Hoy vengo a confesar algo. Hay un miedo que tengo y recién puedo darme cuenta. Nunca pensé que podía denominarlo fobia, pero hoy decidí que sí. Le tengo miedo a la profundidad, a la inmensidad del mar.
Yo nunca fui de meterme mucho a la pileta. Me gusta refrescarme un ratito y salir, de vez en cuando. Tampoco soy tan calurosa como para estar todo el día metida… no es algo que me tiente la pileta. Analizando desde esos detalles fue que llegué a la conclusión de que lo mío puede denominarse fobia…
El sólo hecho de pensar que una pileta de natación puede tener 4 metros de hondo me hace encoger las piernas, apretar mis puños, presionar mis dientes. Ni se imaginan al pensar de la profundidad del mar, de los océanos. Es una sensación de repulsión que se genera en mí, de miedo, de impresión. En una ocasión que me metí en una pileta así, me tiré desde el borde, sentí que no llegaba a tocar el piso y antes que pasen más de tres segundos, ya estaba desesperada pataleando para arriba, faltándome el aire, sintiendo que algo me perseguía desde abajo, desesperada por salir a la superficie. Apenas saqué la cabeza del agua salí de la pileta y no quise volver a meterme, ni en la parte pampita. Otra cosa que no me gusta para nada es meterme de noche en la pileta. No se ve el fondo, se ve todo oscuro… me da una sensación de escalofríos el pensarlo. Sé que no va a salirme un tiburón de la pileta, pero aún así, detesto meterme de noche.
Acerca del mar, admiro muchísimo la belleza de la vida bajo él. Es increíble ver los colores, las algas, los peces, cuánta perfección y recreación a los ojos humanos. Pero aún así, no me genera tanto placer al saber que están debajo del mar, que para verlos hay que sumergirse en esa masa inmensa de agua.
A los 10 años, cuando todavía no tenía conciencia ni de lo que era una fobia, hice snorquel en Cancún y estaba feliz de hacerlo, pero después de dos minutos en el agua una sensación extraña, absorbente, enfermiza se apoderó de mí. Yo seguí sin decirle nada a nadie. Y esta es la primera vez que expreso aquello que sentí. Creo que no lo hice antes pensando en la cantidad de plata que había salido la excursión, o teniendo en cuenta cuánto le había gustado a toda mi familia, excepto a mí. Yo nadaba tranquila, y sentía como si algo estuviera a punto de absorberme desde abajo, de llevarme consigo. Veía bellezas, pero no me daban muchas ganas meter la cabeza bajo el agua para verlas. Quería nadar y llegar al barco rápido. Y cada vez que pasaba por encima de corales de colores lo hacía moviéndome con mucha rapidez para no tenerlo tan cerca, y salir rápido de ahí. Sentía que el aire no me entraba completamente a los pulmones… Había mucha gente alrededor mío haciendo lo mismo y sin sentir lo que yo sentía… ellos lo disfrutaban. Yo no. Me sentía distinta a todos; sola. Fue una sensación bastan
te fea al pensar en la fobia a la profundi
dad del mar, pero a la vez las
cosas que vi ahí no las vi en otro lado, ni si comparan con las fotos.
Yo creo que no pagaría por hacerlo de nuevo. Quizás si es gratis miraría desde donde estoy, quieta, hacia abajo. Pero hacer snorquel no es lo que elegiría. Y bucear, tampoco. Prefiero ver los bellos paisajes en fotos como éstas, pero aún así, verlas, me da una sensación de impresión y me hace encoger los pies y apretar los puños.
Aún así, insisto, es increíble lo que se puede ver ahí abajo. Formas, colores y vidas que nunca nadie se imagina.
Yo nunca fui de meterme mucho a la pileta. Me gusta refrescarme un ratito y salir, de vez en cuando. Tampoco soy tan calurosa como para estar todo el día metida… no es algo que me tiente la pileta. Analizando desde esos detalles fue que llegué a la conclusión de que lo mío puede denominarse fobia…
El sólo hecho de pensar que una pileta de natación puede tener 4 metros de hondo me hace encoger las piernas, apretar mis puños, presionar mis dientes. Ni se imaginan al pensar de la profundidad del mar, de los océanos. Es una sensación de repulsión que se genera en mí, de miedo, de impresión. En una ocasión que me metí en una pileta así, me tiré desde el borde, sentí que no llegaba a tocar el piso y antes que pasen más de tres segundos, ya estaba desesperada pataleando para arriba, faltándome el aire, sintiendo que algo me perseguía desde abajo, desesperada por salir a la superficie. Apenas saqué la cabeza del agua salí de la pileta y no quise volver a meterme, ni en la parte pampita. Otra cosa que no me gusta para nada es meterme de noche en la pileta. No se ve el fondo, se ve todo oscuro… me da una sensación de escalofríos el pensarlo. Sé que no va a salirme un tiburón de la pileta, pero aún así, detesto meterme de noche.
