Lo que van a leer puede decirles el final de la película. En caso de no querer saberlo, no lean hasta el final. Una breve síntesis de la película con mi opinión al respecto.
Encantada. Una película linda. Una típica (no tan típica) historia de cuento de hadas. La princesa, el príncipe, los animales que hablan y ayudan a la princesa, el reloj que da las 12, la manzana envenenada, el zapatito olvidado, la bruja. Y no quiero olvidarme del dragón, el castillo, el “felices para siempre”, el beso que despierta a la princesa… No falta nada, ningún elemento de cuento de hadas, pero aún así es diferente y presenta un elemento que nunca había visto antes: la comparación entre el mundo de la fantasía y de la realidad.
La película comienza con la típica historia que se narra, en el mundo fantástico, donde todo es perfecto. Y de repente da un salto, mejor dicho, la princesa se da un susto, y termina en la vida real, en el mundo en el que todos vivimos, no en el castillo con animales parlantes, sino en el medio del ruido y del tráfico de Nueva York. Curioso el cambio que se da desde la trama hasta el medio gráfico en el que estamos viendo la película.
Fue el momento en el que yo también di un salto y comencé a verle otro sentido a la historia. La bruja envía a nuestra protagonista al otro mundo, donde no existe el “felices por siempre”, donde hay problemas, donde nada es tan bonito como allá. Y la envía acá mismo, a donde todos estamos. ¿Qué cierto no? No digo que acá sea todo tan así (y tampoco es el mensaje final de la película) sino que muy a menudo pensamos en lo lindo que debe ser la vida en el mundo de los cuentos, de la fantasía. Y la película muestra esta diferencia precisamente.
Lo que yo me esperaba era un final en el que aquellos personajes destinados a vivir felices para siempre volvieran al mundo donde pertenecían y los enemigos queden en el mundo de la realidad, pero qué utópico suena, ¿no? Y qué poca valoración le estaríamos dando a la verdadera realidad, a esa en la que vivimos. Entonces el final me sorprendió al ver que aquel destinado a ser el príncipe en el mundo fantástico no termina siéndolo en el real, ya que su beso no despierta a la princesa. El beso que realmente la despierta es del hombre que la había encontrado perdida en ese mundo nuevo para ella. Es el hombre que en cierto modo, la salva, la guía, la cuida, hasta que ella encontrara a su príncipe. La historia decía que luego de haber mordido la manzana envenenada sólo el beso del verdadero amor la despertaría. Y fue aquel que en cierto modo, no esperábamos (aunque quizás sí, haya habido alguna leve predicción). Y finalmente, ¿quiénes vuelven al mundo fantástico? Aquel que se suponía que era el príncipe, y la futura esposa del nuevo héroe… y se casan, y viven felices para siempre, porque los casamientos allá son así. Y ¿quiénes quedan en el mundo de la realidad? La princesa que tan perdida se encontraba en un principio, y su salvador. Y también viven felices para siempre porque allá se vive feliz para siempre simplemente porque así es la vida en ese sitio. Y acá, de este lado, se vive feliz para siempre si la persona con la que se está es el realmente el verdadero amor.
En mis días de cama, fue una de las películas que vi, y ésta me dio qué hablar.
Encantada. Una película linda. Una típica (no tan típica) historia de cuento de hadas. La princesa, el príncipe, los animales que hablan y ayudan a la princesa, el reloj que da las 12, la manzana envenenada, el zapatito olvidado, la bruja. Y no quiero olvidarme del dragón, el castillo, el “felices para siempre”, el beso que despierta a la princesa… No falta nada, ningún elemento de cuento de hadas, pero aún así es diferente y presenta un elemento que nunca había visto antes: la comparación entre el mundo de la fantasía y de la realidad.
La película comienza con la típica historia que se narra, en el mundo fantástico, donde todo es perfecto. Y de repente da un salto, mejor dicho, la princesa se da un susto, y termina en la vida real, en el mundo en el que todos vivimos, no en el castillo con animales parlantes, sino en el medio del ruido y del tráfico de Nueva York. Curioso el cambio que se da desde la trama hasta el medio gráfico en el que estamos viendo la película.
Fue el momento en el que yo también di un salto y comencé a verle otro sentido a la historia. La bruja envía a nuestra protagonista al otro mundo, donde no existe el “felices por siempre”, donde hay problemas, donde nada es tan bonito como allá. Y la envía acá mismo, a donde todos estamos. ¿Qué cierto no? No digo que acá sea todo tan así (y tampoco es el mensaje final de la película) sino que muy a menudo pensamos en lo lindo que debe ser la vida en el mundo de los cuentos, de la fantasía. Y la película muestra esta diferencia precisamente.
Lo que yo me esperaba era un final en el que aquellos personajes destinados a vivir felices para siempre volvieran al mundo donde pertenecían y los enemigos queden en el mundo de la realidad, pero qué utópico suena, ¿no? Y qué poca valoración le estaríamos dando a la verdadera realidad, a esa en la que vivimos. Entonces el final me sorprendió al ver que aquel destinado a ser el príncipe en el mundo fantástico no termina siéndolo en el real, ya que su beso no despierta a la princesa. El beso que realmente la despierta es del hombre que la había encontrado perdida en ese mundo nuevo para ella. Es el hombre que en cierto modo, la salva, la guía, la cuida, hasta que ella encontrara a su príncipe. La historia decía que luego de haber mordido la manzana envenenada sólo el beso del verdadero amor la despertaría. Y fue aquel que en cierto modo, no esperábamos (aunque quizás sí, haya habido alguna leve predicción). Y finalmente, ¿quiénes vuelven al mundo fantástico? Aquel que se suponía que era el príncipe, y la futura esposa del nuevo héroe… y se casan, y viven felices para siempre, porque los casamientos allá son así. Y ¿quiénes quedan en el mundo de la realidad? La princesa que tan perdida se encontraba en un principio, y su salvador. Y también viven felices para siempre porque allá se vive feliz para siempre simplemente porque así es la vida en ese sitio. Y acá, de este lado, se vive feliz para siempre si la persona con la que se está es el realmente el verdadero amor.
En mis días de cama, fue una de las películas que vi, y ésta me dio qué hablar.
2 comentarios:
La verdad es que, aunque nadie quiera reconocerlo, las mujeres- y algunos hombres- soñamos a veces con un principe o princesa azul. Todos quisiéramos que nuestras vidas fueran cuentos de hadas e idealizamos el amor que queremos. Pero lo cierto es que el amor surge,en realidad, a veces entre complicaciones, inesperadamente,nos sorprende en el momento y lugar inesperado, y mientras soñamos con el amor ideal, de pronto tenemos a alguien que nos mima, nos cuida y nos protege, nos aguanta y nos acompaña. Ese/a es el/la real. Ahi es cuando hay que dejar de soñar o vivir el sueño que nos toca vivir, mirando un poco al costado, romper con el dilema del ideal y el real.
Disfruta de un poco de mimos y de ocio. YO quisiera que me pase eso asi me detengo un poco en esta vida sin respiro jaja.
besos
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