viernes, 13 de julio de 2012

Una luz anaranjada y peluda

Ella, el brillo que venía a llenarme de magia, a inundarme la casa de ternura, a darme una razón para volver. Ella, la de los ojos más hermosos, la más suave, la más perfecta. Cuatro patitas que saltaban con alegría al verme, que salpicaban huellitas de leche por todos lados, que se metían dentro de una zapatilla y ahí se quedaban dormidas. Un cascabel que me perseguía y me pedía con su alegre tintinear que no me fuera, que no la abandonara. Ese par de ojitos verdosos, brillosos, tristes, me pedían ayuda, y a la vez me pedían perdón. Ella sabía, ella lo sentía, ella lo absorbía. Mi pequeña de uñas filosas que tan bien trepaban la pierna que se le aparecía en el camino. Los raspones que habré tenido por su culpa, por su inmensa demostración de cariño, por su búsqueda de calor. Todavía puedo verla acobardada en aquel nuevo y oscuro espacio, escondida entre mis libros, observándome en silencio. Ella, la inapetente, la friolenta, la temblorosa. Mi pequeña a la que tan pocas veces pude oír ronronear. La más dulce, la más suave, la más dispuesta a hacerme sonreír. Y sí que lo hizo.

Ella, la experta olfateadora (y seguramente fanática) del chocolate y el queso rallado. La observadora, la pequeña aprendiz. La de los bigotes atentos y la orejita con la mancha blanca. Mi Peter Pan que no quiso crecer, a la que este mundo tan gris asfixió y no se lo permitió.

No pudimos hacernos fuertes, no pudimos correr en la plaza, ni andar juntas en bicicleta. No pudo jugar con el ovillo de lana verde, ni saltar desde el sillón al piso. Pero yo sé que hoy está más grande, que no se le notan tanto las costillas y que está corriendo y saltando en algún césped muy verde, o en alguna nube esponjosa. Que es libre, mucho más libre de lo que acá podría haber llegado a ser.

Fue tan poco el tiempo que pudimos compartir que casi creo que ha sido un sueño. El sueño más esperanzador, más alegre, y a la vez más triste y devastador que pude haber vivido. Un sueño o una pesadilla más entre todas las que estuve viviendo.

1 comentario:

$!L dijo...

Hay veces, aunque sea por unos instantes que se presentan en nuestras vidas para enseñarnos, sea un sueño o una pesadilla... todo es parte de la vida!