sábado, 29 de diciembre de 2007

Goodbye my old friend

Since I felt that same joke was no longer funny
I knew the moment had come.
Since the same old game was nonsense
I felt that it was time to grow up,
To analyse, to understand and to start over again.
Things had changed, time had passed, my body was a new one.
I had grown up and what my brother still played
Was not funny anymore.

As many loved things had to be left behind
I knew it was time to say goodbye to my best friend.
That creature who had the shape I imagined,
Played the games I wanted
Said what I needed to listen and
Was with me when no one else was.
It was time to say goodbye to him,
To the person only I could see, only I could love.

It was time to grow up, it was time to move forward
And imaginary friends don’t live forever.
It was time to let him go, to let him fly.
Just like no one ever knew he was with me,
No one ever knew when he arrived,
No one ever realised that I let him go.
I didn’t kill him. We didn’t die without each other.
It was just a new experience, a new beginning
And there were children that needed him more than I did.

Pic: my brother Tomás
photographed by me

domingo, 23 de diciembre de 2007

Despedida por escrito

Nací, fui niño, me alimenté, corrí, jugué al fútbol, estudié, gané carreras de autitos, jugué a la payana, a la rayuela, anduve en karting, tuve amigos, padres, abuelos, tíos, primos. Conocí a Papá Noel, pero nunca pude ver a los Reyes Magos. Fui a la escuela, me quebré un brazo, se curó, anduve a caballo, tuve una novia, planté un árbol. Fui adolescente, estudié, fui a la facultad, fui adulto. Aprendí muchas cosas, ayudé a mucha gente, enseñé muchas otras. Crecí, tuve esposa e hijos. Vi crecer a mis hijos, me aseguré de que hicieran lo mismo que yo hice cuando era chico y que con ello sean felices. Hice muchas cosas, pero creo que llegó mi momento de partir. Vi muchas cosas lindas en el mundo, pero últimamente me invadieron las feas, las oscuras, las dolorosas, tenebrosas, desagradables. Hice mucho por el mundo, no fui tomado en serio, no fui oído ni entendido. Sufrí mucho, pero también fui feliz. De cualquier manera, siento que mi trabajo en este lugar ha terminado.

Bueno, creo que ya es suficiente, se me hace tarde y debo partir cuanto antes. Llegó el momento de decir adiós. Estas son mis últimas palabras que escribo. Perdónenme si estoy tomando una decisión errada, acuérdense de mí, de lo que hice, no me olviden, pero tampoco me extrañen demasiado. Acuérdense de mis locuras, tengan en cuenta que no quisieron escucharme y luego no se arrepientan. Tampoco se arrepientan de haberme llamado loco y de otro mundo. Quizás lo sea, y es allí a donde me voy. Sepan que los quiero a todos, buenos y malos, amigos y enemigos, y los espero en un nuevo universo donde quizás, sólo quizás, podamos volver a encontrarnos y tal vez reconocernos.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Mickey Mouse said it


"The magic is as wide as a smile and as narrow as a wink, loud as laughter and quiet as a tear, tall as a tale and deep as emotion. So strong, it can lift the spirit. So gentle, it can touch the heart. It is the magic that begins the happily ever after."
Mickey Mouse


"La magia es tan amplia como una sonrisa y tan estrecha como un guiño, fuerte como una risa y silenciosa como una lágrima, alta como un cuento y profunda como una emoción. Tan fuerte que puede levantar el espíritu. Tan delicada, que puede tocar el corazón. Es la magia con la que comienza el felices para siempre."
Mickey Mouse

jueves, 20 de diciembre de 2007

Ingrato visitante

Desde muy temprano lo supe. Apenas apoyé mi cabeza sobre la almohada que se hundió con el molde de mis ideas me di cuenta que sería otra noche de insomnio. Mi corazón latía más rápido de lo normal y mi cabeza parecía no darle lugar al sueño o a la relajación. Desde temprano supe que no iba a resultarme fácil dormirme después de todo lo vivido. Definitivamente, no era por el bicho que había visto temprano volando en mi cuarto… ahora que lo pensaba, no me había acordado del desagradable animalito alado en toda la noche (o lo que iba de ella). Tampoco por amor. Sólo había pensado unos minutos en aquel ser que puedo colocar dentro de esa categoría, y sin mucho énfasis. No entendía la razón de mi insomnio, pero este ingrato acaparador es así, no hay que darle vueltas, no hay que hallarle un por qué ni enojarse con él. Simplemente es insomnio, que decide hacerme compañía por una noche, o me elije a mí entre tanta gente para que lo acompañe en una velada más. After all, it's probably only insomnia. Many must have it.*


* from ‘A Clean Well-Lighted Place’ by Ernest Hemingway

martes, 18 de diciembre de 2007

Video prometido: La vida en el colegio

Aclaración: a este video lo hice yo, para mí, para mi gente más cercana. No es el video de la promoción que pasamos en la cena de egresados. Yo quería uno para mí, con mis fotos favoritas, sin depender de nadie qué fotos poner y cuáles sacar.



