Escribí un par de renglones llenos de misterio y metáforas. Los borré porque para quien los leyera no tendrían sentido; sólo lo tendrían para mí mientras recuerde en qué pensaba cuando los escribía. No tenían sentido, ¿para que dejarlos escritos? ¿Para que los escribí si en realidad no quería contarles eso en lo que pensaba? Los borré así como escribí esto que ahora leen. Y sé que sentido, tampoco tiene. ¿Alguna vez algo tendrá sentido? Sé que seguiré acordándome de eso que en dos renglones mencioné entre metáforas erróneas e inconclusas. Y hasta quizás los deje con algo de intriga. Tampoco sé por qué lo escribo. Tenía ganas de hacerlo. Y punto final. ¿Punto final? ¿Alguna vez puse un punto final? Definitivamente, no.
martes, 27 de enero de 2009
Punto final
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2 comentarios:
Hola:
Son curiosos los arabescos mentales que ejecutas. Interesante la lectura. Un abrazo:
Tadeo
yo digo: "llegará el día en que las cicatrices tendrán sentido"... al fin y al cabo, los puntos finales son cicatrices de palabras redondeadas y completas!
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