martes, 25 de marzo de 2008

Punto

Terminaste aquella carta con un punto. Me preguntarás de qué otra forma podrías haberlo hecho si todas las frases se terminan con tan cruel símbolo. Pero aquel punto de tu última oración era distinto. Morfológicamente exactamente igual a cualquier otro, pero a su vez tan distinto. Yo noté algo diferente en él. Supe que era el punto que decidía todo, con el que terminaba todo, el que nos despedía a ambos. Supe que era el punto que daba fin a nuestra larga y tan feliz relación, que era el último punto que me escribirías; el último punto que leería de tu puño y letra. ¿Por qué tuviste que terminar esa carta con un punto? ¿No podías hacerlo con una coma, un guión, un paréntesis, o un número siquiera? ¿No viste que ese punto tenía miles de cuchillos y espinas a su alrededor? ¿No te diste cuenta que me estaba a punto de herir, que se quería hacer notar, que chorreaba sangre y olor a fin? Fue el punto que nos dijo adiós. El punto que nos separó. El cruel símbolo que marcó el final de tu oración y de todo lo que vivimos juntos.

3 comentarios:

Esther dijo...

Puntos y finales. Nunca se desean que lleguen pero, aún así llegan, sin permiso, irremediables... ...aunque algún día, tb en otra carta, ese punto puede convertirse en puntos suspensivos, por ejemplo, en signo de continuidad. Yo tengo la esperanza de que me suceda y sé que es posible, éso siempre es posible, sólo hay que dar con el escritor adecuado.

Precioso cuento ¡Me encantó!

Saluditos.

Anónimo dijo...

I don't know if this is just another story.

Or if it's your story.

If that's the case, remember that he made you "so damn happy".

So, wasn't it worth it?

CAL dijo...

Wow! I love this piece...