Acá está el video que prometí. Con mis mejores fotos de todo el secundario y un par de videos intercalados. Mis más amigos, profesores, gente querida, rincones, locuras, todo lo que fuimos ahí dentro!

Las canciones que usé tienen todas mucho significado para mí. Les dejo los nombres, los artistas y las frases que más me gustan de cada una. Y muchas gracias a los que me hicieron conocer las canciones - hay una que ya conocía de antes, pero gracias por hacerme entender el significado trayéndola de nuevo a mi vida.

Little Wonders – Rob Thomas
“We will only just remember how it feels […] All lives are made in these small hours, these little wonders, these twists and turns of faith […] These small hours still remain […] We’ll get back. It’s the heart that really matters in the end”
Complete lyrics
Original video clip

Friends Forever (Graduation Song) – Vitamin C
“When we leave this year we won’t be coming back […] And if you got something that you need to say you better say it right now cause you don't have another day […] These memories are playing like a film without sound […] As we go on, we remember all the times we had together. And as our lives change, from whatever,we will still be friends forever […] Will that joke still be funny? Will we still remember everything we learned in school? […] I keep thinking that it's not goodbye, keep on thinking it's a time to fly”
Complete lyrics
Original video clip

Time of Your Life (Good Riddance) – Green Day
“Another turning point […] Time grabs you by the wrist directs you where to go. So make the best of these test and don’t ask why. It’s not a question but a lesson learnt in time […] I hope you've had the time of your life. So take the photographs and still frames in your mind”
Complete lyrics
Original video clip


Qué Caro Es El Tiempo – El Canto del Loco
“Recuerdos que en palabras acompañan, nos atrapan. Fue como nuestra casa […] Pasamos mil historias, siempre juntos y hasta ahora. Qué caro es el tiempo que me pone contra la pared […] Perdona si digo que quiero seguir siendo lo de ayer, un niño sin miedo que regala su cariño no sabe por qué […] Secretos que uno guarda […] Canciones que te atrapan, que recuerdan, que acompañan”
Complete lyrics


Ya está todo dicho. Los quiero y los voy a extrañar! Gracias por tantoooo!!

I did have the time of my life and the small hours and little moments will remain! :)

Esa palabra horrible

Hay una palabra muy fea que mencionó mamá un día y desde que la escuché supe que no era nada bueno; es más, supe que sería todo lo contrario. Perforó mis oídos, se grabó en mi mente, pintó mi dolor, determinó mi felicidad. Es una palabra horrible, que ojala nunca nadie más la tuviese que escuchar. Creo que yo la había oído alguna vez antes, pero nunca había entendido su significado. Es una palabra horrible que me gustaría que no existiera. Quisiera destruirla con mis camioncitos de madera, que sus poderosas ruedas la aplasten tal cual aplastan a los soldaditos de plomo, quisiera deformarla y transformarla en otra cosa como si fuera plastilina, o simplemente lanzarla a otro planeta con mi catapulta que tira pelotitas de colores.

Es una palabra que llevó a papá a un lugar con olor a doctor, lleno de gente triste y preocupada, con pasillos largos, muchas puertas, gente en sillas de ruedas, gente con muletas. Es una palabra que hizo que mi papá no duerma en casa por muchas noches. Es la razón por la que él tiene una aguja pinchada en la mano todo el tiempo. Culpa de eso ya no tengo con quién jugar al fútbol y mi mamá se la pasa llorando e insultando con esa palabra horrible. Culpa de eso no le pude contar que me saqué un 10 en matemática, ni que gané la carrera de bicicletas del barrio con la bici que él me regalo, ni que encontré el autito que él me hizo cuando yo era chiquito y se me había perdido. En realidad sí se lo puedo contar, y sí se lo cuento, pero tengo la sensación de que no me está escuchando por más que la gente trate de convencerme que sí. Si me escuchara, me guiñaría el ojo derecho, sonreiría mostrándome sus dientes blancos, me diría “Martincito, estoy muy orgulloso de vos”, y desde que está entre esas sábanas blancas, no lo hace.

Esa palabra horrible me dijo que algo malo se acercaba por más que yo no sabía lo que significaba. Esa palabra fea que empieza con la misma letra de cosas lindas como caramelos, camioncito, chocolate, cumpleaños o Carlitos, mi mejor amigo. Es una palabra que no quiero repetir porque me quita las fuerzas y las ganas de seguir jugando a los autitos o yendo a la escuela. Es una palabra horrible que hizo que mamá tenga que trabajar más horas por día, que yo tenga que ir a un lugar con olor feo y gente triste a visitarlo a mi papá, que ni siquiera se despierta para verme.

