De nuevo esta maldita sensación, este monstruo que me agarra, me abraza con sus brazos ardientes y llenos de espinas, me aprieta con fuerza y me lleva a dónde quiere. No me da otra opción, no me deja elegir. Mostrándome sólo un pedacito, una pequeña parte de su ser me hace saber que se encuentra cerca, que está al acecho y que ya se apoderó de mí. Un estornudo, y una pequeña picazón en un extremo del ojo. Trato de evadirlo, pero no puedo, ni me deja. Ya me ha atrapado y me eleva en esa sensación de malestar, en ese mundo de lágrimas y de hinchazón en color rojo. Rojo pasión. Rojo furia. Rojo sangre. Rojo que detesto. Rojo que me incomoda. Me lleva a donde quiere, me hace lo que quiere. Pero sé que pronto pasará. Tranquila espero, con paciencia dejo que me saque todo lo que quiera. Que absorba mi energía, que chupe mi sangre, que beba mis ánimos. Una visión borrosa del mundo, y ojos que explotan de la hinchazón. La gente dice que parece que estoy por morir. Sé que no. Ya es habitual, ya es casi mi compañía. Con esa sensación me voy, me elevo (o me hundo) y me pierdo. Me interno en donde nadie me encuentra. Hasta que pasa. Porque pasa, siempre pasa. Se apodera de mí, se aprovecha de mí y se va, siempre se va. Me dejo alcanzar, me dejo llevar, me dejo a su voluntad. Y pasa, siempre pasa. Sufrimiento de multitudes. Genética adquirida al azar. Es la maldita alergia que ataca cuando quiere, pero siempre pasa y vuelvo a ser la misma.
jueves, 29 de enero de 2009
Otro monstruo invasor
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1 comentario:
Espero que pronto pase, Vale! Digo, ningún especialista te pudo dar una buena maza para reventarle la cabeza a este monstruo así se deje de molestar? Sí, estoy de vuelta con mis divagues. Gracias por tu comentario! :)
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