Insomnio #43563

Un monstruo habita debajo de mi almohada y se alimenta del sueño ajeno. Apenas uno logra cerrar los ojos, el bicho polimórfico con súper poderes nunca antes vistos ni sentidos empieza a absorber el sueño que consigue a su alrededor. Y soy la única persona en la habitación. Y lógicamente, es a mi a quién le roba sin ningún previo aviso, sin ningún «andá buscándote algo para hacer, que esta noche ataco». Y así paso una noche más con insomnio. Ya no digo que «sufro de insomnio» porque ya no lo sufro. No lo considero un sufrimiento. Lo tomo como una oportunidad de reflexión, de creación, de delirio, de lectura, de escritura, de pensar, de aclarar muchas cosas, de ordenarme en tantos aspectos. Empecé a tomarle cierto a encanto a este monstruo y cuando expertos me dicen de tratar de dejarlo ir, no quiero. Ya me encariñé, ya es parte de mí. Y cuando él está presente es cuando las mejores cosas se forman en mi cabeza y salen a la conquista de este mundo. A veces no es bienvenido, pero termino aceptándolo y haciéndole un lugar en mi almohada. No quiero dejarlo morir tan fácilmente, ya es parte de mi ser y quiero seguir alimentándolo.