Hace mucho tiempo que papá no duerme en casa, no come conmigo, no vemos la tele juntos, no me sienta en sus piernas, y la lámpara de mi cuarto sigue sin nadie que la arregle. Y todo es culpa de una palabra horrible que dicen que es una enfermedad y puede ser muy grave. Una palabra tan horrible, que no quiero repetirla.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Renovándome

Me puse el pantalón gris que me acompañó todo el año en el colegio, que es tan cómodo, tan calentito en los días de frío, tan yo. Me puse una remera y comencé a ordenar mi cuarto. Lo primero que hice fue abrir todas las ventanas para dejar que el frío entre a la habitación y cambie el aire. Debido a las bajas temperaturas tuve que cerrar los vidrios, pero dejé todas las persianas abiertas, dejando que entre el máximo de luz posible y llegue a todos los rincones de ese cuadrado que me acompañó en todas. Le di play a un CD que me gusta muchísimo y hacía tiempo que no escuchaba, como para traer recuerdos de años pasados. Observé mi habitación y la vi allí, tan débil, moribunda, pidiendo ayuda y me di cuenta de mi descuido en este último tiempo. Vi a mi planta sobre el estante y me di cuenta de cuánto la olvidé. Corté sus hojas viejas y secas y llené con agua el recipiente en el que se encuentra, que en ese momento estaba a la mitad. Cómo pudo haber sido mi descuido que dejé de lado esa alma purificadora de mi habitación.
Mientras la música me llevaba tendí mi cama, guardé las sandalias de la cena de egresados de la noche anterior y decidí sacar las cosas que no uso. De vez en cuando hay que hacer una limpieza y pensé que éste era el momento adecuado. Lo primero que saqué de mi placard fue todo lo que en estos últimos años denominé como “uniforme”. Una pollera gris sobre la cama, encima de ella dos camisas, luego medias verdes, remeras con el logo del Colegio San Patricio y un par de zapatos. Por las dudas revisé todos los bolsillos para estar segura de no dejarme ningún recuerdo guardado en el fondo de algún buzo que nunca más pueda recuperar. Lo que siguió fue la ropa que ya no me entra ni me gusta. Una gran pila se fue armando sobre mi cama, dejando mi placard cada vez más vacío. Papeles que no tiene sentido guardar, a la basura, papeles con algún recuerdo, bien archivados en un cuaderno. Con un trapo saqué de cada rincón polvo y suciedad que no quiero llevar conmigo en un futuro. Tiré cajas vacías, acomodé una pila de libros y saqué la única caja de esa pastilla que después de 1 año y 2 meses, ya no tomo.

Y así, de a poco fui renovando mi habitación, renovándome. Inconscientemente, el mismo día que una gran etapa había culminado, decidí sacarme todo lo que ya no me serviría para enfrentar el nuevo comienzo que se avecina. Todo lo innecesario fuera de camino. Inconscientemente renové mi cuarto, mi persona, mi alma, mi cabeza. Reordené, reorganicé, guardé, tiré y recordé. Con mi placard un poco vacío espero que lo próximo comience a llenarlo nuevamente con cosas que valgan la pena y me sigan haciendo feliz. Habiendo acomodado los espacios en mi alma y tirado cosas que simplemente ocupaban espacio y no servían de nada, espero a esta nueva etapa con tantos momentos valiosos guardados, tantos recuerdos, tanta gente querida que sé que van a seguir a mi lado cuando mi placard vuelva a llenarse.

15/12/07

jueves, 13 de diciembre de 2007

Multiplicame

Todavía estoy sorprendida con los resultados que obtuve! No quedó buenísima la foto? Joaku, debo admitir que tomé tu idea… y quise intentarlo yo también… Pensé que sería demasiado complicado y que iba a abandonar a medio camino… pero no... Es un poco complicado, pero no tanto! :)
Me perdonas Joaku?
Igual, fue mi primer intento, con las 3 primeras fotos que saqué y así quedó… No me convence del todo, la achiqué mucho… etc… Pero ya voy a hacer una mejor y más grande… Por ahora, me gusta mucho cómo quedó!!
Y todo con qué, señoras y señores? Con el famoso, precario y mejor amigo, el Paint!

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Mi miedo, mi fobia

Hoy vengo a confesar algo. Hay un miedo que tengo y recién puedo darme cuenta. Nunca pensé que podía denominarlo fobia, pero hoy decidí que sí. Le tengo miedo a la profundidad, a la inmensidad del mar.

Yo nunca fui de meterme mucho a la pileta. Me gusta refrescarme un ratito y salir, de vez en cuando. Tampoco soy tan calurosa como para estar todo el día metida… no es algo que me tiente la pileta. Analizando desde esos detalles fue que llegué a la conclusión de que lo mío puede denominarse fobia…

El sólo hecho de pensar que una pileta de natación puede tener 4 metros de hondo me hace encoger las piernas, apretar mis puños, presionar mis dientes. Ni se imaginan al pensar de la profundidad del mar, de los océanos. Es una sensación de repulsión que se genera en mí, de miedo, de impresión. En una ocasión que me metí en una pileta así, me tiré desde el borde, sentí que no llegaba a tocar el piso y antes que pasen más de tres segundos, ya estaba desesperada pataleando para arriba, faltándome el aire, sintiendo que algo me perseguía desde abajo, desesperada por salir a la superficie. Apenas saqué la cabeza del agua salí de la pileta y no quise volver a meterme, ni en la parte pampita. Otra cosa que no me gusta para nada es meterme de noche en la pileta. No se ve el fondo, se ve todo oscuro… me da una sensación de escalofríos el pensarlo. Sé que no va a salirme un tiburón de la pileta, pero aún así, detesto meterme de noche.

