Con mis ojos atentos y mi alma despierta
te observo en silencio, amándote de cerca.
Tus párpados sin fuerza hacen contacto
y se mantienen cerrados inmersos en un sueño lejano
¿Qué estarás viendo?
¿Qué cruzará los rincones de tu mente?
Algún monstruo malvado, o quizás mi rostro difuso.
Te contemplo y pienso, te miro y recuerdo.
Tus labios entreabiertos pacíficamente durmiendo
me llevan a un mundo al que solos pertenecemos,
vos y yo, durmiendo o despiertos, los dos juntos volaremos.
¿En mí estás pensando?
¿En dónde nos estás soñando?
Caminando sobre las nubes o quizás volando de la mano.
Tu respiración pausada es serena y tranquila,
tu vida y la mía, sonriendo, juntas caminan,
siento los latidos de tu corazón
y sé que los míos van al mismo ritmo.
¿Sabías que te amo?
¿Cuántas veces te lo he dicho?
Seguramente muchas, pero esta vez lo siento más que nunca.
La noche transcurre y el alba se asoma.
Entre tus sueños y mis pensamientos
la mañana nos sorprende apurada
queriendo nacer sin importarle nada,
queriendo aparecer sin piedad a los que se aman.
Un instante más es todo lo que pido
contemplando tu rostro dulcemente dormido
pero el reloj nos apura y debemos separarnos.
Con mi mano todavía en la tuya te despierto
y con un beso ves que la luna del cielo ya está oculta.
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