Después de algunos días intensos creía que había llegado el momento y se decidió a hacer la pregunta. Una de las tardes sobre el pasto de la plaza y entre galletitas dulces y palomas alrededor, preguntó sin saber a qué llegarían las palabras que seguirían:
- ¿Creés en la amistad entre el hombre y la mujer?
- Sí, totalmente y sin dudas – respondió ella con una sonrisa en el rostro.
Sus ojos soñadores se iluminaron y él también esbozó una sonrisa. No sabía cómo debía seguir, pero sabía a dónde quería llegar, y sabía que ahí no era donde debía quedar la charla. Tomó aire y mirándola fijamente a los ojos, tratando de ocultar su felicidad y nervios, dijo:
- ¿Creés que entre nosotros pueda pasar algo más que amistad? – y antes que ella responda y buscando las palabras exactas para no ser malinterpretado agregó: - No es que no te crea lo suficientemente buena para que entre nosotros haya algo más, es sólo que te considero una amiga. La mejor. La única. Con la que empecé a creer en la amistad entre el hombre y la mujer. No hay nada que te falte para que yo quiera otra relación con vos. Es sólo que sos tan perfecta que te elijo como amiga porque así sos mucho más importante de lo que podría ser cualquier otra. Siendo mi amiga te voy a tener siempre presente, siempre a mi lado, vamos a hablar de temas sin tenernos vergüenza, no va a haber celos entre nosotros y vamos a disfrutar cosas que no disfrutaría con nadie más. Además te tendría siempre cerca, siempre. No habría diferencias tan grandes como para distanciarnos, ni peleas en las que cada uno saldría a su defensiva. Te cuidaría, me escucharías como sólo vos sabés hacerlo. Con vos aprendí lo que es la amistad y sé que…
- No hace falta que digas nada más – lo interrumpió con una sonrisa tirada hacia un lado de su rostro y apretando sus puños al punto de clavarse sus propias uñas en las palmas. Podía sentir el alivio de su interlocutor al haber dicho todo esto y haber sido frenado cuando quizás ya empezaría a enredarse entre sus propias palabras. – Sé lo que sentís, te entiendo completamente y estoy de acuerdo con vos. Desde nuestros primeros momentos juntos supe que no quería otra cosa que amistad con vos, y lo supe porque eras demasiado especial. Fue cuando entendí que la amistad realmente existe y que a los verdaderos amigos, como dicen, se los cuenta con los dedos de una mano.
Los dos sonrieron y se fundieron en un abrazo en el medio de la plaza, olvidándose de las galletitas dulces, de los niños jugando alrededor, de las palomas que volaban sobre sus cabezas, sabiendo que por fin habían encontrado al verdadero amigo con quien compartir el resto de sus vidas y con la enorme satisfacción de sentirse comprendidos, interpretados el uno por el otro aun sin haberlo dicho todo, y sabiendo que el otro ya lo había entendido desde un principio.
- ¿Creés en la amistad entre el hombre y la mujer?
- Sí, totalmente y sin dudas – respondió ella con una sonrisa en el rostro.
Sus ojos soñadores se iluminaron y él también esbozó una sonrisa. No sabía cómo debía seguir, pero sabía a dónde quería llegar, y sabía que ahí no era donde debía quedar la charla. Tomó aire y mirándola fijamente a los ojos, tratando de ocultar su felicidad y nervios, dijo:
- ¿Creés que entre nosotros pueda pasar algo más que amistad? – y antes que ella responda y buscando las palabras exactas para no ser malinterpretado agregó: - No es que no te crea lo suficientemente buena para que entre nosotros haya algo más, es sólo que te considero una amiga. La mejor. La única. Con la que empecé a creer en la amistad entre el hombre y la mujer. No hay nada que te falte para que yo quiera otra relación con vos. Es sólo que sos tan perfecta que te elijo como amiga porque así sos mucho más importante de lo que podría ser cualquier otra. Siendo mi amiga te voy a tener siempre presente, siempre a mi lado, vamos a hablar de temas sin tenernos vergüenza, no va a haber celos entre nosotros y vamos a disfrutar cosas que no disfrutaría con nadie más. Además te tendría siempre cerca, siempre. No habría diferencias tan grandes como para distanciarnos, ni peleas en las que cada uno saldría a su defensiva. Te cuidaría, me escucharías como sólo vos sabés hacerlo. Con vos aprendí lo que es la amistad y sé que…
- No hace falta que digas nada más – lo interrumpió con una sonrisa tirada hacia un lado de su rostro y apretando sus puños al punto de clavarse sus propias uñas en las palmas. Podía sentir el alivio de su interlocutor al haber dicho todo esto y haber sido frenado cuando quizás ya empezaría a enredarse entre sus propias palabras. – Sé lo que sentís, te entiendo completamente y estoy de acuerdo con vos. Desde nuestros primeros momentos juntos supe que no quería otra cosa que amistad con vos, y lo supe porque eras demasiado especial. Fue cuando entendí que la amistad realmente existe y que a los verdaderos amigos, como dicen, se los cuenta con los dedos de una mano.
Los dos sonrieron y se fundieron en un abrazo en el medio de la plaza, olvidándose de las galletitas dulces, de los niños jugando alrededor, de las palomas que volaban sobre sus cabezas, sabiendo que por fin habían encontrado al verdadero amigo con quien compartir el resto de sus vidas y con la enorme satisfacción de sentirse comprendidos, interpretados el uno por el otro aun sin haberlo dicho todo, y sabiendo que el otro ya lo había entendido desde un principio.
3 comentarios:
Podría decirse que es una respuesta muy halagadora. Creo que es muy importante para mí saber de las palabras de esta persona que es amigo o amiga lo suficientemente importante para cuidarme de esa manera. Por otro lado...fue la manera más sutil de decirme NI DE CASUALIDAD, "por que vos sos Darío Sosa, sos mi amigo. No puedo verte de otra manera." Deseé en voz alta dejar de ser su amigo por solo diez segundos.
Yo si creo en la amistad entre un Hy 1 M.
De hecho creo mas en eso que un matrimonio o un novazgo.
la amistad es mas longeva.
besos!
La amistad entre un hombre y una mujer existe cuando uno reprime los deceos sexuales hacia su amiga.............
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