Debo confesar que a veces, la vida me aburre. Contra mis principios y contra mi experiencia, hace días que estoy aburrida. Tal vez no he buscado demasiado, pero de las actividades que se me presentan, ninguna me entretiene. Lo que leo no me atrapa al punto de consumirme entre las páginas de algún libro. Tampoco me engancho como quisiera con ningún blog. Rondan ideas y palabras sueltas por mi cabeza, pero al sentarme, ya sea frente al teclado, o lapicera en mano, todas se han dispersado, cada una por su lado. Y por más que intente, y que piense, no logro conectar un concepto con otro y la hoja en blanco empieza a ponerme nerviosa. Entonces en uno de esos muchos pestañeos me doy cuenta que estoy aburrida, que no quiero escribir, que no es el momento.
Estoy inquieta, esa es la verdad. Actualizo la página de inicio de Facebook y siempre carga lo mismo. Y cuando hay algo nuevo, no me interesa y es aburrido. Abro YouTube, pero sinceramente, no tengo ganas de ver nada. Una película, pero aparece el segundo personaje y me harté, no estoy para andar recordando nombres e historias ajenas.
Entonces pienso en hablar a alguien. Una merienda con alguna amiga podría ser una interesante forma de pasar la tarde... pero la verdad es que no quiero ver a nadie. Fulanita se la va a pasar hablando de su novio. No me interesa. Menganita va a traerme todos los chismes de gente que ni recuerdo que existe. No quiero enterarme de nada. Pepita va a estar emocionada por que le cuente de mi vida últimamente. No tengo ganas de hablar. Aparte... tampoco tengo nada que contar. Podría invitar a alguna amiga a “mirar el cielo acostadas en el césped”. No creo que a ninguna le suene interesante. Además, ni ganas de moverme de mi casa tengo. Y después de la tercera nube que vea pasar, voy a querer salir corriendo a dar vueltas por donde sea que esté. Eso a ninguna le resulta interesante. Uy, sí que estoy inquieta.
Vuelvo a cualquiera de los dos libros que tengo a medias, vuelvo a mi cuaderno, a la computadora... hasta intento dibujar... pero nada me entretiene más de cinco minutos.
Definitivamente, la vida está un poco aburrida. Siento que necesito algo que me de vuelta, que encienda una chispa. Lo que sea. Quiero que algo me haga pensar, me haga dudar, me haga llorar. Que algo dé un vuelco y cambie mi aburrimiento. Que no me deje dormir, que me carcoma la intriga. Que algo me duela, o que se me escape entre las manos. Que me erice la piel y me tienda el alma el alma al sol. Que la música me revuelque entre dos almohadas, abra mis venas al aire y explote mi pecho. Que mis puños sangren por la presión de mis propias uñas. Que alguien diga mi nombre. Quiero sentir el valor de correr a buscar esa voz. Que algo, lo que sea, me despierte de una vez. Y que sea rápido.