viernes, 6 de junio de 2008

Miles de colores dentro de mí

Son muchas las cosas que quizás estaban ocultas debajo de mi piel y hoy salen todas juntas. No hoy precisamente. Es el cambio de ambiente, de gente, de lugar, de país, de hábitos, de tantas cosas… Es un momento de cambio rotundo para mí, de sentirme en “nada” por así decirlo… estoy en la mitad de un gran cambio. Ya no soy aquello, pero todavía no soy lo otro… simplemente soy… algo… quizás nada… pero tanto a la vez. Quizás fue el mar el que depositó en mí no sólo su sal sino mil cosas en que pensar. La arena se metió por los poros de mi piel dejando así nuevas formas, nuevos dilemas. Nuevo… todo nuevo… Siento como si un rato sí, al otro no. Quiero, pero mejor no. Después. Ahora. Más tarde. Nunca. Quizás. Sí. No. Todo va y viene. ¿Quién sabe? Siento que miles de colores estallan, forman figuras que no entiendo pero necesito descubrirlas, describirlas, encontrarlas, darles la forma que yo quiera. Porque nadie me va a imponer nada que no quiera. Yo les voy a dar la forma que quiera, que sienta, que necesite. Son bombas de colores que estallan en mi interior, generan luz, luego sombra. Hiperactividad, tranquilidad. Son volcanes que explotan, me llenan de lava, me queman, me enceguecen. Pero luego enfrían, el rojo incandescente se hace negro, se endurece todo y sólo quedan rocas formadas de lo que en algún momento tuvo tanta energía. Siento miles de bombas que explotan dentro de mí. Colores por acá, colores por allá. Líneas casi invisibles por la velocidad que me recorren, van de una esquina a la otra, chocan con todos los rincones de mi cuerpo y mente. Mueven cosas en mí, transforman mi biología, mi manera de pensar. Me despiertan. Me llaman. Me alertan a algo que está por venir. Me dicen que algo tengo que descifrar. Pero todavía no sé qué es. Siento cosas nuevas. Cosas que no termino de entender, pero están dentro mío y sé que son mías, que no las puedo evitar ni hacer oídos sordos. Sé que algo me llama, que necesito mi tiempo, que quiero ese tiempo. Que lo voy a descifrar. Porque quizás estando en esta etapa que siento que es “nada” y en este lugar al que me trajeron encuentre algo. Quizás este sea el lugar que siempre busqué y quizás acá pueda descifrarme. Necesito mi tiempo. Y los lazos de colores siguen yendo de un lado a otro, golpean, acarician, suben, bajan, gritar, suspiran y enceguecen.

Escrito una noche tranquila en Punta del Este, Uruguay, el 19 de enero de 2008

2 comentarios:

Nicolas Manservigi dijo...

Tenes un regalo en mi blog!

Anónimo dijo...

Parece el comienzo de una maduración que no ha de parar... Qué auspicioso... Todo lo que decís está relacionado a la frase de la entrada anterior... Estás aprendiendo a sentirte cómoda, y por lo tanto estás en el camino de encontrar a quien realmente sos... Son momentos de epifanía, que no son muchos en la vida de la gente. Yo tuve un par muy importantes pero más adelante en la vida, y por eso todo lo que te haga crecer y madurar, que ocurra en tu vida tan pronto es una bendición...
(.)