Acerca del mar, admiro muchísimo la belleza de la vida bajo él. Es increíble ver los colores, las algas, los peces, cuánta perfección y recreación a los ojos humanos. Pero aún así, no me genera tanto placer al saber que están debajo del mar, que para verlos hay que sumergirse en esa masa inmensa de agua.
A los 10 años, cuando todavía no tenía conciencia ni de lo que era una fobia, hice snorquel en Cancún y estaba feliz de hacerlo, pero después de dos minutos en el agua una sensación extraña, absorbente, enfermiza se apoderó de mí. Yo seguí sin decirle nada a nadie. Y esta es la primera vez que expreso aquello que sentí. Creo que no lo hice antes pensando en la cantidad de plata que había salido la excursión, o teniendo en cuenta cuánto le había gustado a toda mi familia, excepto a mí. Yo nadaba tranquila, y sentía como si algo estuviera a punto de absorberme desde abajo, de llevarme consigo. Veía bellezas, pero no me daban muchas ganas meter la cabeza bajo el agua para verlas. Quería nadar y llegar al barco rápido. Y cada vez que pasaba por encima de corales de colores lo hacía moviéndome con mucha rapidez para no tenerlo tan cerca, y salir rápido de ahí. Sentía que el aire no me entraba completamente a los pulmones… Había mucha gente alrededor mío haciendo lo mismo y sin sentir lo que yo sentía… ellos lo disfrutaban. Yo no. Me sentía distinta a todos; sola. Fue una sensación bastan
te fea al pensar en la fobia a la profundi
dad del mar, pero a la vez las
cosas que vi ahí no las vi en otro lado, ni si comparan con las fotos.
Yo creo que no pagaría por hacerlo de nuevo. Quizás si es gratis miraría desde donde estoy, quieta, hacia abajo. Pero hacer snorquel no es lo que elegiría. Y bucear, tampoco. Prefiero ver los bellos paisajes en fotos como éstas, pero aún así, verlas, me da una sensación de impresión y me hace encoger los pies y apretar los puños.
Aún así, insisto, es increíble lo que se puede ver ahí abajo. Formas, colores y vidas que nunca nadie se imagina.
2 comentarios:
uuuuuuuuuuuf! no lo puedo creer!!! yo tambien siento esa fobia!!!. la descubri cuando estaba de luna de miel en Punta Cana. Con Paco fuimos de excursion al arrecife de coral y nos tento hacer snorkel. nos dieron antiparras con ese tubito, chaleco salvavidas y patas de rana. Por supuesto que cuando me empece a probar, todo me quedaba grande!!!. nunca voy a olvidar esa sensasion. estaba agotada, pataleaba como loca para volver al barquito y nada, la corriente me seguia llevando mar adentro,mis antiparras se llenaban de agua porque me quedaban grande. mi chaleco tambien entonces quedaba con media cabeza sumergida, no podia respirar por la boca porque me quedaba bajo el agua y por la nariz tampoco porque la tenia dentro de esas antiparras y las tenia inundadas. estaba entrando en panico!!!. en un momento vi a paco pasar cerca y me aferre y le pedi que me sacara de ahi yaaaaaa!!! por tratar de llevarme al barquito perdio el anillo de casamiento y quedo todo rasguñado por mi ataque. encima los negritos q nos llevaban se mataban de risade mi, le pegue una pu.... terrible!!!
ahi descubri que no me gusta esa sensasion de meterme al agua y no ver que hay abajo o no hacer pie. me entra el panico.
creo que mi fobia se remonta a mis 5 años cuando mi mama tomo la sabia decision de mandarme a mi y a mi hermana al club para que un prof nos enseñe a nadar.
primera clase, pileta de natacion de tucuman rugby, alina parada en el borde sin bracitos... y de pronto splashhhhhhhhhhhh!!! el profe nos empuja!!!!
ahi terminaron mis clasesss . nunca mas quise volver!!!. el verano siguiente aprendi a nadar sola!!
yo tambien tengo la misma fobía, pensaba que eran cosas mias.
Una vez en el lago de sanabria (zamora)me subi a un pédalo con mi novio y todo iba bien, hasta que un metro mas lejos de la orilla, el agua se volvio negra y no pude controlarme, me ponía histerica,el corazon me latía a mil por hora, gritaba que quería salir de allí y me daban ganas de llorar...uffff...hasta que no volvi a la orilla no me quede tranquila, y solo estabamos a unos 5 metros de la orilla.En el mar me pasa lo mismo, tengo que hacer pie y con esto me refiero a que no puede cubrirme de la cintura para arriba, por miedo a que venga una ola y me lleve hacia dentro.
Sin embargo cuando estoy en una piscina no me ocurre eso, por que lo que hay en el fondo es conocido para mi.
Sabeis como se llama la fobia que tenemos????
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