viernes, 5 de febrero de 2010

Reencuentro

Frente a vos me detengo y te observo. Empiezo en tus ojos. Me enredás en una mirada. Estoy aun un poco más nerviosa. ¡Qué profunda es todavía tu mirada! Casi lo olvidaba. Mi respiración sigue agitada, tu pelo un poco despeinado, tus brazos, tus piernas y esa panza que siempre me ha gustado y ahora no puedo ver a través de tu remera. Qué bien que te queda. Me pongo aun más inquieta. Vuelvo a tus ojos. Sonreís. Me mudo a tu boca. Esa sonrisa sigue siendo tan perfecta y poderosa como siempre. Quizás aún mejor de lo que recordaba. Caigo. Me dejo caer. ¡Cuánto te extrañé!

2 comentarios:

Elli dijo...

Muchas veces una sonrisa a mí también me hace resbalar, caerme en mí misma...o perderme, ya dispuestos acabo perdiendome. Hay personas que marcan, y yo he encontrado a una. La lástima, que él no me encuentra a mí.

Fellini dijo...

Me escondo detrás de la puerta, no quiero que me veas sin yo verte antes. Sólo mis ojos escapan, inquietos ya de tanto esperar, tímidos y dañados por la luz nueva. No me he dado cuenta que sólo ellos pueden delatarme, que su inquietud te penetra, que brillan y titilitan nerviosos, de nuevo frente a vos. Mientras tanto ya me incendio con tu cuerpo escurridizo que me abraza sin dar cuentas. La puerta queda abierta. Mis labios se disuelven, dansan junto a los tuyos en mareas infinitas que se encarnan desde los sueños de tu ausencia...