¿Mi vida? ¿Mis cosas? Todo mal. Cuando todo era lindo y feliz, de repente se empezó a ennegrecer. Cada vez me surgen más planes y cosas para hacer. ¿Y si no las hago, a quién le importa? Pero me siento presionada, todo tiene que salirme bien. Y cuando no tengo ni un segundo libre, ni un minuto para mí, cuando estoy a punto de explotar, llega otra mala noticia. Todo se acumuló, todo era gris, y ahora es negro. Todo venía mal, no había solución para nada, y ahora todo está peor. Mala noticia tras mala noticia, obligación tras obligación. Si esto es realmente la vida al crecer, ¿para qué mierda crezco? Quiero volver a la niñez. Y ni una cosa positiva veo, ni un color brillante distingo. Los problemas, las obligaciones y las malas noticias me rodean, y ya casi no veo la luz. Y con esa noticia todo empeoró, todo se cayó, y de a poco me bajoneé. Sólo tengo ganas de llorar. Sólo tengo ganas de abrazar a alguna amiga, si es que todavía tengo alguna. Quiero correr más rápido que nunca en una bajada empinada, mientras grito como loca (si es que todavía no lo estoy), y si me caigo, ¡mejor! Quizás así reaccione… Correr, gritar y llorar al mismo tiempo, hasta llegar a los brazos de alguien que me quiera, y que me recuerde cuánto la quería antes que mi cielo se nuble… Alguien que estire su mano y me saque de este abismo. Porque si nadie me ayuda, yo sigo cayendo y el círculo de luz es cada vez más chiquito. Necesito algo bueno en esta vida, algo positivo, que me levante, me despierte y me haga sonreír. Ya nada me importa. Si me va mal, no me interesa; si me enfermo, ¿a quién le importa? Ahora sólo quiero llorar…
Escrito el 13 de junio de 2006.
2 comentarios:
De casualidad eres bipolar?
Quizás, quién sabe.
Pero creo que todos tenemos momentos muy tristes y malos en nuestras vidas, y momentos en los que nos sentimos todo lo contarrio, no?
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