-El mundo es una porquería.
Martín reaccionó.
-¡No, Alejandra! ¡En el mundo hay muchas cosas lindas!
-¡No, Alejandra! ¡En el mundo hay muchas cosas lindas!
Ella lo miró, quizás pensando en su pobreza, en su madre, en su soledad:
¡todavía era capaz de encontrar maravillas en el mundo!
Una sonrisa irónica se superpuso a su primera expresión de ternura
haciéndola contraer, como un ácido sobre una piel muy delicada.
¡todavía era capaz de encontrar maravillas en el mundo!
Una sonrisa irónica se superpuso a su primera expresión de ternura
haciéndola contraer, como un ácido sobre una piel muy delicada.
-¿Cuáles?
-¡Muchas, Alejandra! –exclamó Martín apretando una mano de ella
sobre su pecho-. Esa música… un hombre como Vania…
y sobre todo vos, Alejandra… vos…
sobre su pecho-. Esa música… un hombre como Vania…
y sobre todo vos, Alejandra… vos…
Tx: Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas | Ph: google.com | Edición: Valebé
3 comentarios:
Grande Sábato. Descanse en paz.
Digna la mención.
Siempre entre la amargura del cuestionamiento y la esperanza del creer, entre el rumbo perdido y aquello de lo que todavía es capaz el ser humano. Aun en su preocupado análisis existió siempre la ilusión de la belleza.
Todo lo que se pueda decir es poco.
Me siento tan Alejandra.
Yo también quiero un Martin.
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