Acerca del mar, admiro muchísimo la belleza de la vida bajo él. Es increíble ver los colores, las algas, los peces, cuánta perfección y recreación a los ojos humanos. Pero aún así, no me genera tanto placer al saber que están debajo del mar, que para verlos hay que sumergirse en esa masa inmensa de agua.

A los 10 años, cuando todavía no tenía conciencia ni de lo que era una fobia, hice snorquel en Cancún y estaba feliz de hacerlo, pero después de dos minutos en el agua una sensación extraña, absorbente, enfermiza se apoderó de mí. Yo seguí sin decirle nada a nadie. Y esta es la primera vez que expreso aquello que sentí. Creo que no lo hice antes pensando en la cantidad de plata que había salido la excursión, o teniendo en cuenta cuánto le había gustado a toda mi familia, excepto a mí. Yo nadaba tranquila, y sentía como si algo estuviera a punto de absorberme desde abajo, de llevarme consigo. Veía bellezas, pero no me daban muchas ganas meter la cabeza bajo el agua para verlas. Quería nadar y llegar al barco rápido. Y cada vez que pasaba por encima de corales de colores lo hacía moviéndome con mucha rapidez para no tenerlo tan cerca, y salir rápido de ahí. Sentía que el aire no me entraba completamente a los pulmones… Había mucha gente alrededor mío haciendo lo mismo y sin sentir lo que yo sentía… ellos lo disfrutaban. Yo no. Me sentía distinta a todos; sola. Fue una sensación bastan
te fea al pensar en la fobia a la profundi
dad del mar, pero a la vez las
cosas que vi ahí no las vi en otro lado, ni si comparan con las fotos.

Yo creo que no pagaría por hacerlo de nuevo. Quizás si es gratis miraría desde donde estoy, quieta, hacia abajo. Pero hacer snorquel no es lo que elegiría. Y bucear, tampoco. Prefiero ver los bellos paisajes en fotos como éstas, pero aún así, verlas, me da una sensación de impresión y me hace encoger los pies y apretar los puños.

Aún así, insisto, es increíble lo que se puede ver ahí abajo. Formas, colores y vidas que nunca nadie se imagina.

Mis criaturas

Anduve muy interesada en este tipo de graffitis últimamente y me puse a investigar un poco con mi mano, un felpón y hojas blancas. Son tiernos, simpáticos, y yo los hice a todos felices y sonrientes, para que mantengan un ambiente de positivismo siempre.

Dibujé estos seis y ahora estoy haciendo más… y mi amigo Buda se inspiró con uno y lo digitalizó y le dio color. Gracias Buda!!
Todas estas criaturas invadieron mi cuarto y me miran desde todos los rincones de mi placard y hay dos que me saludan y sonríen desde la puerta cuando entro.
:)












viernes, 7 de diciembre de 2007

Mi globo

Alguna vez alguien me dio un globo. No recuerdo bien quién, ni por qué, ni cómo, ni de dónde salió; y lo tuve conmigo desde entonces. Lo inflaba y lo desinflaba. Pero hace un tiempo ya, el globito se inflaba cada vez más y no perdía aire. Se iba haciendo cada vez más grande y fue mi compañero, mi amigo, mi sostén. Me hizo volar hasta el cielo, volver a bajar, me llevó de un lado a otro, me enseñó mucho, me hizo conocer gente y cosas sin las que hoy no podría vivir. Volaba alto mi globo, siempre agarrado de mi mano, con una cuerda muy larga, que llegaba hasta el cielo. Pensé que no podía ser mejor, pero sin embargo, un día llegó a donde nunca había llegado. Alcanzó un punto que yo nunca hubiera creído posible y me tuvo allí, tan alto, como nunca antes, como nunca nadie, como nunca imaginé.

Pero un día vino algo ajeno a todo lo que había hecho que crezca mi globo. Se mantenía al margen, molestando, pero no lograba apoderarse. Era algo que no tenía ninguna mala intención, sino que simplemente y por accidente se cruzó por mi camino e hizo la cuerda de mi globo un poco más corta. Y fue en aquel momento en que de repente la cuerda de mi globo se hizo más corta. No existía nada en el mundo que pudiera pinchar mi globo y hacerlo caer del todo, y mucho menos hacerme olvidar de la altura a la que llegó. Simplemente acortó la cuerda y mi felicidad ya no volaba tan alto. Pero volaba, seguía volando, y seguirá volando por más que aquello que acortó su alcance no le permita llegar a lo más alto. Me costaba creer que algo haya intervenido en su vuelo ya que su altura no me dejaba pensar en aquello que cortó la cuerda. Mi globo no pudo volar tan alto como quería, por más que podía, pero tampoco cayó. Y todavía sigue allá arriba, aunque algo haya hecho más corta su cuerda justo en su momento de mayor esplendor.





