Después de tantos años de estar de este lado de la cinta,
elevando mis brazos alentando a alguien, gritando un nombre, ofreciendo toda la
energía que podía soplar, esta vez vengo yo a moverme desde el otro lado, a
pedir todo el aliento y a llevarme toda la energía que pueda atrapar flotando en
el aire. Esta vez, después de tantas otras veces, me toca a mí. Y los nervios
los tengo de punta, y la panza me hace cosquillas, y el cuerpo ya no quiere
quedarse quieto. Es hora de seguir, de avanzar, de correr. Es hora de saber que
se puede, que las cosas no son tan difíciles como parecen y que la fuerza que
hace falta siempre la llevamos dentro.
viernes, 17 de agosto de 2012
Para avanzar
Que con ese día empieza el resto de mi vida, trato de
convencerme. Pero lo que en realidad creo es que mi vida ya empezó a cambiar en
el mismísimo momento en que me propuse lograr esta difícil meta. Fue entonces
cuando respiré la primera bocanada de este otro aire: un aire con un olor parecido
al del verano, un aire más liviano, que tiene sabor a nuevo y me regala
sonrisas entre sus brisas. En ese mismo momento decidí que la vida empezaba de
nuevo para mí. Dejé de lado algunos miedos, me puse una responsabilidad más
sobre la espalda y decidí lograr lo que alguna vez quise y siempre me había
parecido tan lejano.
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1 comentario:
Es interesante poder ser, al menos una vez, el alentado y no siempre el alentador.
Suerte!
J.
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