martes, 6 de julio de 2010

Aprendí II

Aprendí que la profundidad de una pupila no depende del punto ciego.
Que una almohada húmeda de sudor vela la paz del sueño.
Que ninguna distancia existe si la referencia es el cielo.
Que la corteza de la luna es de la piel más suave.
Que el acero de las corazas se disuelve con la calidez de una sonrisa y nada más.
Que las manos más delicadas son capaces de desmoronar un muro.
Y hasta aprendí a extrañar.

6 comentarios:

Violeta Color dijo...

Ay, me has dejado tan sonriente, que no puedo mas que sonreir.
=)


Que lindas cosas que a veces aprendemos...

Juansebastian dijo...

Llevo unos días asomandome a esta ventana, donde cada fragmento es como una semilla y cada intención una conexión a quien ni imaginas.
Aprendí a extrañar la estrella que se oculta en cada palabra y el universo detrás de cada frase, busque en cada ricón y me reencontre con la espontaneidad que explota produciedo fragmentos de mi alma.

Me agrada el weblog y agradezco haberlo encontrado hace unos días cuando requería un poco de sinceridad. Tienes toda la razón con lo de la sonrisa ;)

Leticia Hernández dijo...

Genial :D

Esther dijo...

Creo que nunca dejamos de aprender.

Bonitos pensamientos :)

El amor es un arma poderosa,sin duda.

Un saludito.

Dylan Forrester dijo...

Un valioso aprendizaje de las lecciones que nos da la vida, y qué mejor que poetizar con ello.

Un abrazo...

Sol. dijo...

Lo último que estoy aprendiendo: Necesitar.
Hay cosas que se aprenden de una manera extraña pero buenas =).
Me gustaron las entradas que leí (Amor incierto, Perfumados) ya que Amor, amor, no pude verlo aún. Cuando lo haga, comentare sobre el.
Un beso Valebé =).