Y es algo así lo que estoy sintiendo. No sería “personifiqué”, ni “cosifiqué”, sino más bien “englobicé” mis sentimientos. “Globalicé” y “englobalicé” tampoco. Me suenan a globalización y englobar respectivamente. Me gusta “englobicé” porque no globalicé nada… simplemente presenté como un globo cosas que hay acá adentro.


Me mandé a pintar mi dibujito que tiene un globo en la mano, pero con el Paint es bastante complicado y no tengo ganas de desperdiciar mi tiempo en eso. Entonces dibujé otro, con el mismo programa. No se rían. El precario y siempre fiel Paint es bastante simple… pero se pueden hacer cosas lindas!

jueves, 6 de diciembre de 2007

Locuras y delirios por los que pasé hoy. Yo y mi mente.

Recién llego a mi casa. No sé qué vengo a escribir. No sé en qué va a terminar esto. Simplemente sentí ganas de escribir, de dejar salir todo esto que siento. Y no voy a releer nada. Voy a dejar que salgan las ideas y se ordenen un poco con lo que es puntuación y gramática, si la primera escritura me lo permite.
Hace ya un tiempo que me siento una persona feliz. Desde que aprendí el valor de las pequeñas cosas y cómo son esos detalles los que nos van trayendo la felicidad. A veces nos pasamos la vida entera esperando el gran momento que nos va a hacer felices, y se nos pasa la vida mientras lo esperamos, y nunca llega. Desde que supe disfrutar cada pequeña cosa que se me presenta, me siento una persona feliz. Y hoy me siento más feliz que nunca. Bah, no sé si nunca, pero me siento muy contenta, como me sucedió muy pocas veces en la vida. Sí, creo que puedo decir «como nunca» porque esta vez las cosas se dan en una determinada etapa de mi vida y todo lleva a que esta felicidad sea aún mayor, se mezcle con la tristeza y la nostalgia de tener que dejar el colegio y todo produzca algo inmenso en mí, que seguramente terminará en otra noche de insomnio... como tantas...
Más allá de ser el último acto en el que formo parte de la escolta de la bandera, de ser la penúltima vez que uso el uniforme, de recibir un diploma al mérito y dedicación, fue otra cosa lo que realmente me movió hoy. "Primer Premio a la Excelencia del Departamento de Inglés"; too muuuuchhhh!!!Y no es que lo demás sea menos importante. Fue sólo que se mezcló la sorpresa con la felicidad y sentirme tan... no sé cómo me sentí... sentí como que la gente que yo quiero me hizo algún tipo de "devolución", de "reconocimiento". Pero tampoco es eso porque uno no da para recibir. Uno da por el sólo hecho de dar. Porque dar me hace feliz, me hace sentir capaz, útil, me llena. Simplemente me sentí querida de una forma distinta a la de todos los días. Las piernas se me aflojaron, no podía creer que todo lo que habían dicho fuera dirigido para mí. No podía creer lo que estaba escuchando. Y sin embargo, era mi nombre el que habían pronunciado... mi cara de felicidad y de asombro al mismo tiempo seguramente lo dijeron... Pero no sé realmente qué sentí, qué hice, qué pasó por mi cabeza. Fue una sorpresa realmente increíble, algo que nunca me hubiese imaginado. Nunca. Los nervios por el acto ya me habían atacado al medio día y permanecieron todo el día, como sucede cada vez que tengo este tipo de eventos multitudinarios, pero se fueron haciendo cada vez más fuertes, y en el momento que dijeron mi nombre para esta última ocasión sentí que todo había pasado. No, en realidad todo era más intenso, pero distinto. Todo había desaparecido. Sentía que flotaba sobre el escenario. En fin. Toda una locura lo vivido hoy.
Leo y releo lo que me escribieron y sigo sin creerlo... Miro las fotos, las miro de nuevo... y sigo sonriendo. Me pone tan triste tener que dejarlos... pero a la vez estoy tan feliz por esta "despedida" que tuvieron hoy hacia mí.
A los miembros del Departamento de Inglés les quiero agradecer por este diploma que tengo en mis manos en este momento, por tan lindo momento, por el recuerdo que me llevo de esta noche, de cada uno de ustedes, por tantos momentos vividos, por tanta felicidad hoy y para siempre al menos cuando mire hacia atrás y me acuerde de ustedes y de esto. Nunca me hubiera imaginado ser homenajeada con semejante regalo y viniendo de personas que quiero tanto! :)
Gracias de nuevo.
Y basta de llorar Vale, ya está! Ya pasó el actoooo!! A intentar dormir ahora, con la panza que me sigue dando vueltas... :P
Acá tienen unas fotitos...


lunes, 3 de diciembre de 2007

Fotos de la Hamburgueseada del 28/11

Hagan click abajo para ir al album.

