viernes, 8 de mayo de 2009

Obligación: amanecer

Amanecer se torna obligatorio.

Abrir los ojos es necesario.

Vivir es indispensable.

Cual pájaro que abre sus alas para no caer

y sin darse cuenta hecha a volar.

Cual sonido aislado se desprende del instrumento

y de repente se convierte en melodía.

El sol más radiante.

La mirada más pura.

El vuelo más alto.

La melodía más bella.

(8/5/09)

Nuevo diseño del banner del blog. Y se preguntarán por qué el cambio del verde, del césped, de la naturaleza, a la ciudad. ¿Me habré transformado? ¿Acaso tan distinta soy para este cambio tan drástico y para poner de cabecera aquello que siempre me agobió? La ciudad sigue asfixiándome. Las multitudes y el ruido siguen molestándome. Pero esta ciudad es diferente. La ciudad vista desde el pie del cerro a las 7:30 de la mañana, es completamente diferente. Es poder verla sin estar dentro de ella. Ver cómo el sol se eleva de a poco, cómo me dice un “buenos días” cargado de energía, ver cómo llena de luz todo a mi alrededor y me envuelve en su perfecta tonalidad anaranjada realmente apasionante. Es ver la ciudad antes que ésta despierte. Antes de sus ruidos, de sus humos, de sus gritos, de su estrés, su locura y su acelere. Es despertar junto con el día, acompañada por el sol. Con ver esa enorme esfera asomándose en el horizonte ya se dibuja en mi rostro una sonrisa y mi día ya empieza de la mejor manera. Porque bellezas como la de un amanecer, hay pocas. Y las sensaciones al observarlo, son muchas.


Hoy me levanté con una frese pegada en mi mente, repitiéndose en mis oídos, adherida a mi ser. Y es la frase que disparó las palabras que inician esta entrada. Y es la frase con la que decidí acompañar la nueva cabecera de Fragmentos de mi alma. Porque un amanecer es algo increíble, que sigue sorprendiéndome, que no me cansa, que nunca muere. Y amanecer no sólo implica que el sol tenga la capacidad de elevarse cada mañana, o nuestra tierra de girar sobre sí misma. Amanecer es mucho, mucho más que eso.


«Ahí estás, justo en la línea del horizonte, transmitiendo tanta energía concentrada, con el naranja más puro, tu calor, tu fuerza. Llenándome con tu luz, iluminando mi día, acompañándome de nuevo, amaneciendo conmigo.» (6/5/09)


1 comentario:

Ale dijo...

Será por eso que me gustan tanto los amaneceres...