Para ellas, para mí, para todos los que así hemos sentido.
Gracias, Calíope, son geniales.
Se han abierto enormes los ojos junto con la primera bocanada de aire que se inhala. Se han entrecerrado aun fijos, y se han llenado de ternura. Más de una piel se ha erizado, y algún cuerpo sé que ha temblado.
Las palabras en burbujas transparentes han salido a borbotones. Livianas, volaron sobre las cabezas multiplicándose con un golpecito en la punta de alguna nariz. La nena que empieza a comprender lo que oye, ha explotado una que otra con la punta de su dedo índice. Brillaron enormes abriéndose paso entre barriletes y avioncitos de papel. Frases enteras se elevaron intactas. Se desintegraron en lo alto. Volvieron a formarse en el rincón izquierdo. Crearon nuevas frases en el derecho. Algunas palabritas solas volaron en busca de su libertad. Se escaparon por todos los huecos, inundaron cabezas, penetraron hondo, y detonaron las más bellas emociones. Algunas clavaron sus suaves puñales entre las entrañas, pero a la vez nos acariciaron. Nos sanaron. Nos explotaron. Nos remendaron. Nos sacudieron. Nos renovaron. Nos inventaron.
Voces nacidas en el nido de algún pájaro azul llenaron la sala de plumas blancas y brillantina plateada. Voces limpias, exigentes, mimadas y mimosas. Voces buscando un más allá entre tantas sonrisas cosechadas. Acordes y voces entrelazadas mezclándose con las más puras palabras flotando en el ambiente. Escondiéndose dentro de una guitarra, de pie en la popa de un barquito de papel. Del preferido, de aquel en el más alto y sonoro mástil.
Más de un corazón se ha acelerado junto con el bongó, y varias almas se han inundado mientras el mismo sol evaporaba toda la tristeza que sin querer derramó. Las manitos se nos han calentado y el pecho ha suspirado al ritmo del punteo de seis incansables cuerdas. Más de un par de manos volaron por los aires tratando de atrapar la mayor cantidad de burbujas, de palabras, de notas. Varias son las historias que se tejieron y las sonrisas que se han desbordado sin poder evitarse. Varios somos los que al volver, garabatearemos algunas palabras, rasguearemos una guitarra, o apoyaremos el pincel sobre algún papel. Y muchos más los que estaremos esperando el nuevo encuentro. Compartiendo lo que hacemos y nos gusta hacer. Compartiéndonos siempre.