Allá alguien se emociona con una voz y quiere correr a
abrazar. Espera todo el día y cuenta las horas para ver de nuevo aquellos ojos
tímidos.
Allá lejos, el tiempo por fin pasa y se encuentran, se
aprietan, se observan y más tarde se desintegran en besos. Sonríen; sin motivos,
o con tantos, qué más da.
Allá el reloj deja de existir y el café se toma de a dos. El
chocolate también.
Allá lejos no existen los miedos y se aprende a volar. Se
aprende a sentir, se conocen las palabras, se hace magia.
Allá suspiran y son libres, cantan y ríen, saltan charcos y
si se salpican, no les importa. Juegan el juego.
Allá bailan bajo la lluvia, se buscan, se aplastan, esconden
dos manos en un solo bolsillo, y nunca se sueltan.
Pero acá… acá…
1 comentario:
Acá se transforman las cosas hasta el punto que vos lo permitas. Sé que el allá un día te va a tocar la puerta, y sé, estoy seguro, que le vas a abrir.
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