Soy una flor. Soy débil, soy observadora, soy amarilla. Me tambaleo con cada viento, hago fuerza para mantenerme firme, pero nunca es suficiente. Me muevo de aquí para allá, y sólo a veces me animo a dejarme llevar. Me dejo mecer, me permito bailar y de vez en cuando la lluvia me limpia y me sacude la rutina. Pero a veces soy yo la que llueve, sí, a mí también se me da por llorar.
Soy flexible pero quebradiza. Me puedo acomodar sin quejarme, pero basta un tironcito para deshacerme; y ya me deshice un par de veces, pero con cada mañana vuelvo a elevarme, vuelvo a mirar al sol, a perfilarme, a perseguirlo. Hasta que cae la noche y prefiero esconderme. Cuando oscurece observo por un instante la luna y la fijo en cada uno de mis pétalos. Tal vez alguien logre algún día verla en mí, y hasta tal vez enamorarse. Pero la noche me torna más vulnerable. Soy un buen refugio, eso sí. Soy cálida, soy un buen oído, y soy un poco más vistosa cuando hay sol.
Soy suave, soy dulce, soy miedosa. Le temo a los cambios, pero aun los deseo. Le temo a lo que pueda haber del otro lado, a lo que queda lejos, a lo que pueda venir, a lo que va a venir; y le temo a los seres humanos. El invierno también me aterra y estoy segura que el día que muera será uno de los más fríos del año que corra. Correr… correr es algo que quisiera. Y también quisiera saltar, conocer cómo da el sol unos metros más al norte, y tal vez volar. Pero soy una flor. Soy frágil, soy silenciosa, soy pequeñita... y sólo soy una flor.
2 comentarios:
esta primavera nos deja muchas reflecciones !
me gusta jugar a ser.
me hiciste acordar a un pequeño y hermoso corto, "el color de las flores", ahí va: http://youtu.be/V_sZl3TdbkU
por cierto, qué bueno volver a leerla en mis páginas.
abrazo
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