Me levanto con sueño, cansada, con ganas de seguir en la cama y de que el despertador se calle sin tener que moverme… pero al mirar por la ventana y ver las primeras pinceladas anaranjadas lejos, pero tan cerca a la vez, abro la puerta del balcón, salgo, respiro un poco de aire frío cargado de amanecer, nuevas energías, canto de los pájaros, un hermoso día por venir, sonrío y entro de nuevo para mirar a cada rato y contemplar cómo va amaneciendo y cada vez el cielo se vuelve más naranja, más celeste, y más tarde, cuando voy llegando a la facultad, como esa enorme bola incandescente se asoma entre los edificios de la ciudad, dejándose ver claramente por única vez en el día, ya que una vez que se despierta del todo, nos enceguece con su belleza y no nos deja fijar nuestras pupilas en él.
Amo ver amaneceres y atardeceres. Pero más los primeros :)
4 comentarios:
Hola, Vale!! Bue...acabo de leer esto, y veo que en Buenos Aires a nadie le gusta ver los amaneceres. Primero porque amanece muy temprano, el sueño gana. Y segundo, porque casi no se ve. O sea, siempre hay un putísimo edificio que tapa todo. Cómo sea, en algún lugar de acá el amanecer se podría ver de esa manera, PERO NO TAN CLARO. De dónde sacaste la foto? Si me decís que de tu casa me tenés ahí en dos días. See you!!!
Nice pick...
Es una preciosa foto pero, eso sí, levantarse para ver el amanecer da una pereza... ¡Je,je!
La belleza en las pequeñas grandes cosas :)
Saluditos.
Muy linda foto!
Yo prefiero los atardeceres, tienen esa sensación extraña de que algo se escapa, se va para siempre. Doloroso pero bello.
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