miércoles, 17 de marzo de 2010

Papeles de un pasado

Tal vez presa de la melancolía que suele invadirme una vez al mes, o víctima de mi preferencia por el orden, o la poca vagancia que porto cuando se trata de ordenar, ya que, lo confieso, me gusta, sobre todo cuando se trata de mis cosas, de mi habitación, no sólo porque me molesta que alguien más toque mis recuerdos, sino que me gusta revivir momentos (además, no tengo nada que hacer hoy), me puse a revolver papeles, desde aquellas primeras combinaciones de palabras que realizaba con algún fin de expresión personal o artístico. La idea era ordenar lo más cronológicamente posible (porque antes no entendía la importancia de poner la fechas en los papeles, ni en las fotos). Donde escribo ahora es mucho más ordenado que entonces, ya que es algo que hago muy seguido, que sé que me gusta, que disfruto, y valoro; entonces tengo mi cuaderno negro que por ley, antes de la primera palabra escribo día-barra-mes-barra-año y dejo el resto del renglón para el título (o algo que me diga de qué se trata lo que sigue) que colocaré al finalizar. Pero allá, lejos, eran papeles arrancados de cuadernos, carpetas, uno grande, otro chico, cuadriculado, rayado, liso, entre dibujos, entre letras de canciones, entre corazones y flores. Entonces me puse manos a la obra.

La fecha más lejana dice octubre 2001, impresa en letra negra, título rojo, Comic Sans negrita. Tenía once años y escribía sobre la transformación de mi hermano en un viejo ante mis ojos mientras a mí nadie podía verme ni escucharme. Palabras simples entre expresiones bien tucumanas. Un par de impresiones más del tipo, y luego poesías y canciones en lapicera azul, títulos subrayados con felpón rojo, y amor derrochado, amor no correspondido, amor por acá, amor por allá. Canciones con estribillos, rimas y tachones y algunas hasta con acordes. Más amor no correspondido, amistad y algunas frases macabras con vocabulario muy vulgar. Juli, Gina, Leo, nuestras canciones que iban a ser éxitos mundiales están entre frases de Erreway, El Muelle de San Blás, Karma Chamelleon y mi querido Good Charlotte.

Hojas de otra marca ya, y más prosa llena de catarsis en inglés y en castellano. Todavía algunos errores ortográficos, y un poco de odio se infiltraban. Que andate de mi vida, que desaparecé, que ya no te quiero, es mi vida y quiero vivirla sola. Más poesías que esperaba sean canciones algún día, pero ya no me animaba a poner acordes. Sí, Pablito, cuando me preguntaste si alguna vez había escrito canciones, en esta época lo hacía. Después contaba sílabas por verso, y nunca lograba que todas tengan el mismo número. O si lo tenían, no rimaban. Y me empeñaba en rimar (tontamente).

Y me volvía a enamorar, en prosa, en verso, y que siempre te voy a amar (ni sabía lo que era el amor), que no te vayas nunca (hoy estaría muerta si te me hubieses quedado pegado), que nunca vas a estar solo (si en ese entonces no estabas conmigo, ¿yo era la que nunca te dejaría solo?). Algunas hojas con ojalillos, otras con puntas dobladas, otras cortadas con los dedos. Un corazón roto en lapicera azul, y que te extraño, y que cuándo me vas a mirar, y que cada vez te alejás más, y que muero de amor sin vos. Algunos nombres infiltrados entre renglones, pero uno es el que más se repetía: Verde, para mí y mis amigas.

Cambia mi letra, y hay pedazos de hojas sacadas de todos lados como arrancadas con la misma desesperación que las escribía. Que problemas, que preguntas, que desorientación, malas noticias, que sólo la música me salva. Llanto, desgano, refugio, furia, dolor. Todo era gris, ahora es negro. ¿Qué aprendí en 16 años? Lluvia, golpes y soledad. No quiero salir. No tengo amigas. Él no me quiere. A éste no lo quiero. ¿Qué hago? ¿A dónde voy? ¿Así se supone que tenía que ser? Esperanzas que morían, gente que se iba de mi vida, que vivía en el pasado, que siento que no encajo en ningún sitio, ni me sale la sonrisa.

Algunas palabras a mis abuelas en el medio, como manoteando lo que tal vez después no se pueda. Y me sentí grande de repente, había crecido demasiado rápido.

En una hoja cuadriculada volvía a hablar de amor, ya no del derrochado y no correspondido, sino que el amor existe no sólo hacia ese chico que puede gustarnos. Hay amor en muchas expresiones, distintos amores, pero un solo amor en realidad. Mamá, después está el borrador de una carta para vos. Luli, también la carta que te escribí para tus 15. Charlie, está el primerísimo borrador (de los muchos que le siguieron) de Una Noche de Insomnio (¡una nostalgia me invadió!). Son esos 20 renglones que escribí esa misma noche de insomnio, que después traduje al inglés, que después se extendió a las 1086 palabras y que un año después viajó a Cambridge para ser parte de mi examen de Bachillerato.

Miré para atrás de nuevo, buscando recuerdos para redactar y lo más largo que llevaba hasta entonces, dos hojas enteras sobre los muchos (muchísimos) cambios y lo que sentí con ellos entre 1999 y el 2000. Un par de relatos dedicados a aquel amor prohibido. Y otro a aquel otro, también prohibido. ¿Prohibido por quién? ¡No sé! Pero nadie debía enterarse que me gustaban, me iban a mirar feo.

