miércoles, 8 de febrero de 2012

Línea de horizonte

El agua se agita, las olas se elevan y yo me sumerjo en ellas. Me dejo llevar. Tal vez al otro lado exista algo más que desde acá no nos dejan ver. Tal vez allá el viento siga soplando y el sol sea aún más mío. Entonces decido irme; sigo una ola con la mirada, y me siento cómoda sobre ella, me elevo, desciendo y me alejo, de a poco y en vaivenes casi regulares me muevo. Al compás de mi música me alejo, con olor a sal y cabellos despeinados. Me voy hasta el horizonte y me pierdo de vista. Me pierdo allá, al final de todo, en la infinita línea azul que separa los mundos en dos: el cielo y el mar, arriba y abajo. Esa línea que no empieza ni termina en ningún sitio… o empieza en todos lados y termina en donde yo decida. Ahí elijo quedarme. Con mis vientos y mareas, con mi sol y mi azul, acostada y bien estirada, sobre la infinita y deliciosa línea que delimita el horizonte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso como lo describís. Me ha pasado de ir al mar y quedarme observando todo sin moverme, creo que no hay maravilla más grande. Es tan inmenso, tan azúl... Un beso!

Anónimo dijo...

'...¿qué se puede querer si todo es horizonte?...' dijo un poeta cantor...

Lo mejor del horizonte es que es una sorpresa, y un desafío...y sirve para soñar con él y seguir andando.

Dié dijo...

Muy lindo