Yo aquí, vos allá, tanto tiempo sin vernos. Hoy te cruzo por la vida, pero muchos metros, mucha gente, mucho ruido, mucho alboroto nos separa. No querés interrumpir a quien te habla, pero sentís que desde acá alguien te mira. Yo no quiero interrumpir a quien me habla, sólo te miro y vuelvo a mi conversación. Siento que desde allá alguien me observa, alguien sabe de mi presencia. Miro para allá otra vez, quiero saludarte aunque sea con una sonrisa que se pierda entre tanta multitud. No quiero interrumpir tu charla, así que fijo mis ojos en mi interlocutor. Siento que de nuevo me observás, miro nuevamente y otra vez mirás a tu interlocutor.
La multitud fue empujándonos, el ruido se hizo más fuerte, el alboroto nos separó una vez más. Y ya no te encontré donde estabas, y otra oportunidad se fue. Otro desencuentro de miradas, ora vez extrañándote, otro tiempo sin vernos, hasta que la casualidad decida volver a encontrarnos.
1 comentario:
La cercanía de esos ojos ansiados sumada a la imposibilidad de encontrarlos, depositando la esperanza del reencuentro en un capricho del destino, nos deja un sabor muy amargo y una negra incertidumbre. Nuestros sentimientos tienen un ¡dale!, que en algún momento nos lleva a volar sobre la multitud y rendirnos en los brazos de esa persona. Lo sentiste en algún momento? Yo sigo esperando el empujón.
Saludos!
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