Ricky, tengo un pedazo de apunte de una clase que me impactó lo que hablamos. Leti, detrás hay bocetos para una de las obras para mi Bachillerato de arte que me acuerdo que te gustó desde que te comenté la idea.

Con una nueva marca de hojas empiezo a inventar personajes, a relatar acontecimientos, a darles vida, a hacerlos que rían, que sufran, que fumen, que amen, que se den la mano, que se extrañen, que se miren en un colectivo, y hasta maté a alguno desde la terraza de un edificio. Mucha prosa, cuentos, reacciones, catarsis, opiniones, recuerdos, y catarsis camufladas en cuentos. Alguna que otra descripción de imágenes y también críticas que callaba mi voz y gritaba mi lapicera. Fechas muy seguidas. Hoy hablo de esto, mañana de lo otro y las hojas ya son muchas. Prosa, prosa, y de repente una poesía.

Chechu, tengo el borrador de la dedicatoria que te escribí en ese libro que te regalé. Flor, sigue el borrador de una carta para tu cumple. Pablito, también hay una para vos. Algunos eventos narrados con lujos de detalles, no sé si por las ganas de decirlo, o el miedo al olvido. Y una pausa. Y de nuevo muchas fechas seguidas. Y catarsis, y llantos, y preguntas. Y de nuevo cuentos, poesías, reacciones, opiniones… y todavía catarsis.

“La memoria es frágil y el transcurso de una vida es muy breve y sucede tan deprisa que no alcanzamos a ver la relación entre los acontecimientos, no podemos medir la consecuencia de los actos... por eso mi abuela Clara escribía en sus cuadernos, para ver las cosas en su dimensión real.”
La Casa de los Espíritus
Isabel Allende

7 comentarios:

Unknown dijo...

¡Dios! ¡Cuántos recuerdos! Hazte un favor no tires nada de eso, conservalo, atesóralo... son tus memorias personales hecha letras, transformada en poesía... son las memorias de unb escritor... y un escritor siempre necesita saber de donde vino esa pasión loca... cómo fueron las primeras líneas... las primeras rimas asimétricas... Yo escribo desde muy chico y un día cuando tenía 17 años decidí tirar todo lo que había escrito desde los 13 (incluso dos novelas)... es el día de hoy que me arrepiento de ello... A veces es lindo volver al pasado... a sus "constancias documentales" como diría un historiador... hurgar en esos papeles donde, sin lugar a dudas, y como bien lo describes, ha quedado grabada una parte más que importante de tu vida, quizás la etapa más tumultuosa...
Un fuerte abrazo y seguimos en contacto...

oveja y negra dijo...

Que es eso del examen que enviaste a Cambridge?Solicitaste una beca o algo??Contame porfis.

Toorton dijo...

aaaaaaaaaaaaa
es genial! es genial recordar es algo buenisimo, a mi me gusta por ahi acordarme de bandas q deje en el olvido vayuno a saber porque, por ejemplo good charlotte! q justo la nombras jaja el otro dia me acorde , me baje unos temas y me cagó de gusto escuchar esos temas de nuevo.
y te presento a la chica adicta a las fechas, jaja toda mi vida obligue a la gente q cualkiera sea la cosa q me regalen le pongan la fecha en algun lado y asi tmb con mis cosas, q se yo, a mi me gusta tener una memoria cronologica de las cosas, saber q pasaron tal año, tal dia, para mi es genial.

no te gastes en pasar por el blog! jaja lo iba a usar para difucion de mi arte y parte pero ultimamente tengo ganas de usarlo para otra cosa :p
iwal no lo actualice todavia jaja

besote valevalebé
un gusto leerte siempre
y te leo siempre! aunque no comente siempre :P
au revoir

Finn dijo...

Preciosa crónica de una vida ligada a las letras.
Me gustó el poema "Que me prestes tu pecho", me sugirió imágenes y olores.

Un abrazo.

Val dijo...

La etapa más tumultuosa, esa, esa misma Nano.

Sofy, lo del exámen de Cambridge es el Bachillerato Internacional que ofrece mi colegio, en Inglés, Lengua y Literatura, Historia, Arte, Matemáticas y Biología. Uno elige las materias que quiere rendir, paga los exámentes, y cada uno tiene un sistema o modalidad diferente, así que llegan los exámenes, vienen los examinadores, rendís y tenés después el certificado de la materia hecha y aprobada (si es que la aprobaste). Todas las materias se llama Diploma, y tenés el ingreso directo a muchas universidades de muchos países. Yo hice Inglés y Arte, y me arrepiento de no haber hecho Lengua y Literatura también.

Aldux, gracias che! Yo pasaré mientras me parezca interesante lo que encuentre por ahí :) un gusto tenerte leyendo ;)

V, es así, van quedando las crónicas de nuestra vida en letras, papeles y tintas. Y me encanta que así sea... "los libros de la memoria" decía Isabel Allende en La Casa de los Espíritus.

BFL dijo...

me gusto mucho el fragmento de Isabel Allende

El Diván dijo...

SIEMPRE! cuando hacemos este tipo de cosas, nos invaden todos esos sentimientos... Alegria, melancolía, algo de rabia, amor... Pero al final sientes felicidad. Que buena retrospección. Una mirada atrás a veces nos hace sentir mejores en el ahora.