Gracias por venir a todos los que vinieron, aunque no estén en las fotos, ayudaron a que pasemos una gran noche!! :)

Hamburgueseada 28/11/07

domingo, 2 de diciembre de 2007

Unas palabras para mi colegio y sus formadores

Busqué mil formas de empezar este texto pero siempre encontraba palabras mejores, palabras peores, distintas, más interesantes, más llamativas, o menos. No me decidía por las palabras de introducción. Tampoco sabía si terminaría siendo una carta o palabras que simplemente fluyen expresando lo que siento. Finalmente escribí esto que están leyendo. No sé realmente qué es… pero lo escribí con el corazón y toda mi verdad. Tendrán mucho para leer, son muchos los aspectos que voy a tocar y las cosas que quiero decirles antes de irme del todo (en realidad, no creo que vaya a irme del todo). Podría haber escrito mucho más, muchísimo más, pero no quiero cansarlos. También podría haber escrito menos, pero creo que no me hubiera expresado del todo. Son cosas que uno se va guardando y siente cada vez más las ganas de dejarlo salir pero por una razón u otra no lo hace. Quería decir algunas palabras para el Día del Profesor, pero creo que la timidez fue la que no me dejó. Quería hacerlo en el Acto de Clausura de este año, pero creo que fue la misma razón que me jugó en contra. Sumado a esto, hay muchas cosas que quiero que sepan y si no las escribo no las digo, así que pensé que éste sería el mejor medio.

Hoy, 27 de octubre empecé a escribir esta carta formalmente; pero vengo organizando ideas y garabateando un párrafo acá, otro por allá, unas cuantas ideas en distintos cuadernos y distintos documentos de Word o entradas de Blog o Fotolog, desde octubre del año pasado. Decidí juntar en este texto todo lo que escribí sobre el fin de esta etapa que inevitablemente, tuvo que llegar. Dejo en estas letras mis escritos, mis sentimientos, mis recuerdos, mis ganas de no irme nunca.

Sí, comencé a escribir terminando segundo de polimodal. Fue el año pasado cuando hice un clic en muchos aspectos de mi vida y fue ahí cuando me di cuenta de lo afortunada que era estando en este colegio, siendo parte de esta comunidad que nos apoya, nos escucha, nos enseña, nos guía, nos prepara para la vida. El año pasado empecé a tomarle valor a las cosas, a descubrir nuevos aspectos que poseía y de los que nunca había sido consciente. A mitad del año pasado puedo decir que me desperté y comencé una nueva etapa en mi vida.

Y es aquí cuando llego al tema de la adolescencia, de la rebeldía que todos poseemos en algún momento de la vida. No quiero decir que haya madurado completamente, ni pretendo creerme una experta en el tema, pero lo que sentí en mí y lo veo día a día con la gente que me rodea es que cuando somos chicos todo nos molesta. En mis primeros años de secundario vivía de la única forma que sabía hacerlo. Vivía simplemente porque sí y seguía lo primero que encontraba delante, haciendo lo que hacían los demás, creyendo que era lo que buscaba o me gustaba. Creía saberlo todo, o casi todo. Los veía a todos ustedes simplemente como un grupo de gente que quería hacerme la vida imposible. En realidad creía que todo el colegio existía sólo para eso. No veía las horas de llegar a quinto año y poder terminar ya con esto que veía como una tortura, una cárcel. Y ahora me doy cuenta que no supe disfrutarlo. En este clic que hice fue cuando me di cuenta del valor que tenía cada uno de ustedes con la intención de educarnos, del valor que tenía la enseñanza que tanto me martirizaba, el campo y el verde que podemos ver todos los días mientras trabajamos, y tantas otras cosas… Cada día escucho quejas de los chicos que están cursando los primero años de su secundaria y lo que siempre les digo es que no se quejen; que ya se van a dar cuenta de lo que están viviendo, que aprovechen cada segundo porque después van a querer dar lo que sea por unos días más en el colegio. Seguramente algunos llegarán a entenderme y otros seguirán con el eterno odio hacia el colegio. Pero por lo menos lo intento muy seguido. “Uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde”. Ya se darán cuenta cuando hayan egresado, o sabrán valorarlo cuando estén por perderlo.

Es ahora cuando me llega este momento del que tanto hablamos. El momento que muchas veces deseé alcanzar y muchas otras odié que se acercara. Es ahora cuando llega el momento de egresar, de salir de este lugar verde que tanto quise, de dejar de cruzar el mismo portón verde, dejar de caminar esas baldosas rojas que cuando empieza el calor del verano siempre saltan, y empezar a entrar en otro lugar, por otro portón y pisar otras baldosas. Y ya nada será lo mismo. Llegó el momento de egresar. De dejar tantas cosas atrás, de hacer un paso hacia delante, empezar otra realidad, otra vida, otra etapa. Es ahora cuando pienso que no voy a vivir más eso que vengo viviendo desde hace seis años y de eso sólo van a quedar recuerdos (que son muy buenos) y todo va a seguir en mi memoria. Ojala nada se borre de esta joven cabeza a la que tanto le falta aprender.

