Hoy me desperté agradecida. Con ganas de agradecerle a Dios por tantos buenos recuerdos, por tanta vida, por tantos momentos inolvidables. Me desperté con muchas cosas en la cabeza, y con un sentimiento de satisfacción de lo vivido que me movilizó bastante. Anoche me costó unas horas dormirme, cosa que hace muchas noches no me pasaba, y en otras épocas era tan normal el no dormir... Y anoche tuve compañía en estas largas horas, que finalmente fueron cortísimas. Recuerdos que guardo muy dentro mío me hicieron compañía, vivieron de nuevo, segundo por segundo recordé todo y cada detalle. Hay miradas que no voy a olvidar. Sonrisas que compartí a la distancia, o de cerca. Abrazos, alegrías, emociones encontradas. Orgullo, felicidad, tristeza, melancolía. Cosas que hoy extraño pero soy tan feliz de haberlas vivido y hoy poder recordarlas con tanta nitidez.
Dicen que la mente del hombre siempre se olvida de las cosas buenas que uno hace, o hacen para uno, y siempre recuerda lo malo, lo que nos hiere, nos trae malos recuerdos, las ofensas… Y debo decir que en mí esto es completamente al revés. A veces trato de recordar lo malo, y me cuesta. En cambio hay actos buenos que nunca voy a olvidar. Justamente ayer leía que según estudios y pruebas realizadas, las personas pueden relatar con mucho más detalle y extensión recuerdos o experiencias dolorosas, y a las contrarias casi ni las recuerdan o inventan la mitad porque realmente no se las acuerdan completamente. Me siento afortunada de ser lo contrario y no seguir estas estadísticas. Son mis recuerdos y cada detalle los que me mantienen viva hoy, son los que me rescatan cada vez que me siento mal, triste, lejana, ajena. Son mis pequeños tesoros que guardo muy adentro y los hago revivir cuando los necesito y así me siento renovada y lista para seguir, porque sé que están, que siguen ahí, y que alguna vez fueron reales y los viví en carne propia.
Había cosas que hace un tiempo las estaba necesitando y no las buscaba por fiaca, por vagancia de revolver entre tantas cosas de un valijero entierrado, y la semana pasada lo hice, y encontré tesoros entre tantos papeles y tanta tierra. Cada cosa a su tiempo, y anoche que tuve el momento y lo estaba necesitando, me sumergí en un pasado fantástico, en momentos clave que hacen que hoy sea lo que soy. Algunos detallecitos los había perdido en los rincones de mi mente y por suerte volvieron, anoche volvieron. Y finalmente sé que me dormí con una sonrisa en el rostro, que hoy se transformó en un importante sentimiento de agradecimiento hacia cada una de las personitas en las que pensé anoche, y en Dios, sobre todo.
3 comentarios:
Hay dos cosas que nos hace EVOLUCIONAR Ccomo seres humanos:
1: el perdón
2: el agradecimiento.
Asi que siga asi mi querida.
Y Dios.
La continuación de MI PLANTA DE NARANJA LIMA es VAMOS A CALENTAR EL SOL... Claro, mismo autor, ja ja ja. See ya!!!
Publicar un comentario