

Necesito.

Necesito se viste de otro color. A veces confundido o exagerando se lo hace aparecer cuando no es necesario: cuando con un quiero o un deseo basta. Se lo malgasta. Necesitar es depender de aquello. Es desear hasta el desgarro. Es anhelar con toda la inmensidad (o pequeñez) del ser. Es depositar toda la fe y esperanza. Librarnos a las manos de lo que pueda salvarnos, de quien pueda movernos hasta lo más alto.

Y ella lo sentía, yo sé que lo anhelaba, que la desgarraba. El brillo en sus ojos, el temblor de sus manos, y su boca que no tragaba saliva, la delataban. Su mirada perdida tras la ventanilla del colectivo, intentando ser tragada directamente por su campera y su bufanda negra, me gritaba con desesperación.

«Necesito tu compañía» escribía ella. Tan simple, tan profundo, y tan real. Con esas tres palabras se mostraba íntegra, se dejaba caer mientras abría una ventana en un pequeño rinconcito de su alma.

«Necesito tu compañía» tecleaban sus dedos, gritaba su cuerpo, imploraba su alma.

jueves, 20 de mayo de 2010

Entre su vida y la mía

Hoy he vuelto a rondar por aquí. He vuelto, como volví tantas veces, pero con otra experiencia en mi espalda. He vuelto y lo he buscado a él. Al viejo, al señor de anteojos que miraba tras aquel vidrio nunca del todo limpio. Durante el frío, durante el calor, su mirada se perdía del otro lado del cristal. Seguía el paso de las señoritas que hacían ruido con sus tacos. Y sonreía. Seguía el andar de los atareados muchachos trajeados. Y sonreía. Seguía las polleras cortas, los jeans anchos y las zapatillas. Y sonreía. Seguía el giro de las ruedas de las bicicletas, de las motos y los autos. Y sonreía. Seguía a todos y cada uno de los niños. De la mano de sus madres, entre amigos, con una muñeca, un tractor o una pelota. Y sonreía.

Alguna vez llegué a pensar que el hombre estaba atado de alguna manera extraña al suelo, o a una silla. ¿Será un prisionero? ¿Un asesino? ¿El mismísimo hombre de la bolsa? Más de una vez me asusté al toparme con sus grandes ojos, detrás de sus lentes, detrás del vidrio, pero bastaba con que asome su sonrisa para sentir el deseo de correr a abrazarlo. De colgarme en sus piernas, darle un beso y pedirle un cuento. Hasta tal vez, llamarlo abuelo.

Hoy he vuelto, después de varios años, con la nostalgia entre los ojos y un cuerpo de grande. He vuelto y he distinguido con mucha rapidez aquel vidrio, todavía un poco sucio. Me pregunté por el viejo, por sus tardes, sus anteojos, su sonrisa. Me acerqué al vidrio.

Me di cuenta de la ventaja de los años, y con varios centímetros más, pude ver desde otra perspectiva al viejo, todavía ahí. Sus anteojos intactos, su mirada perdida en algún transeúnte, entre tacos, polleras o trajes. El mismo rostro, pero escondido detrás de muchas más arrugas que las que tenía antes. El mismo viejo. Las mismas mañas. Descendí un poco la mirada (ahora que mi altura me lo permitía) y lo vi. Vi la razón de su mirada perdida, de su sonrisa melancólica, de su siempre detrás-del-vidrio. Una mano sobre la otra, ambas sobre su regazo, enraizado. Como piernas tenía dos ruedas. Estaba encorvado, hundido sobre una silla. Y sonreía. Con cada auto, con cada señora, con cada muchacho. Con cada niño sonreía. Después de tantos años, aún sonreía.

viernes, 14 de mayo de 2010

Te guardo conmigo

Te guardo en este rincón de mi corazón, te tengo y te cuido ahí. Será un rincón, pero el más preciado, lleno de luz, de aventuras y nuevas experiencias. El rincón que sufrió, pero tanto disfrutó. Aquel que te reservó ese lugar tan tuyo desde el primer momento que te vi. Porque sin conocerte y ni siquiera saberlo, algo (todo) dentro mío se preparaba para vos y sabía que en algún momento serías parte de mi vida. Gran parte de ella.

Guardo tus manos, creadoras y curadoras. Las que me invitaron a esa primera caricia, las que tuvieron el primer contacto con mi cuerpo diciéndome que ya nada era casual. Tus manos, que junto con las mías pueden más. Podemos mucho más. Esas que hoy al recordar, deseo tocar. Esas que me gusta simplemente contemplar al doblar un papel, al dibujar un rostro, o reposar sobre una mesa. Guardo tus manos en las mías, tus manos en mi espalda, en mi rostro, en mi cuello.

Tu beso todavía reposa en mis labios, los mantiene por ahora vivos. A veces sueño con uno más, uno que reviva tanta pasión, pero sé que con el último te llevo conmigo. Guardo aquel beso que nos despidió. Lo guardo como si fuera tu único recuerdo, el último que sucederá, mas tengo el presentimiento que es recién el primero. Reposa en mis labios, se escabulle entre aquellos pequeños surquitos que seguramente hoy recordarás, y respira con cada palabra que digo, callo o grito.

Desde aquel día ya no susurro. A nadie le digo palabras al oído. Por eso guardo tu último susurro todavía en una curva de mi oreja. Tu respiración entrecortada sigue presente en mi oído junto con todas tus dulces palabras. Aquellas que no he vuelto a escuchar y sólo las puedo recrear en tu voz. Esas palabras que fueron tuyas, que ahora son mías.

No me pidas que te olvide. No quieras que ya no sienta. En silencio yo te guardo, yo te cuido, en cada pedacito de mi cuerpo y de mi alma, porque estoy segura que en algún momento, en otro abrazo, nos vamos a volver a encontrar.

martes, 11 de mayo de 2010

Too Much Love Will Kill You

No hay caso, este tema debería ser himno. Con su primer acorde ya me absorbe, me lleva a otro sitio, me eleva. Penetra por cada poro de mi piel, eriza cada centímetro de ella. Me hace sentir, gritar, llorar. Retumba entre las paredes de mi corazón y se instala en el más recóndito espacio de mi ser.

La versión de Queen con un emotivo video de recortes e imágenes:


La de Brian May, autor de la canción:


Y la de Queen sin Freddie, pero cantada por Katie Melua:


Imperdibles.

viernes, 7 de mayo de 2010

Alfonsina Storni en imágenes

Acá está el trabajo del que les hablé, completo, en formato pdf.

Como parte de la materia Lenguaje Visual II, en la carrera de Diseño Gráfico, la consigna era elegir un tema y desarrollar 30 láminas, con formato y técnica libre, sobre el tema seleccionado.
Alfonsina Storni y su creciente depresión es lo que muestro a través de 5 de sus más importantes poemas, en láminas tamaño A4 que contienen, mayormente, fotografías, collage y algo de dibujo.




Haciendo click en el siguiente link lo pueden ver:
Alfonsina Storni en imágenes

jueves, 6 de mayo de 2010

Ausencia




Me ahogo entre las sábanas,
Me enredo en tanta ausencia,
No puedo con mi alma,
Me mata la impotencia.

Escupido hace varios meses,
como nota en mi celular.

Ph: Valebé.

domingo, 2 de mayo de 2010

Miradas

Cuando te pierdas, realmente te pierdas muy dentro, 
penetres en el universo de una mirada o de una sonrisa, 
es cuando empezarás a entender.

Ph: fotos sacadas por mí, que son parte de un trabajo que presenté el viernes 
y estoy intentando publicar. Apenas pueda, lo verán.