Como decía, hoy, 27 de octubre de 2007, empiezo a escribir formalmente este texto, después de haber disfrutado una Fiesta de la Familia como nunca antes. Ver a todo el colegio trabajando fue una sensación increíble e imprescindible para la buena organización y el éxito que tuvo. Me puso muy contenta ver a chicos de todos los cursos haciendo lo que en su momento hicimos nosotros: vendiendo tartas, sirviendo hamburguesas, corriendo de un lado para otro. Pero esta vez algo fue distinto: cobraban propinas que iban a ir a parar a un mismo fondo para ayudar al Club Colegial, al colegio entero, no sólo a quinto año. Y luego me puso la piel de gallina el video sobre las familias. Es así como debemos vivir, tenemos que unirnos (bueno, tendrán que unirse… porque nosotros ya no vamos a estar) todos en una misma familia. Sentirnos que somos parte del Colegio San Patricio, no de un determinado curso que pelea con los chicos más chicos. Y yo creo que esto se está logrando. Lástima que sea justo cuando yo tengo que irme. Fue lo que quise que pase siempre, y desde la Tarde Recreativa Horacio Campero (a quien recuerdo muy seguido y extraño mucho) por el Día del Profesor, sentí que se estaba logrando. Nunca me hubiera imaginado que en algún momento de mi vida iría a estar bailando en ese mismo piso donde formamos por las mañanas, ¡con todos los alumnos del colegio y todos (o casi todos) los profesores! Era muy raro estar así, pero a la vez era tan lindo… Me sentí parte del colegio, sentí que todos fuimos parte, sin importar de qué curso éramos, todos nos divertimos juntos como una gran familia. Cómo me hubiera gustado que sucedan todos estos cambios mientras yo estaba todavía en el colegio.

Otro tema que tengo para escribir es la educación y la docencia. Hay algo que nunca dije, pero quizás sí lo expresé de una u otra forma, y es mi admiración a los educadores; a ustedes que apuestan por un futuro mejor, que quieren un futuro mejor. La enseñanza (y no uso la palabra educación, ya que para mí ésta es a lo que ustedes llegan luego de una buena enseñanza) es una tarea difícil, que necesita tiempo, paciencia, amor y voluntad. Los verdaderos educadores tienen la habilidad y saben cómo desarrollarla, nacen para ello y saben cómo dejar una huella en la vida de alguien, saben cómo llegar a los corazones de los alumnos, cómo enseñar, cómo dictar una materia junto con lecciones de vida. Sé que la enseñanza no es nada fácil y lidiar con un grupo de adolescentes como nosotros, mucho menos. Pero saben cómo hacerlo y por eso están acá, por eso les escribo, por eso los admiro. La educación es una vocación que respeto muchísimo y me parece importantísima. Es muy bien valorada por quienes saben apreciarla, y yo hoy les debo muchísimo por el trabajo que hacen.

Como citó uno de ustedes alguna vez: “To teach is to touch lives forever” (“Enseñar es tocar vidas para siempre”), debo decirles que tocaron la mía. Cada uno aportó algo a mi crecimiento y desarrollo como persona. Como en el cuento que algunas de las semillas que tira la anciana por la ventana del colectivo se convierten en flores luego de su muerte y ella no puede llegar a disfrutarlas, así siembran ustedes sus semillas cada día, esperando que germinen en algún momento. Saben que no siempre van a ver los resultados, y si los ven es sólo una parte, e igual siguen sembrando para un futuro y para otras generaciones.

Y quizás soy olvidada de acá a unos años. Quizás mi memoria se pierde, se hace indiferente entre tantas generaciones por venir y tantas mentes por nutrir. Pero sé que yo de ustedes no me voy a olvidar. Fueron mi adolescencia, fueron mi vida, fueron mis mejores y mis peores momentos; mis penas y mis glorias. Pero más que nada fueron la felicidad que me impulsó todos estos años, y hoy me sigue impulsando a vivir. Yo en este lugar de paredes verdes, pizarrones, uniforme, tanto pasto y tantos árboles verdes fui feliz, lo tengo que admitir. Estos pasillos me vieron llorar… Y son las mismas paredes que me vieron reír a carcajadas, contar un secreto, escuchar otro, hacer correr chismes, gritar, hablar, reír… y ser feliz.

Quiero que sepan que los valoro a todos y cada uno de ustedes porque cada uno supo llegar a mi corazoncito a su manera. Me llevo recuerdos increíbles de cada ser que cruzó mi vida y trató de dejar algo en esta etapa de colegio, y lo que soy es en gran parte gracias a ustedes. Porque no sólo me enseñaron la materia, sino me enseñaron a vivir, a defenderme del mundo, a crecer, a ver en mí cosas que no sabía que existían, a fortalecer vínculos, a valorar experiencias, a admirar a los mayores, y a tantas, pero tantas cosas más. Me llevo mucho de cada uno y no tengo palabras para expresar la tristeza de terminar esta etapa, y a la vez, la felicidad de haberla compartido con ustedes. Significan muchísimo para mí. Quiero agradecerle a cada uno de mis profesores y a todo el colegio secundario por hacer de este último año y medio, la mejor etapa de lo que viví hasta ahora. Fui tan feliz en este lugar verde, que no lo quiero dejar, no quiero dejar tanta gente atrás. Quédense tranquilos, ninguno, pero ninguno será olvidado y los momentos que pasamos juntos tampoco.

Ahora termino con otra frase que dice: “Podrán olvidarse lo que les dijiste, pero nunca se van a olvidar cómo los hiciste sentir”; ¿no es eso lo que realmente importa? ¡Gracias por hacerme sentir de una forma que haga que no me olvide de ustedes!

Quiero que sepan que los voy a extrañar mucho… a todos y a todo el colegio en sí. ¡¡Los quiero mucho!! ¡¡Gracias por tanto!!


sábado, 1 de diciembre de 2007

A mi querida abuela


A vos, que cuando yo era niña
Me cuidabas y me mimabas sin protestar.
A vos, que todos los días ibas a casa,
Y que aun hoy aparecés con chupetines.

A vos, mi abuela que feliz me recibía,
Tu casa era mía por unas horas.
“Mamá, ¿cuándo voy de nuevo a lo de la abu?”
“Papá, ¿viene hoy la abuela?”

Y yo feliz iba a tu humilde hogar,
Cuando yo quería prendía la tele,
Tu heladera siempre con gaseosa,
Abría un potecito y ¡qué ricos caramelos!

A vos que me viste crecer,
A vos que te alegrás con mis méritos
Y te entrsistecés con mis caídas;
A vos, mi abuela querida de siempre.

Vos veías esas cosas llamadas “novelas”
Y yo te preguntaba que tenían de divertido,
Mientras te hacía un dibujito
Haciendo ruido con mis dientes y el chupetín.

Mi abuela, siempre alegre al escuchar mi voz,
Siempre dispuesta a escuchar mis historias,
Pero no tan divertidas y emocionantes
Como las que vos me relatabas.

Todo tu saber me quisiste transmitir,
Toda tu vida me quisiste contar
Y con tu poca jubilación
Siempre había monedas para mí.

En el arbolito de Navidad
Tu regalito nunca faltó;
Yo esperaba el día de Pascuas
Para comer tu “gran huevo”.

Antes recibía muñecas, vestidos,
Caramelos, peines y peluches,
Pero mi cuerpo creció y mi mente también,
Esas cosas ya no me divierten.

Y tan sabia sos, que te diste cuenta;
Más grande me encuentro,
No recibo más muñecas y vestidos,
Ahora me mandas libros y más libros.

Tu deseo es que yo aprenda,
Que en todo yo triunfe.
Pero abuela, quedate tranquila,
Que por vos yo todo haría.

Y aunque ya no voy tan seguido,
Tu casa es sólo un paseo en estos días,
Cada vez que entro en ella,
Cataratas de recuerdos me invaden.

Esos recuerdos, esas imágenes,
De felicidad, llanto, capricho e ilusión
Que con vos, abuela, yo viví
Nunca se desvanecerán.

Llegar a tu casa, gran paraíso,
Investigué rincón por rincón,
Cajón por cajón yo abrí y,
Siempre un recuerdo para mí encontré.

Quizás unas retadas por ahí,
Tal vez algunas travesuras.
Pero sé que sólo querés que yo aprenda
Quisiste verme tal cual soy.

Cuánto daría abuelita mía,
Por volver a tu casa otra vez,
Pero el tiempo pasó, y yo crecí;
Y ahora puedo cuidarme sola.

Tu ayuda me sirvió muchísimo,
Quizás ahora vos necesites la mía,
Así que con todo lo que te debo,
No dudes que aquí estoy por vos.

Me gustaría vivir por siempre,
Me gustaría que vivas conmigo.
Pero la vida en la tierra no es eterna,
Como sabemos las dos, arriba sí lo es.

Por eso te pido que si Dios te llama a vos
Antes que a mí, no te preocupes abuela,
Luego iré hacia vos, te volveré a ver y
Quiero que me vuelvas a mimar.

Porque así con algunos problemas,
Todavía te necesito, todavía te amo.
Abuelita mía no sé como agradecerte
Todo lo que por mí hiciste.

Podés estar segura
Que de vos nunca me voy a olvidar
Como yo sé que no vas a dejar jamás
De cuidarme, mimarme y ayudarme.


(Mayo de 2006)